Los oscuros orí­genes del Estado Islámico

La descomposición del orden geopolí­tico en Oriente Medio

En 1980, EEUU financió y armó, con Bzrezinski a la cabeza de la polí­tica de seguridad nacional, a los talibanes para combatir la invasión soviética de Afganistán. De ellos surgirí­an posteriormente Al Qaeda y Bin Laden.

En 1982, dos años después, ya con Reagan en la presidencia y con Donald Rumsfeld de intermediario, EEUU armó y financió los ejércitos de Sadam Huseein para contener la expansión de la revolución islámica de Jomeini. Menos de una década después tuvo que organizar una guerra para parar sus ambiciones regionales al invadir Kuwait.«Asistimos a una progresiva descomposición del orden geopolítico de Oriente Medio» En 2003, bajo la presidencia de Bush hijo, EEUU se lanzó a una guerra de agresión contra Irak, con el objetivo declarado de controlar por la fuerza el Gran Oriente Medio. Como consecuencia, Irak se ha fracturado en tres territorios distintos y la yihad islamista alcanzó una difusión global. En 2011, Washington organizó con la OTAN la guerra de agresión que condujo a la caída de Gadafi. Tres años después, las milicias islamistas radicales en las que se apoyó para tal fin se han extendido a Mali, Níger, Nigeria o Sudán.Un año después organizó, armó y financió la oposición al régimen sirio de Bashar el Assad intentando repetir la jugada de Libia. De este movimiento nació el Estado Islámico que hoy ocupa un territorio entre Siria e Irak similar en extensión a Gran Bretaña.En el debilitamiento estadounidense y la velocidad con la que debe responder a desafíos en todos los frentes, encontramos el origen de las inconsistencias en su estrategia. Para afianzar su dominio en regiones clave para sus intereses se ve obligado a desatar fuerzas que, con el tiempo, se convierten en nuevos obstáculos para su dominio. EEUU lleva demasiado tiempo jugando con fuego en Oriente Medio. Hasta el momento ha sido capaz de capear, relativamente, el estallido descontrolado de la región. Pero cada paso que da añade más gasolina al fuego. Y su resultado es que asistimos a una progresiva descomposición del orden geopolítico de Oriente Medio. Sin que nadie sea capaz de atisbar todavía qué nuevo orden puede sustituirlo, si es que hay alguno o, por el contrario Oriente Medio está condenado a vivir en el caos permanente.Equilibrio macabro en MesopotamiaDe momento, y tras la fracasada agresión aventurera contra Irak de 2003, EEUU tiene que contentarse con intentar mantener un precario equilibrio entre las tres fuerzas en presencia.«EEUU desea debilitar al régimen de Assad, pero no a costa de que sean los yihadistas los que tomen la delantera» De un lado, los islamistas radicales del Estado Islámico, que agrupan a buena parte de las fuerzas sunnitas de la región. Y que a pesar de ser ahora presentados como el gran enemigo a batir, no sólo son una creación de EEUU, sino que difícilmente su expansión puede ir más allá de los límites en que se encuentra actualmente. Y si lo intentan, ahí están los aviones del Pentágono para marcar los límites estrictos que no les está permitido superar.Del otro, el gobierno iraquí, dirigido por fuerzas chiitas sobre las que Irán tiene un gran ascendente. Por eso mismo, la estrategia de EEUU desde su retirada a partir de 2008 ha consistido en mantener deliberadamente a las fuerzas iraquíes en un estado de debilidad en el plano militar. Lo que explica su hundimiento ante el avance de las milicias del Estado Islámico. Realmente, los gobiernos iraquíes post-Sadam nunca han conseguido extender su influencia más allá de la capital, Bagdad, y el sur del país, donde se concentra la mayoría chií de la población. Por último, los kurdos, ocupando en un régimen político autónomo -pero en realidad semiindependiente- toda la gran zona petrolera del noroeste iraquí. Y a los que EEUU quiere fuertes, pero no demasiado dadas las implicaciones que un sólido Estado kurdo tendría sobre Turquía, un aliado en la OTAN clave para el control militar de la región. Los tres grupos deben permanecen en un equilibrio de fuerzas macabro. Si uno de los tres amenaza con romper el equilibrio, el Pentágono y la CIA asestan el golpe de mano necesario para volver a recomponerlo. Un escenario similar al que se desarrolla en Siria. Donde EEUU desea debilitar al régimen de Assad, pero no a costa de que sean los yihadistas los que tomen la delantera respecto a los otros grupos de la oposición armada directamente vinculados a EEUU y la OTAN. Tras gastar 4 billones de dólares en las guerras de Irak y Afganistán -cifras obtenidas por una investigación de 30 expertos de la prestigiosa y elitista Universidad Brown en 