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La deuda exterior rompe otro récord

Ni siquiera la magnitud de la crisis que se abate sobre el paí­s, con su secuela de cierre de miles de empresas y millones de trabajadores en paro es capaz de detener la auténtica sangrí­a de la deuda exterior. Como revela hoy en El Confidencial Carlos Sánchez, la deuda exterior de España ha vuelto a romper otro récord, situándose en 1,68 billones de euros al finalizar el primer trimestre de este año.

La magnitud de la cifra absoluta no debe, sin embargo, ocultar o minimizar los datos relativos. Desde el año 2005, es decir, hace aneas poco más de 3 años, la deuda exterior ha crecido nada más y nada menos que en un 75%. Un dato que indica con claridad como toda la gestión económica de los gobiernos de Zapatero ha estado basada en el recurso a un gigantesco endeudamiento exterior, cuyas consecuencias para el país y para la mayoría de la población van a ser devastadoras. ¿Es esto resultado, como ahora quieren hacernos creer, de que los españoles nos hemos excedido en la época de bonanza, viviendo por encima de nuestras posibilidades y que por eso ahora tenemos que pagarlo apretándonos el cinturón? Los datos del propio Banco de España desmientes esta afirmación. Las instituciones financieras, es decir los bancos y cajas de ahorros son, con mucha diferencia, quienes deben más dinero al exterior. Nada menos que 781.791 millones de euros, prácticamente un 50% de toda la deuda exterior. Y aunque el Banco de España no lo cita, el Banco Internacional de Pagos de Basilea sí recoge en sus informes anuales, que la parte del león de esa cantidad lo adeudan a bancos alemanes y franceses. En esto, en pocas palabras, consiste la Unión Monetaria: “ustedes endéudense con nosotros, que ya llegará el momento de pasarles la factura. Y si en ese momento no disponen de liquidez, no importa, también admitimos el pago ‘en especies’, ocupando todavía más su mercado y adueñándonos de su economía”. Pero por si esto no fuera suficiente, además, de esa cantidad total, algo más de 411. 000 millones, es decir, más de la mitad, son en empréstitos a corto plazo, lo que explica las dificultades de financiación que han tenido bancos y cajas en los últimos meses en un contexto de restricción crediticia. ¿Entienden ustedes ahora por qué los planes de rescate bancarios españoles son, en proporción al PIB, los más altos de todo el planeta? Reportaje. El Confidencial LA DEUDA EXTERIOR DE ESPAÑA ROMPE OTRO RÉCORD Y ROZA POR PRIMERA VEZ LOS 1,7 BILLONES DE EUROS C. Sánchez La capacidad de la economía española para absorber dinero del exterior parece no tener límites. Los datos que dio ayer a conocer el Banco de España indican, en concreto, que la deuda externa se situó al acabar el primer trimestre del año en 1,68 billones de euros, alrededor del 165% del Producto Interior Bruto. Esa cifra supone un avance de 21.617 millones respecto del último trimestre de 2008, y de nada menos que de 94.860 millones respecto a hace un año. Algo que pone de relieve que la economía española -incluso atravesando un periodo recesivo- necesita consumir capital extranjero a mansalva. Tanto que desde el año 2005 la deuda exterior ha crecido en nada menos que un 75%, lo que ha permitido financiar las necesidades de liquidez de los agentes económicos, altamente endeudados. En el primer trimestre de ese año no se alcanzaba si quiera el billón de euros, lo que refleja la intensidad del fenómeno. Las instituciones financieras –bancos y cajas de ahorros- son, con diferencia, quienes deben más dinero al exterior. Nada menos que 781.791 millones de euros, lo que supone 15.000 millones más que en el trimestre anterior. De esa cantidad, algo más de 411. 000 millones son en empréstitos a corto plazo, lo que explica las dificultades de financiación que han tenido en los últimos meses en un contexto de restricción crediticia. Las administraciones públicas, por su parte, que en los últimos años habían tenido un comportamiento más proclive al ahorro, han visto como se producía un cambio de tendencia. Hasta el punto de que en el primer trimestre de este año debían al exterior 235.620 millones de euros, 40.000 millones más que hace un año. El ensanchamiento del déficit explica en este caso las necesidades de financiación de la nación en el exterior. La deuda externa de un país, tal como lo define el Fondo Monetario Internacional (FMI), comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que van a dar lugar a pagos por amortización, por intereses o por ambos. Por lo tanto, incluye todos los instrumentos financieros, excepto las participaciones en el capital y los derivados financieros, ya que estos dos tipos de instrumentos no suponen, necesariamente, la realización de pagos. La deuda viene a significar, por lo tanto, el saldo vivo de los préstamos pendientes de pago, y que anualmente se concreta en el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente, y que tan sólo en 2008 ascendió a 104.664 millones de euros. Es decir, la diferencia entre lo que España es capaz de ahorrar y lo que necesita para financiar su actividad económica. El Banco de España ofrece los datos en términos brutos, por lo que para saber realmente lo que tiene que debe devolver este país hay que restar la cantidad de dinero que los agentes económicos han prestado en el exterior. De esta manera se conoce cuál es la posición de inversión internacional de España en términos netos. Y el resultado es que este país debe en estos momentos 866.700 millones de euros, cerca de 11.000 millones menos que en el último trimestre del año pasado. En cualquier caso, casi cuatro veces más que en 2001. Si se excluye la posición del Banco de España, el desequilibrio roza los 920.000 millones de euros. El descenso del primer trimestre de 2009 tiene que ver con el progresivo proceso de desapalancamiento de la economía española como consecuencia de la crisis. Detrás de la imponente subida de la deuda externa se encuentra el fuerte crecimiento económico de los últimos años, que ha requerido ingentes cantidades de dinero. Dicho en otros términos, mientras que España invertía el 30% de su PIB, su capacidad de ahorro apenas ha llegado al 20% del Producto Interior Bruto, lo que explica esos 10 puntos de déficit de la balanza de pagos. EL CONFIDENCIAL. 