Selección de prensa internacional

La derecha hace estragos contra la izquierda

Se trata de una confrontación abierta entre la derecha y la izquierda. Los analistas consideran a Zelaya como perteneciente a la fuerza izquierdista en América Latina. Tras asumir el poder, Zelaya ha destinado más fondos a la educación y la sanidad y ayudado a los de bajo ingreso, lo que le ha permitido contar con numerosos partidarios entre el campesinado y las personas del sector mediano y bajo. El partido Liberal, a que pertenece Zelaya, representa principalmente los intereses de la burguesí­a industrial y comercial y tiene una influencia relativamente grande en las zonas urbanas y rurales

El actual gole ha tenido éxito pero es posible que sea efímero. Primero, el golpe de estado se enfrenta a una condena enérgica de dentro y fuera del país, sobre todo de los países latinoamericanos, incluidos los otros cinco países centroamericanos. Segundo, el golpe ha ocurrido a destiempo. Tercero, los gobiernos izquierdistas de la región han hecho una reacción muy enérgica. Y cuarto, el propio pueblo hondureño, sobre todo los partidarios de Zelaya, no van a permanecer indiferentes ante el golpe de estado THE WALL STREET JOURNAL. La lucha contra el chavismo nunca ha sido sobre las políticas de derecha o de izquierda. Se trata de defender la independencia de las instituciones que impiden que los presidentes se vuelvan dictadores. Esta crisis delinea claramente el problema. Al no salir en ayuda del equilibrio de poderes, Clinton e Insulza dejan en evidencia sus verdaderos colores. China. Diario del Pueblo HONDURAS: LA DERECHA HACE ESTRAGOS CONTRA LA IZQUIERDA En el golpe de estado militar el 28 de junio en Honduras, el presidente Manuel Zelaya fue derrocado y deportado del país. El congreso hondureño anunció el mismo día que el presidente del congreso Roberto Michelleti asumió el cargo del presidente provisional hasta la celebración de los comicios en noviembre de 2009 (…) Este es el primer golpe de estado militar con éxito durante los últimos 20 años y también se trata de un ataque lanzado por la fuerza de la derecha contra la izquierda, siendo el objeto de las condenaciones de Venezuela y otros países latinoamericanos así como de la Unión Europea y Estados Unidos. La gente tiene toda la razón en creer que este golpe de estado será efímero. Manuel Zelaya ganó las elecciones presidenciales para asumir el poder en enero de 2006 con el mandato de 4 años. En los comicios programados para noviembre de 2009, se elegirá a nuevo presidente para asumir el cargo en enero de 2010. De acuerdo con la constitución de Honduras aprobada en 1982, no se permite la reelección del presidente. Sin embargo, Zelaya intentó participar en las elecciones de este año, ya que creía que podría ser reelecto. Propuso celebrar (…) un referéndum para reformar la constitución y permitirle ser reelecto (…) El congreso hondureño ha declarado ilegal el referéndum, y el ejército ha tomado la misma actitud. El jefe de Estado mayor del ejército Romeo Vásquez se negó a obedecer la orden presidencial, afirmando que los militares no respaldan una “consulta popular” ilegal. El 24 de junio por la noche Zelaya anunció la destitución de Vásquez y la aceptación de la renuncia del ministro de Defensa Edmundo Orellana. Los comandantes de las tres armas del ejército también renunciaron sus cargos (…) En su discurso pronunciado en San José de Costa Rica, el mandatario hondureño declaró que había sufrido el secuestro “salvaje” de los militares y que sigue siendo el presidente legal de Honduras. Tras el derrocamiento de Zelaya, miles de sus partidarios salieron a las calles en protesta del golpe de estado militar, que también ha sido condenado por los países latinoamericanos así como la UE y los EEUU. En una declaración publicada el 28 de junio, los cancilleres de los países miembros de la UE condenaron al ejército hondureño por la detención de Zelaya calificándola de ser contraria a la constitución e inaceptable. Instó a los golpistas militares hondureños a ponerlo en libertad y restablecer el orden democrático del país. El presidente venezolano Hugo Chávez condenó el golpe de estado militar hondureño acusando a las fuerzas ultraderechistas por conspirar el golpe. Las actividades de instigar a los militares para sabotear la democracia hondureña serán el objeto de la oposición de las masas de diversos sectores sociales del país. Instó a respetar la constitución y al presidente electo. Afirmó que su gobierno no reconoce al gobierno formado por los golpistas ni a ningún