SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La deshumanización de la polí­tica

Lo más injusto de este tiempo quizá sea esto: el dominio de los mercados hace que una nación tiemble por las dificultades de un banco, pero no se inmuta por millones de personas que tienen que comer de la caridad. Lo hemos comprobado en esta «semana del miedo». Hemos visto al poder político en la máxima expresión del desaliento, confesando que hizo todo lo que estaba en su mano y que ya necesita el apoyo externo. Hemos visto al poder económico desorientado en sus propiedades y convertido en el gran problema de la confianza nacional. Y hemos visto al pueblo llano, ahora llamado «pequeño inversor» asustado ante el futuro de sus ahorros, porque un lejano y poco responsable gurú le habló de un vago riesgo de corralito. Al lado de esto, el informe de Cruz Roja, tan crudo como el anterior de Cáritas, que retrata una durísima realidad social, apenas tuvo eco. Muy poca resonancia mediática. Ninguna resonancia política. A los pobres se les hace el silencio, no sea que nos vayan a contagiar. Es comprensible: al fin y al cabo, Europa nos ha convencido de que tenemos dos problemas de los que depende nuestro futuro. Son las cuentas de las autonomías y el estado del sistema financiero. De vez en cuando alguna voz tímida se atreve a asomar: «y el paro». ¡Ah, es verdad, el paro!, respondemos, como si fuera un asunto secundario que puede esperar.

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