Hillary Clinton aterriza en Israel.

La deriva no es una opción

La Secretaria de Estado llega a un escenario post-bélico y post-electoral endemoniadamente complejo, donde la capacidad de mediar entre las partes depende no sólo de la fuerza de la diplomacia norteamericana, sino de su capacidad -imposible para la anterior administración- para parecer equidistante. Por eso, nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de Tel Aviv, Hillary Clinton se desplazó inmediatamente a Jerusalén -la ciudad reclamada como capital por israelí­es y palestinos- antes de tener ningún encuentro oficial.

Clinton viene de la ciudad egicia de Sharm el Sheij, donde participó en la conferencia sobre la reconstrucción de Gaza, en la que anunció que la Casa Blanca otorgará una ayuda de 900 millones para apoyar a los habitantes de Gaza y a la economía palestina. Pero además de la reconstrucción de la franja, la Secretaria de Estado expuso la postura norteamericana ante los problemas de Oriente Medio. Hillary Clinton, afirmó que la Casa Blanca "consultará constantemente" con sus amigos y socios acerca de los compromisos que pueda llegar con Irán, y así lo ha hecho en conversaciones que ha mantenido en los últimos días en Egipto, en Jordania y en algunas naciones del golfo Pérsico.La Secretaria de Estado se reunió en la conferencia sobre Gaza con el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid al Mualem, y aunque no dió detalles sobre la conversación, el sólo hecho de la entrevista, la primera en mucho tiempo entre la diplomacia norteamericana y la siria, es suficientemente significativa de los intentos norteamericanos de acercarse al régimen iraní, principal valedor internacional de Siria. "Estamos en consultas con nuestros amigos, aliados y socios para determinar qué áreas de cooperación y compromisos son posibles, y eso incluye a Siria", dijo Clinton después de la reunión.Sin embargo, Clinton también dejó claro los límites para poder entablar negociaciones con Hamás. "Hamás no es un país, es una entidad que tiene que entender los principios de cualquier compromiso", una postura que, añadió mantienen tanto EEUU como los otros miembros del Cuarteto para Oriente Medio (UE, Rusia y la ONU) y también la Liga Árabe. "Hay un acuerdo de que existen ciertos principios que Hamás tiene que adoptar para cualquiera de nosotros se comprometa con esa organización, y ellos son el reconocimiento de Israel, la renuncia a la violencia y aceptar los acuerdos anteriores de la Organización para la Liberación de Palestina".El objetivo norteamericano de apagar el incendio palestino y de lograr un entendimiento con Teherán que le permita efectuar la retirada iraquí y el refuerzo afgano sin más complicaciones de las ya existentes debe combinarse con la contención de Irán. En especial EEUU busca evitar a toda costa que Irán se haga con armas nucleares, como según el Pentágono están a punto de hacer. Por eso su estancia en Israel ha comenzado con el Presidente de Israel, Simón Peres, con quien ha analizado las "relaciones estratégicas" entre ambos países y la necesidad de "acelerar el ritmo" para "afrontar la amenaza nuclear iraní".Después la Secretaria de Estado se ha reunido con la que todavía es su homóloga israelí, Tzipi Livni. Pero también la líder de la oposición. Más tarde Clinton se ha reunido en el Consulado estadounidense con el designado como próximo primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, con quien ha tratado temas espinosos, como la propuesta de Estado palestino y la continuación y expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania, donde mantiene posturas enfrentadas. Netanyahu es un firme defensor de la ampliación de las colonias israelíes.Como preludio a lo que será la política del Likud, la organización "Paz Ahora" denunció ayer que el Ministerio de Vivienda planea construir al menos 73.000 unidades de vivienda en asentamientos de Cisjordania. De materializarse, ese proyecto duplicaría el número de colonos judíos que residen en ese territorio palestino bajo ocupación y donde ya hay unos 300.000, según la organización. Esta política es una bomba de relojería para cualquier proceso de paz, ya suficientemente minado después de la ofensiva israelí sobre Gaza de hace apenas un mes.Hillary Clinton ha acuñado dos denominaciones para el nuevo tono de las relaciones internacionales que impulsará EEUU. La Secretaria de Estado ha hablado en muchas ocasiones de una "diplomacia inteligente", pero también de una "diplomacia robusta". La cuestión es cual de las dos armas utilizará preferentemente Washington para tratar de enderezar la situación en Israel y en Palestina: la sutilidad y la inducción o la fuerza y la presión. De lo que no hay duda es que dejar los acontecimientos a la deriva no es una opción.

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