otro presidente que Zelaya hasta que el pueblo hondureño tome una nueva decisión mediante las elecciones. El presidente estadounidense Barack Obama expresó su preocupación por la situación de Honduras afirmando que hay que resolver la tensa situación mediante el diálogo pacífico. La secretaria de Estado estadounidense también declaró que hay que condenar todos los golpes de estado. La reforma constitucional ha motivado el golpe de estado en Honduras. Primero, al proponer el referéndum para reformar la constitución el presidente Zelaya no tiene el respaldo de la oposición y del ejército. Estos últimos han montado el golpe de estado conjuntamente. Zelaya intenta seguir el ejemplo del presidente de Venezuela Hugo Chávez para celebrar una “consulta popular” y reformar la Carta Magna. El proyecto de modificación de la constitución de Venezuela propuesto por Chávez fue aprobado en enero de 2009 al ganar el 54,4 % de los votos en el referéndum. Esto permitirá a Chávez ser reelecto como presidente en los comicios de 2012, e incluso repostularse indefinidamente. El referéndum del 15 de febrero en Venezuela estaba destinado a aprobar o rechazar la enmienda de los artículos concernientes de la constitución con el fin de la postulación de cualquier cargo de elección popular de manera continua. Segundo, Zelaya ha provocado descontento de los militares. Antes del referéndum, Zelaya destituyó al jefe de Estado Mayor, el ministro de Defensa y los comandantes de las tres armas del ejército, lo que provocó una reacción muy enérgica de los militares. Tercero, se trata de una confrontación abierta entre la derecha y la izquierda. Los analistas consideran a Zelaya como perteneciente a la fuerza izquierdista en América Latina. Tras asumir el poder, Zelaya ha destinado más fondos a la educación y la sanidad y ayudado a los de bajo ingreso, lo que le ha permitido contar con numerosos partidarios entre el campesinado y las personas del sector mediano y bajo. El partido Liberal, a que pertenece Zelaya, representa principalmente los intereses de la burguesía industrial y comercial y tiene una influencia relativamente grande en las zonas urbanas y rurales. El mayor partido opositor de Honduras es el Partido Nacional, entre otros como el Partido Unificación Democrática, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Innovación Unidad y el Partido Comunista de Honduras. El actual golpe ha tenido éxito pero es posible que sea efímero. Primero, el golpe de estado se enfrenta a una condena enérgica de dentro y fuera del país, sobre todo de los países latinoamericanos, incluidos los otros cinco países centroamericanos. Según se informa, las autoridades golpistas hondureñas han secuestrado a los embajadores de Venezuela, Cuba y Nicaragua, considerados países izquierdistas. La UE y EEUU también se oponen al golpe de estado de Honduras. Segundo, el golpe ha ocurrido a destiempo. A mediados del siglo XX, hubo golpes de estado en no pocos de los 33 países latinoamericanos en que derrocaron a los presidentes legales. Sin embargo, tras la década de 1980, los regímenes militares devolvieron el poder a los políticos civiles. Como resultado, en la actualidad todos los gobiernos han sido elegidos en los comicios. Lo que han hecho los golpistas hondureños está en contra de la corriente democrática regional. Tercero, los gobiernos izquierdistas de la región han hecho una reacción muy enérgica. Actualmente, los izquierdistas de 15 países latinoamericanos han ganado las elecciones para asumir el poder, con la superficie y población en total equivalentes al 80% de las cifras regionales. El presidente Zelaya pertenece a la izquierda de la región. El presidente venezolano Chávez ha declarado inaceptable el golpe de estado de Honduras, e incluso ha afirmado que tomará acciones militares para resolver el problema de Honduras. Y cuarto, el propio pueblo hondureño, sobre todo los partidarios de Zelaya, no van a permanecer indiferentes ante el golpe de estado (…) DIARIO DEL PUEBLO. 