1-7-2009 Opinión. El Mundo PRESUNTOS IMPLICADOS Raúl del Pozo La purrela sigue votando a sus siglas aunque algunas veces sospechen que son cuevas de piratas, mientras los partidos gestionan las cajas y el Banco de España exhala política. Los bancos no prestan, como antes, a la gente que no lo necesita, ni por supuesto a la que lo necesita. Recen después de haber leído: además de los impuestos, los políticos gestionarán las instituciones financieras en medio de una burbuja universal a la que ya llega la paloma con la rama de olivo y no pasa por España. Pero insisto: ¿por qué la borregada vota menos aunque sigue votando cuando el match de la corrupción se resuelve en los penaltis? No me lo explico. Tal vez habría que volver a los griegos, que en lo de la democracia se la cogían con papel de fumar, para recordar que la corrupción era una consecuencia de la olocracia o degeneración populista y demagógica del sistema, el gobierno del populacho, de la chusma infame, de la mayoría que deja de representar la voluntad general, el gobierno de la muchedumbre y no el de la multitud. Digan lo que digan los políticos, desde hace mucho tiempo se sabe que no es un poeta serio el que no canta de acuerdo con la música, ni es buen gobernante el que hace favores en contra de la ley. Si últimamente en medio de los escándalos la gente se ha acercado a las urnas sin ni siquiera taparse la nariz, si ha bajado la participación pero no a niveles alarmantes, si incluso han ido a apoyar con más entusiasmo a los presuntos implicados, tal vez lo han hecho porque estuvieron siglos sin votar y porque desde el retablo mediático de las maravillas les dicen esa chorrada de que el pueblo es sabio y los que murmuran que todos los partidos son corruptos y todos los políticos son iguales, pertenecen a la carnaza antidemocrática. Lo del pueblo español sabio es una milonga o una farfolla porque no habría corrupción ni mentiras ni abusos sin tolerancia social. Bien saben los votantes que el poder se ha transformado en una conchabanza. Del Flick al Flock, de KIO a Fabra, del Cesid al CNI, de Ibercorp a Gürtel, del maletín y Motorola al maqueo y los jaguares. El saqueo de los 90 nunca terminó. Miren la actualidad: Saiz, Bárcenas, Chaves, el bipartidismo tapadera, el partido cofradía. Los últimos millonarios se han hecho a la sombra del poder de Madrid, de las autonomías y los ayuntamientos. (Y todo esto no lo digo yo sino el Banco Mundial, que informa sobre nuestro Estado manilargo y ratero entre 200 países. España está a la cola en la lucha contra la corrupción. La afección no ha mejorado en la última década; todo lo contrario, ha empeorado: estamos por debajo de la media europea). EL MUNDO. 1-7-2009 Editorial. El País PUNTO FINAL A BATASUNA El Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha puesto punto final a cualquier duda jurídica que pudiera todavía albergarse sobre la ilegalización de Batasuna. Se entierran así las esperanzas, no sólo de la formación abertzale, sino también de ciertos medios nacionalistas de que un órgano jurisdiccional europeo e independiente pusiera en entredicho la actuación de la justicia española y condenara al Estado español por vulneración de derechos políticos fundamentales. El jarro de agua fría afecta directamente al PNV y al anterior Parlamento de Vitoria, que confiaban en una sentencia de Estrasburgo desfavorable a la Ley de Partidos a pesar de haber sido avalada también por el Tribunal Constitucional español. El veredicto del Tribunal de Estrasburgo no puede ser más contundente, no sólo por su unanimidad, sino por sus argumentos: la actuación de la justicia española -tanto el Tribunal Supremo como el Constitucional-, sustentada en una probada complementariedad política de Batasuna con ETA, no vulnera los derechos a la libertad de expresión ni de asociación política. El revés jurídico para Batasuna es histórico, y sus consecuencias políticas resultan nefastas para sus pretensiones: se corta de raíz no sólo su posible vuelta a las instituciones sino la de sus segundas marcas. La formación ilegalizada alegó que la Ley de Partidos le había sido aplicada retrospectivamente; que su disolución fue desproporcionada y que el objetivo de la misma fue impedir el necesario debate sobre la izquierda independentista vasca. En definitiva, que se habían vulnerado sus derechos a la libertad de expresión y de asociación. Ninguna de estas quejas tiene acogida: no hubo retroactividad porque los hechos y las pruebas son posteriores a la entrada en vigor de la Ley de Partidos; la disolución no buscó impedir el debate sobre la izquierda independentista vasca, "ya que otros partidos llamados separatistas coexisten pacíficamente en muchas autonomías españolas", y no fue desproporcionada con los actos y discursos demostradamente antidemocráticos del partido disuelto. Para Estrasburgo no cabe duda alguna: la ilegalización de Batasuna respondió a una "necesidad social imperiosa". Y llama la atención su sintonía con el Supremo y el Constitucional españoles. Coincide con ellos en que la actuación y el discurso de Batasuna y sus dirigentes "no excluyen el recurso a la fuerza para alcanzar sus objetivos"; forman parte "de una estrategia política contraria a los principios democráticos de la Constitución española" y sus probados vínculos con ETA "pueden ser objetivamente considerados como una amenaza para la democracia". Más claro no puede decirse: un partido así no encaja en una "sociedad democrática". Habría sido admisible incluso, aunque no fue el caso, ilegalizar a Batasuna por no condenar los atentados de ETA: "En ciertas circunstancias las omisiones y silencios pueden equivaler a un apoyo expreso". EL PAÍS. 1-7-2009

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