«Hasta ahora, los problemas de Europa no han afectado a los bancos norteamericanos, que poseen poca deuda de los asediados Grecia, Portugal o España. Sin embargo, los sectores financieros estadounidense y europeo se entremezclan, y no está claro si los bancos estadounidenses están preparados para lo que podría suceder.»
Grecia se ha comrometido a reducir su déficit presupuestario en más de 10 puntos porcentuales. España dice que recortará su déficit al 6 por ciento del PIB el próximo año. Italia anunció recortes por valor de 30 mil millones de dólares. Portugal e incluso Alemania también han anunciado recortes presupuestarios. Esta es una receta para el estancamiento económico. Tampoco puede evitar una reestructuración de la deuda de algunos de los países europeos más débiles, lo que obligará a los bancos europeos a aceptar una reducción en los valores de sus tenencias. Sentados sobre delgados cojines de reservas de capital, los bancos europeos no están en condiciones de aguantar una fuerte caída en el valor de sus activos. Los bancos norteamericanos son más estables y están mejor capitalizados, pero deben permanecer alerta. Los bancos estadounidenses terminaron el 2009 con una deuda europea total por valor de 1,2 billones de dólares. Eso es aproximadamente el monto de la deuda de hipotecas residenciales subprime pendientes en 2008. Sería temerario asumir que este problema está muy lejos. (THE NEW YORK TIMES) DIARIO DEL PUEBLO.- Los acontecimientos en Europa han hecho que la atención global se centre en China, cuyas medidas astringentes hacia el mercado inmobiliario local han causado cierto estupor entre los observadores extranjeros. El mercado inmobiliario es ciertamente un desafío, pero las comparaciones con acontecimientos en el resto del mundo poco se ajustan a la realidad. Resulta poco menos que una tentación comparar el mercado inmobiliario de China con el de Dubai. Algunos comentaristas sostienen que, al igual que Dubai, China está construyendo “castillos de arena,” y cuando se aprieten las clavijas a la política monetaria, los “castillos” se derrumbarán. EEUU. The New York Times La crisis transatlántica y la incierta recuperación USA Las bolsas han dado un giro violento la semana pasada, elevándose cuando China negó las informaciones de que estaba a punto de abandonar el euro, y después de aplacarse las malas noticias sobre la solvencia de España. El contagio de Europa sigue siendo obviamente una amenaza para Estados Unidos. Pero las dificultades de Europa son sólo uno de los varios riesgos que aún enfrenta la economía estadounidense. Y los riesgos se hacen aún peores dada la respuesta cada vez más incoherente del Congreso. El mayor peligro es el alto e intratable desempleo, actualmente en un 9,9%, o 15,3 millones de personas, casi la mitad de las cuales han estado sin empleo durante más de seis meses. Incluso aunque el fuerte crecimiento del empleo del mes pasado se mantenga, se necesitarían cinco años para volver a una tasa de desempleo más tolerable del 5%. Al mismo tiempo, los presupuestos estatales se están desintegrando, con los gobiernos frente a un agujero presupuestario colectivo de 112 mil millones de dólares en el año fiscal que comienza para la mayoría de ellos el 1 de julio. Cerrar estos agujeros significará aumentos de impuestos y recortes de gastos, lo que provocará más despidos, tanto entre los empleados públicos como en las empresas que tienen contratos con los gobiernos estatales y locales. Agregando presión económica sobre las familias, es probable que los precios de las casas sigan bajando, con el resultado de millones de ejecuciones hipotecarias y otros desastres en el mercado de la vivienda. Agregando presión sobre las pequeñas empresas, el crédito seguirá estando restringido, con el potencial hundimiento de cientos de pequeños bancos, la mayoría de ellos debilitados por sus préstamos más acuciantes en bienes raíces comerciales. La Federal Deposit Insurance Corporation informó recientemente que 775 bancos estaban en su lista de vigilancia, el máximo desde mediados de 1993. Cualquiera de estas cuestiones sería preocupante. En conjunto, constituyen una emergencia. Sin embargo, el Senado abandonó la ciudad el viernes, tomándose una semana de descanso sin aprobar un proyecto de ley para ampliar las prestaciones por desempleo que expiran; los senadores dijeron que la tratarían más tarde. La Cámara de Representantes votó a favor del proyecto, sin embargo dejó fuera las disposiciones para una subvención del seguro de salud de los trabajadores desempleados y de más ayuda a los estados. La renuencia del Congreso a aprobar el paquete de