30-6-2009 EEUU. The Wall Street Journal HONDURAS DEFIENDE SU DEMOCRACIA Mary Anastasia O’Grady La campaña de Hugo Chávez para forjar una coalición sufrió un revés ayer cuando las Fuerzas Armadas de Honduras derrocó a su presidente por abusar de la Constitución del país. Al parecer, el presidente Manuel Zelaya calculó mal cuando intentó emular el éxito de su buen amigo Hugo en reformar la constitución hondureña a su gusto. Honduras, sin embargo, todavía no está a salvo de Venezuela. Ayer, personas como Fidel Castro, Daniel Ortega, Hillary Clinton y, por supuesto, el mismísimo Hugo, presionaban al país centroamericano para que restaurara al autoritario Zelaya. La Organización de Estados Americanos (OEA), que pasó por alto los abusos de Zelaya, también lo quiere de vuelta en el poder. Será un milagro si los patriotas hondureños pueden mantenerse firmes. No cabe duda que Zelaya actuó como si estuviera por encima de la ley. Aunque las leyes hondureñas permiten una reforma constitucional, el poder de abrir esa puerta no reside en el presidente. Una asamblea constituyente sólo puede ser convocada mediante un referendo nacional aprobado por el Congreso. Zelaya, sin embargo, declaró el voto por su cuenta e hizo que Chávez enviara las papeletas necesarias desde Venezuela. La Corte Suprema falló que el referendo era inconstitucional e instruyó al ejército no llevar a cabo la logística del voto, lo que es su tarea habitual. El comandante del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general Romeo Vásquez Velásquez, le dijo al presidente que tendría que obedecer. Zelaya lo destituyó prontamente. La Corte Suprema ordenó que lo restituyeran, pero Zelaya se negó. Calculando que una masa crítica de hondureños estaría de su lado, el presidente decidió llevar a cabo el referendo por su cuenta. El jueves, por lo tanto, lideró a una muchedumbre que ingresó a una instalación militar donde estaban guardadas las papeletas enviadas desde Venezuela y luego hizo que sus partidarios las distribuyeran en un desafío a la orden de la Corte Suprema. El procurador general ya había dejado en claro que el referendo era ilegal e incluso anunció que presentaría cargos contra cualquiera que estuviera involucrado en su realización. Ayer, Zelaya fue arrestado por los militares y se dirigió a Costa Rica. Queda por ver cuál será el próximo paso de Zelaya. No es de extrañar que los chavistas a lo largo de la región afirmen que fue víctima de un golpe militar. Quieren ocultar el hecho que las Fuerzas Armadas acataron una orden de la Justicia para defender el estado de derecho y la Constitución y que el Congreso también se hizo valer por este motivo. Hillary Clinton también se ha sumado a las críticas. Ayer, la secretaria de Estado de EE.UU. acusó a Honduras de violar "los preceptos de la Carta Democrática Interamericana" y dijo que debería ser "condenada por todos". Eso fue, precisamente, lo que hizo Fidel Castro. Chávez prometió derrocar al nuevo gobierno. Honduras lucha contra las críticas siguiendo la Constitución al pie de la letra. El Congreso convocó ayer a una sesión de emergencia y designó a su líder como presidente interino del país, tal como lo estipula la ley. También indicó que las elecciones presidenciales fijadas para noviembre se llevarán a cabo. La Corte Suprema afirmó posteriormente que los militares siguieron sus órdenes y que cuando Zelaya se dio cuenta que iba a ser procesado por su comportamiento ilegal, aceptó la oferta de renunciar a cambio de una salida segura del país. Zelaya niega esto. Muchos hondureños van a celebrar la excursión de Zelaya al extranjero. La semana pasada ya habían comenzado manifestaciones callejeras contra sus duras tácticas. El viernes, fue el turno de una gran cantidad de reservistas militares. "Queremos vivir en paz, libertad y desarrollo", era el grito. Además de la oposición del Congreso, la Corte Suprema, el tribunal electoral y el procurador general, el presidente se había convertido en persona non grata para la Iglesia Católica y numerosos líderes de la Iglesia Evangélica. El jueves, su propio partido patrocinó en el Congreso una resolución para investigar si Zelaya está capacitado mentalmente para permanecer en el cargo. Para los hondureños que aún recuerdan la dictadura militar, Zelaya también tiene otro problema: las malas amistades. Este mes, fue anfitrión de la Asamblea General de la OEA y lideró el esfuerzo, junto al secretario general de la agrupación, José Miguel Insulza, para reintegrar a Cuba a la supuesta organización democrática. La reacción de la OEA no constituye ninguna sorpresa. El ex embajador argentino ante Naciones Unidas, Emilio Cárdenas, me manifestó el sábado su preocupación de que "la OEA bajo Insulza no ha tomado en serio la llamada ‘carta democrática’. Parece que cree que sólo los ‘golpes’ militares pueden desafiar a la democracia. La verdad es que la democracia puede ser desafiada desde dentro, como muestran las experiencias de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y ahora Honduras". Una interpretación menos amable de la opinión de Insulza es que no le preocupan los golpes al estilo Chávez. La lucha contra el chavismo nunca ha sido sobre las políticas de derecha o de izquierda. Se trata de defender la independencia de las instituciones que impiden que los presidentes se vuelvan dictadores. Esta crisis delinea claramente el problema. Al no salir en ayuda del equilibrio de poderes, Clinton e Insulza dejan en evidencia sus verdaderos colores. THE WALL STREET JOURNAL. 