SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La enésima broma del BCE

Llama la atención como la inmensa mayoría de los medios de comunicación, economistas de postín y políticos varios celebraron con alegría, alborozo, pitos y cornetas, la última decisión del Banco Central Europeo. Con perdón, y disculpen si suena presuntuoso, no tienen ni idea de lo que dicen. La expansión monetaria ha sido una constante desde el inicio de la crisis, no ha valido ni valdrá absolutamente para nada. La razón es muy simple, la política monetaria es totalmente ineficiente en recesión de balances. Diversos economistas, aquellos que sí predijeron esta crisis sistémica, se han desgañitado tratando de explicar dicha falacia. Dos muestras recientes, la entrevista de El País a Richard Koo, y las perspectivas globales para 2015 de Steve Keen.

Inicialmente era incompetencia estructural, específicamente la falsedad de la Teoría Monetaria de Milton Friedman y sus muchachos de Chicago. Ahora ya es mala leche, pura prerrogativa de clase, como en pleno siglo XIX. La superclase con esta política monetaria trata de mantener su riqueza a costa de los demás. La razón es muy sencilla, la expansión monetaria está condicionada a lo que eufemísticamente denominan reformas estructurales.

Concretamente ha ido aderezada con ingredientes tremendamente tóxicos, aceleradores de la pobreza y miseria. Nos referimos a enormes dosis de restricción fiscal –lo llamaban austeridad expansiva, los muy caraduras-; acompañadas con un dispendio de dinero público para rescatar a terceros –lo que incrementa la deuda pública como nunca, a unos niveles inasumibles-; y condimentada con una brutal deflación salarial –el inefable Guindos sigue sin distinguir entre “deflación a la Mundell” y deflación a la Keynes”, allá él-.

BCE, más de lo mismo

El programa masivo de compra de deuda por parte del Banco Central Europeo en mercado secundario no es para aliviar a los Estados y permitirles la implementación de una potente expansión fiscal eficaz contra la recesión de balances, ¡qué va! El objetivo es otro, seguir recapitalizando a un sistema bancario europeo insolvente, que en realidad es quien situó en su puesto a Mario Draghi, con la aquiescencia de una mediocre clase política europea.

Primero fue el subsidio en 2011 a bancos quebrados, mediante inyecciones masivas de financiación a largo plazo barata. Se pretendía con ello que la banca pudiera refinanciar su deuda, lo que era imposible en los mercados financieros; y comprara deuda pública soberana que le permitiera mejorar sus márgenes y financiar a los Tesoros nacionales. Después fue el anuncio de un programa de compras de deuda bancaria vinculada a que dieran préstamos e hipotecas, usando el mismo pretexto que en 2011, reactivar el ciclo del crédito.

¿Y ahora? Más de lo mismo. Tratar de sacar de los balances bancarios privados una gran parte de su cartera de deuda pública, bajo el cansino pretexto de que con ello ayudará a reactivar el ciclo de crédito. En realidad se pretende trasladar a la “lavadora” de los Bancos Centrales, parte de la cartera de deuda soberana que tiene los bancos, por si vienen mal dadas y los mercados financieros aumentan la aversión al riesgo.

La política económica implementada en Europa, en realidad, se empeña en reconstituir el sistema existente con el objetivo último de favorecer de manera permanente a la clase dominante, mientras que dejan a los ciudadanos con una sensación de impotencia y desesperación política. Para ello, con el apoyo de la ortodoxia académica, se propuso, utilizó, y continúa usando, dos líneas básicas de política económica en lo que podemos calificar como una cínica perversión de las mismas. Se dice que con ello se pretende estimular la demanda, cuando en realidad se fomenta la especulación, la pobreza y la miseria.

Bancos Centrales como parte del problema

Por un lado, una política monetaria expansiva al servicio exclusivo de las élites, especialmente las bancarias, como venimos denunciando desde estas líneas. El nuevo experimento del BCE es una prueba de ello. Se continúa fomentando la toma de riesgos excesivos en los mercados financieros. De la generación de burbujas o creación temporal de riqueza sólo se benefician las clases de renta más alta, aumentando la desigualdad.

Paralelamente, como parte de un acuerdo tácito oculto, se está produciendo una brutal expansión de la deuda pública en la práctica totalidad de las democracias occidentales. Detrás de ello no se pretende sostener el empleo, los ingresos, las pensiones, la seguridad de una vivienda, tener unos estándares salariales mínimos, o el derecho a una educación digna como elemento de mejora social. ¡No!, no hay nada de eso. Sólo se está incrementando la deuda pública para financiar a terceros, y sanear sus desaguisados. El BCE promovió rescates bancarios a costa de contribuyentes -véase España y, sobretodo, Irlanda-

Pero este juego llega a su fin: mercados financieros manipulados tremendamente sobrevalorados; beneficios empresariales estadounidenses a la baja, una vez que familias y Estado empiezan a ahorrar; China exportando deflación masiva; y nuestra querida España con una deuda externa neta en récord histórico y su enésima huida hacia adelante.

Los Bancos Centrales son parte del problema. Ya no solo es que fallaran en su labor de supervisión, o incentivaran una toma de riesgos a través de una política monetaria tremendamente laxa. Es todavía peor. Siguen sin entender la naturaleza endógena del dinero, y el comportamiento innato de la banca a esparcir deuda sin ningún tipo de control. Y encima cuando a ésta le sale mal las apuestas, sus acreedores y gerencia se van de rositas. Tremendo.

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