2013-, EEUU no sólo no ha conseguido imponer su pleno dominio sobre Oriente Medio, sino que se encuentra sentado sobre un auténtico barril de pólvora en el que se ve obligado a apagar mechas que se dirigen hacia él, encendiendo otras nuevas. Las primaveras árabes, el califato islámico y el senador McCainDiversos informes de inteligencia que circularon profusamente por todo el mundo a comienzos de 2011 informaban que el 4 de febrero de ese año, la OTAN había organizado en El Cairo una reunión para iniciar la primavera árabe en Libia y Siria. Según dichos informes, el senador John McCain -que en 2008 compitió con Obama por la presidencia de EEUU- había presidido la reunión. «Las reuniones que presidió John McCain marcaron el inicio del plan que Washington había trazado» Nada más terminar aquella reunión, una misteriosa cuenta de facebook, desconocida hasta entonces, llamada Syrian Revolution 2011 convoca a realizar el 11 de febrero una manifestación ante la sede de la Asamblea Nacional siria en Damasco. Aunque a la manifestación apenas si acudieron unas decenas de personas, fotógrafos y cámaras de medio mundo se hallaban presentes para retransmitir las imágenes del “inicio de la primavera árabe en Siria”. Una semana después, varias manifestaciones simultáneas realizadas en distintos lugares de Libia acababan en tiroteos y enfrentamientos. Miembros del Grupo Islámico Combatiente en Libia infiltrados desde Egipto y bajo las órdenes de individuos enmascarados no identificados atacaban 4 bases militares en 4 ciudades libias. El proceso de derrocamiento de Gadafi, que acabaría con su asesinato, se había puesto en marcha. La operación siria se hubo de posponer. Las revueltas no habían prendido ni en Damasco ni en las principales ciudades sirias, excepto en Deraa, una pequeña localidad al sur del país. Apenas un mes después, el 22 de febrero, encontramos a John McCain en Líbano, dirigiendo una reunión de la que surgiría el grupo encargado de supervisar la introducción de armas en Siria organizándolo alrededor del diputado Okab Sakr. Tras ella, salió de Beirut para inspeccionar la frontera siria y escoger las localidades, principalmente Ersal, que servirían como bases de retaguardia a los mercenarios que posteriormente participarían en la guerra que ya se estaba preparando.Las reuniones que presidió John McCain marcaron el inicio del plan que Washington había trazado: derrocar los regímenes libio y sirio con el apoyo interno de grupos armados por EEUU y los ataques aéreos exteriores de la OTAN encabezados por Francia e Inglaterra, y EEUU liderando desde atrás.La jugada en Libia salió -al menos en lo que se refiere al derrocamiento de Gadafi- tal y como estaba planeado Pero no así la de Siria. El régimen alauita contaba con más apoyos internos de los esperados. Y en su resistencia se encontró con la inesperada intervención política de Putin cuyas maniobras diplomáticas hicieron imposible la intervención militar de la OTAN. Había que rediseñar el plan. Y nuevamente encontramos a McCain entrando ilegalmente en Siria a través de Turquía en mayo de 2013. En el viaje, que sólo se hizo público tras su regreso a Washington, McCain se entrevisto con los máximos dirigentes de la llamada “oposición armada” siria. Innumerables fotografías, difundidas por la oposición siria, dejan constancia de con quién se reunió McCain. En ellas se le puede ver departiendo amigablemente con Mohammad Nur, portavoz de la Brigada Tempestad del Norte, organización afiliada al Frente al-Nusra, o sea a al-Qaeda en Siria. Más inquietante todavía, otras fotos lo muestran dialogando con Ibrahim al-Badri, más conocido por su nombre de guerra, Abu Bakr al-Bagdadi. O sea el fundador del Emirato Islámico (EI) y autoproclamado emir del Califato de Irak y Siria. En su condición de jefe de la oposición política a Obama, presidente del International Republican Institute (una especie de vitrina legal de la CIA para asuntos internacionales) y miembro de la Comisión de Política Exterior del Senado norteamericano, es frecuente ver a McCain recorriendo el globo de punta a punta. De hecho es el senador norteamericano que más viaja. Además de sus continuos viajes a Oriente Medio, el senador McCain fue uno de los artífices del fallido golpe de Estado contra Chávez; del derrocamiento del presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide, en Haití; del intento de derrocamiento del presidente constitucional Mwai Kibaki, en Kenia; y, más recientemente, lo hemos visto dirigiéndose a los manifestantes de la plaza Maidán instándoles a derrocar al presidente constitucional de Ucrania, Viktor Yanukovich.

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