29-6-2009 Argentina. Clarín EL GOBIERNO NO ATINA A DESCUBRIR LAS CAUSAS DE LA DURÍSIMA DERROTA Eduardo van der Kooy Habrá que seguir aguardando, con la paciencia de un buda, para saber cuál ha sido la interpretación cabal de Cristina y Néstor Kirchner sobre la aplastante derrota en las elecciones legislativas del domingo. Nunca una derrota política sabe a dulce. Muchas veces, incluso, sumerge a los actores en estado de conmoción. Ese estado, tal vez, ayude a entender las señas contradictorias que, acerca de la derrota, derramaron ayer el ex presidente y su mujer, la Presidenta. Kirchner decidió apartarse, en un gesto preñado de realismo, de la conducción nacional del Partido Justicialista que delegó en Daniel Scioli, el vicepresidente del partido. Cristina deambuló con explicaciones en una rueda de prensa convocada para hablar de los comicios. Habló casi una hora, se colgó varias veces de las ramas, y nadie pudo redondear una conclusión sobre que piensan ella y su Gobierno de la infortunada jornada del domingo. Kirchner tuvo en su rostro desmejorado las cicatrices de la derrota. Las tuvo en la madrugada de ayer al aceptar la victoria de Francisco De Narváez y también al mediodía cuando, desde un escenario que bien pudo haber sido extraído de esos filmes soviéticos de la época de la Guerra Fría, resignó el timón del peronismo. Aquellas cicatrices afloraron por una derrota que el ex presidente no esperaba. Le sucedió a Raúl Alfonsín en 1987, a Carlos Menem y a Eduardo Duhalde en 1997: Buenos Aires es siempre una caja de misterios donde los dirigentes creen atesorar para siempre su poder. Kirchner estuvo por momentos desconsolado en la habitación del hotel y se dedicó, por horas, a buscar culpables (…) Superada la furia llegó el tiempo del realismo. Los Kirchner necesitan, como mínimo, un peronismo reagrupado para encauzar la gobernabilidad. El ex presidente perdió su dosis final de predicamento cuando, luego de infinidad de artilugios y presiones políticas, debió declinar Buenos Aires frente a una módica embestida opositora. ¿Podrá Scioli reagrupar a un PJ en estado deliberativo? (…) Son varios los caudillos que sostienen que la reorganización del PJ debería conducirla algún dirigente que haya salido indemne de la paliza electoral del domingo. Scioli fue vencido en Buenos Aires aunque a esa derrota lo haya empujado el empecinamiento de Kirchner y su propia debilidad para resistirse. No hay ningún gobernador que el día después haya omitido la cantidad de desaciertos del Gobierno que condujeron al PJ al peor de los mundos. Esos gobernadores deben haber escuchado con perplejidad, igual que tantos ciudadanos, las explicaciones que ofreció Cristina. La Presidenta pareció asemejarse, en algún punto, a aquella pobre imagen de Fernando de la Rúa cuando en octubre del 2001 intentaba persuadir que su Gobierno no tenía ningún vínculo político con las legislativas que significaron el certificado póstumo de la Alianza. Cristina pareció explicar la derrota casi como un hecho mágico provocado, respetuosa y legítimamente, por la voluntad popular. Pero fue incapaz de explicar por que motivos aquella voluntad mutó de manera tan brusca en apenas un año y medio. Sus propias estadísticas, que leyó con afición de periodista, parecieron condenarla: habló de casi un 30% de votos obtenidos por su Gobierno en el orden nacional como si se tratara de una conquista. Ella misma se coronó hace menos de dos años con el 47%. ¿A qué pudo deberse semejante tobogán?. Descreyó que haya obedecido al conflicto con el campo, aunque la lectura de las elecciones indica que ese conflicto fue determinante (…) También negó Cristina alguna incidencia de la situación económica o de las distorsiones causadas por el INDEC. Dijo, a propósito, que el FMI acaba de elogiar la regularidad de sus informaciones. La regularidad, pero no su veracidad ni su contenido. La Presidenta interpretó, tal vez, como un error que el Gobierno no haya profundizado algunas de sus políticas (…) El problema ya no empieza a ser para el Gobierno la derrota. El problema, al menos el día después, es su negación para reconocer las causas. CLARÍN. 30-6-2009

Deja una respuesta