medidas, que cuesta alrededor de 70.000 millones de dólares, se basa en el familiar argumento de que la nación debe actuar ahora para reducir el déficit presupuestario. De hecho, el apoyo a los recortes ahora –cuando la recuperación sigue siendo frágil y las necesidades siguen siendo grandes– corre el riesgo de condenar a la economía a una larga y dura trayectoria de bajo crecimiento, apenas distinguible, en sus efectos, de la recesión en sí. Eso sería peor para las finanzas de la nación que adelantar los gastos. Corresponde a la administración Obama y los líderes demócratas del Congreso hacerlo, lo ideal sería un plan creíble en conjunto para reducir el déficit a largo plazo. La reforma de salud fue un pago inicial para controlar los costos. La continuación seria del debate sobre el déficit se ha aplazado hasta después de las elecciones de mitad de período, cuando el presidente informe de su panel de presupuesto. Pero incluso entonces, ¿cómo encontrarán muchos políticos el valor para tratar con franqueza con los aumentos de impuestos que la reducción del déficit requiere? La recuperación económica no es un hecho. Tampoco lo es el liderazgo político efectivo. No tendremos una sin el otro. Los peligros de los bancos europeos Hasta ahora, los problemas de Europa no han afectado a los bancos norteamericanos, que poseen poca deuda de los asediados Grecia, Portugal o España. Sin embargo, los sectores financieros estadounidense y europeo se entremezclan, y no está claro si los bancos estadounidenses están preparados para lo que podría suceder. Existen dudas sobre la solvencia de los países europeos más débiles, a pesar del plan de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para poner hasta 1 billón dólares a disposición de las economías endeudadas. El plan ha traído un respiro necesario a los mercados financieros. Es crucial que el Banco Central Europeo lanzara un salvavidas a los bancos de la zona euro, con la promesa de comprar decenas de miles de millones de deuda de los países débiles, una pequeña porción de ella. El Bundestag alemán venció la resistencia de la opinión pública y aprobó el paquete de rescate. Pero éste tiene un defecto fundamental: se basa en profundos recortes presupuestarios de los países que están en recesión o al borde de ella. Varios gobiernos débiles pueden no ser capaces de llevar a cabo las revisiones prescritas. Incluso si lo hacen, los recortes presupuestarios es probable que los hagan aún más débiles. Considere a Irlanda, que fue rápida en hacer frente a la crisis financiera. El año pasado, el gobierno irlandés redujo el gasto, reduciendo el salario de los trabajadores del sector público. Subió los impuestos. La economía irlandesa se contrajo un 7%, y el déficit presupuestario aumentó hasta el 14 por ciento de su producto interior bruto. Este año, el déficit se espera que alcance el 12 por ciento del PIB Grecia se ha comprometido a reducir su déficit presupuestario en más de 10 puntos porcentuales del PIB para el año 2014. España dice que recortará su déficit al 6 por ciento del PIB el próximo año, desde el 11,2 por ciento en 2009. Italia anunció recortes por valor de 30 mil millones de dólares. Portugal e incluso Alemania también han anunciado recortes presupuestarios. Esta es una receta para el estancamiento económico. Tampoco puede evitar una reestructuración de la deuda de algunos de los países europeos más débiles, lo que obligará a los bancos europeos a aceptar una reducción en los valores de sus tenencias. Sentados sobre delgados cojines de reservas de capital, los bancos europeos no están en condiciones de aguantar una fuerte caída en el valor de sus activos. Lo mejor sería reconocer que la reestructuración de la deuda es inevitable. Esto permitiría a los países más débiles comenzar a crecer otra vez más rápidamente, pero para soportarlo, los bancos europeos deberían actuar para recaudar más capital. El capital social de los bancos alemanes asciende a menos del 5% de sus activos totales, en comparación con el 12,4% en Estados Unidos. Y ellos están sentados sobre 650 mil millones dólares de deuda de los cuatro países más afectados. Los bancos norteamericanos son más estables y están mejor capitalizados, pero deben permanecer alerta. Los bancos estadounidenses terminaron el 2009 con una deuda europea total por valor de 1,2 billones de dólares. Eso es aproximadamente el monto de la deuda de hipotecas residenciales subprime pendientes en 2008. Sería temerario asumir que este problema está muy lejos. THE NEW YORK TIMES. 