Viroterapia contra el cáncer

La deslumbrante oscuridad

«Hito» en la búsqueda de un virus oncológico para combatir el cáncer. En Otawa (Canadá) se ha conseguido que virus modificados inyectados en sangre de enfermos con cáncer avanzado ataquen selectivamente las células tumorales.

Una vez más, saltan chisas de esperanza. Pero la solución, ¿vendrá de los deslumbrantes saltos tecnológicos como se nos deja caer una y otra vez? ¿o los saltos tecnológicos deberían ser el complemento para comprender un todavía misterioso origen de la enfermedad? Se está experimentando con virus modificados que atacan selectivamente células cancerígenas. La lógica es simple. El cáncer tiene capacidad, en pos de su propia supervivencia, de suprimir el sistema inmunitario del enfermo. Los virus se aprovechan de dicha capacidad puesto que se reproducen mejor en un tejido en el que no haya un sistema de defensa que lo impida. Manipulado por el hombre, un virus inofensivo que causa un resfriado, puede ser un asesino para el cáncer. Son los virus oncolíticos.Con este tipo de terapia se busca la destrucción de las metástasis, causa de muerte de la mayoría de cánceres. Hasta ahora, la extensión del cáncer sólo es tratada con quimioterapia. Pero un primer ensayo con 23 pacientes en Canadá, publicado recientemente en Nature, es considerado un hito con posibilidades de acabar en un tratamiento que refuerce o sustituya la quimioterapia. Se trataba de enfermos con cáncer de colon en los que la enfermedad se había diseminado por otros órganos sin que ningún tratamiento convencional funcionara. Se inyectaron dosis diferentes del virus a pacientes con distintos tipos de metástasis. De ocho a diez días después, la biopsia del tejido canceroso mostraba que el virus se estaba replicando en los tumores de siete de los ocho pacientes que habían recibido la dosis más alta, sin afectar a células sanas y sin otros efectos colaterales más que síntomas de resfriado durante un día. Varias semanas después de la inyección los tumores parecían dejar de crecer en casi la mitad de los pacientes, y en uno, se redujo.Se sabe desde hace más de un siglo que la infección viral demora el crecimiento de un tumor, y en años recientes se han usado técnicas de biología molecular para modificar virus para que sean más efectivos en matar un cáncer. Hasta ahora se inyectaban virus dentro del tumor, pero esta es la primera vez, sin embargo, que se inyecta directamente los microorganismos en el torrente sanguíneo y se documenta detalladamente el comportamiento selectivo del virus en la biopsia del tejido de los pacientes. O sea, se comprobó que busca, reconoce y ataca a las células malignas y respeta a las sanas.El protagonistaSe les llama virus oncolíticos. El usado en el actual ensayo es el virus vaccinia, que es más conocido por haber sido utilizado para desarrollar una vacuna contra la viruela. Se modificó para ampliar su ya natural capacidad para invadir células cancerosas. En otros estudios se utilizan también el llamado AA2, adenovirus del resfriado común que infecta a un 80 por ciento de la población, o en estudios más recientes sobre casos de melanoma, el herpes virus. El único "virus oncolítico" aprobado hasta el momento por una agencia reguladora es para el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello en ChinaEl reverso de la alta tecnologíaEste anuncio esperanzador tiene su reverso en la incertidumbre sobre la eficacia real de la terapia porque, tal como reconocen los propios investigadores, son tan sólo los primeros ensayos. Al recibir más de una dosis el cuerpo podría hacerse más fuerte para luchar contra el virus, lo cual podría echar por tierra su valor terapéutico. De momento, los resultados preliminares han ayudado a Jennerex, la compañía de biotecnología con sede en San Francisco que financió el estudio, a recabar más fondos para continuar la experimentación. Pero a su vez, tiene también su reverso en la posibilidad real de que el enfermo sea partícipe y protagonista en esta batalla, más allá de quedar a expensas de que la alta tecnología que no domina le alargue la vida. Dentro de la oscuridad que envuelve el conocimiento sobre el origen y desarrollo del cáncer, hay también luces brillantes en esta dirección que están ocultas, como la dieta Budwig. Luces ocultas La siete veces nominada al premio Nobel de Medicina Dra. Johanna Budwig (1908-2003), una autoridad mundial en grasas, trató a 2.200 pacientes con más de un 90% de casos de superaron el cáncer. ¿El secreto? Una alimentación adecuada que incluía requesón y aceite de lino o linaza. El lino aporta los ácidos omega-3 y el requesón las proteínas sulfuradas que multiplican su biodisponibilidad y su efecto. Su combinación con una adecuada oxigenación y alcalinización del cuerpo proporciona poderosas herramientas al alcance del enfermo. Los estudios de la Dra Budwig, poco conocidos en nuestro país, fueron pioneros en el conocimiento de las propiedades de los ácidos grasos poliinsaturados, su papel en la alimentación y su uso como herramienta básica en el tratamiento del cáncer. Fue considerada como la principal autoridad mundial en el campo de las grasas y aceites de su época. Además estudió el efecto nocivo de las grasas hidrogenadas y otras grasas desnaturalizadas en la salud, ahora ya ampliamente conocido. Fue contemporánea de Otto Warburg (Nobel en 1931 por descubrir que la falta de oxígeno es un factor determinante en el inicio de todo cáncer). Budwig tenía la certeza de que los ácidos grasos poliinsaturados (omega-3) son imprescindibles para el funcionamiento de las enzimas que permiten la adecuada oxigenación celular. Hoy se sabe que tienen un papel en impedir que el cáncer forme vasos sanguíneos para su crecimiento y en interferir en los mecanismos de la inflamación con los que el tumor logra engañar al sistema inmunitario. Virus en la lucha contra el SIDA ¿Luz en el túnel? En la Clínica de o de Minnesota (EEUU) los óvulos de una gata fueron modificados genéticamente usando virus, esta vez como transporte de genes. Se le insertaron dos genes. Uno para combatir el sida y otro que codifica la proteína verde fluorescente (propia de una medusa) y que cumplía el papel de marcador. Si los genes se habían insertado bien en el genoma del gato, este sintetizaría la susodicha proteína fluorescente.El método empleado, denominado transgéneris lentiviral, consistió en coger óvulos de la gata e inyectarles lentivirus que contenían los dos genes mencionados. Tras modificar los óvulos, el siguiente paso fue la creación de embriones, por lo que consiguieron el desarrollo de cinco embarazos, de los que nacieron tres gatos modificados. Los genes fueron transmitidos a la descendencia. Los lentivirus son virus que tienen períodos de incubación largos y poseen la interesante propiedad de infectar una célula tras otra sin matarlas.El gen anti-retrovirus fue tomado de un mono Rhesus (el macaco cuya sangre sirvió para desarrollar las famosas pruebas sanguíneas del Rh). Dicho gen produce una proteína, antirretrovirral llamada TRIMCyp que inhibe fuertemente la reproducción del VIH en los primates. Esta proteína hace que las células T que combaten las infecciones resistan el SIDA en una “amplio rango de especies”. El equipo sólo ha expuesto al virus las células tomadas de los gatos modificados genéticamente y fue un éxito. El paso que viene a continuación es el de inyectar el virus en los propios gatos para demostrar que les confiere inmunidad.Es imprescindible que las conclusiones se eleven a la comprensión del papel de los retrovirus en la evolución. Quedarse en avances en la descripción y el combate a los retrovirus produce grandes destellos tecnológicos que en realidad encierran palos de ciego. .

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