30-5-2010 China. Diario del Pueblo China y Dubai, diferentes mercados inmobiliarios pero igual de atribulados Los acontecimientos en Europa han hecho que la atención global se centre en China, cuyas medidas astringentes hacia el mercado inmobiliario local han causado cierto estupor entre los observadores extranjeros. El mercado inmobiliario es ciertamente un desafío, pero las comparaciones con acontecimientos en el resto del mundo poco se ajustan a la realidad. Resulta poco menos que una tentación comparar el mercado inmobiliario de China con el de Dubai. Algunos comentaristas sostienen que, al igual que Dubai, China está construyendo “castillos de arena,” y cuando se aprieten las clavijas a la política monetaria, los “castillos” se derrumbarán. De hecho, hay razones para preocuparse del mercado inmobiliario. Y las medidas de ajuste relacionada con la propiedad, que el Consejo de Estado aprobó en abril, fueron aceptadas de buen grado. Con todo, hay diferencias importantes entre China y Dubai que se pasan por alto a menudo. La primera diferencia es la población. En ese emirato árabe la mayoría de los habitantes son expatriados. Solamente 1.2 millones del total de seis millones de los Emiratos Arabes Unidos son de Dubai. Por consiguiente, cuando se produjo la crisis crediticia, un número importante de trabajadores expatriados salió del país, lo que causó un notable déficit en la demanda de viviendas. Se considera que la población de Dubai se redujo en 8 por ciento desde la crisis. En China, ocurre lo contrario. El país no sólo tiene una amplia población nacional, sino que también su alta tasa de urbanización implica un flujo constante de aldeanos hacia las ciudades, creando así una demanda estructural de vivienda. De hecho, se espera que las tasas de urbanización sean un decisivo compulsor del crecimiento del PIB en la póxima década, punto que a menudo desestiman los comentaristas extranjeros. La segunda observación es que el uso de influencias desempeñó un mayor papel en el mercado inmobiliario de Dubai que en el de China. La mayoría de los apartamentos requirieron apenas un pago inicial mínimo, mientras que los agentes inmobiliarios aceptaron el pago por apartamentos cuya construcción apenas se había iniciado. Este modelo funcionó mientras hubo crédito disponible, pero se derrumbó cuando el crédito comenzó a menguar debido a la crisis financiera. Por el contrario, China requiere de pagos iniciales mucho más cuantiosos, mientras que algunas familias prefieren pagar al contado. Las recientes medidas de ajuste han reducido aún más la importancia de las influencias para el mercado inmobiliario. Hay también restricciones más estrictas en la capacidad de los agentes de vender los apartamentos antes de que su construcción haya acabado. Así las cosas, ¿puede decirse que todo está muy bien en China? No tanto. Los problemas de Dubai también ofrecen dos advertencias importantes. La primera advertencia es que los especuladores extranjeros juegan un importante papel para el mercado inmobiliario de Dubai. La ciudad es punto popular para los inversores, ya sean de Irán, de Rusia, o del Reino Unido. Pero estos inversores se marcharon cuando sus economías fueron afectadas por la crisis económica. El resultado fue otra disminución en el consumo, que los nacionales de Dubai no pudieron cubrir. Sin dudas, los especuladores extranjeros desempeñan un papel menos significativo en el mercado inmobiliario de China. Con todo, los especuladores locales invierten en ciudades vecinas, y pueden irse fácilmente, como salieron los expatriados de Dubai. Es de vital importancia, por consiguiente, poner coto a este tipo de inversión, de lo contrario, la demanda de apartamentos residenciales crecerá más rápidamente de lo que requieren las situaciones económicas locales. La segunda advertencia es que Dubai es una pequeña economía rodeada por vecinos más grandes. Un pequeño aumento en la demanda regional puede tener un impacto notable sobre la economía de Dubai. Por el contrario, China debe descansar cada vez más en su propia demanda nacional como conductora del crecimiento, de ahí que sea más urgente evitar una burbuja inmobiliaria. Si se corrigiera en gran medida la actividad del sector inmobiliario y de la construcción, la demanda regional no podría proporcionar la misma ayuda a China, como lo hizo con Dubai. Más que nunca, China debe confiar en su demanda nacional si espera escapar a la crisis económica global. Esto no hace más que acentuar la importancia de la reforma económica. De ahí la positiva acogida deparada a las recientes medidas de ajuste del Gobierno, que también se extendió a los requisitos locales para la residencia impuestos por algunas ciudades DIARIO DEL PUEBLO. 28-5-2010