China, la brecha de ingresos dispara la señal de alarma

«Ya se habla de un plan para contener la extensiva disparidad en la renta, según funcionarios de la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma (CNDR), los cuales no quisieron especificar fecha alguna para la publicación de medidas. Los esfuerzos se producen en momentos en que diversos especialistas advierten que la nación no se puede dar el lujo de permitir una disparidad cada vez mayor en los niveles de ingresos.»

Los medios de comunicación estatales han ofrecido cobertura intensiva al roblema, sobre el cual el texto más reciente apareció el martes, en la edición de ultramar del Diario del Pueblo, el cual comentó que China hace frente con una brecha de ingresos cada vez mayor, la cual va de la mano con un sentimiento de desigualdad social, a pesar del crecimiento constante en el salario promedio nacional desde los años 80. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- La política monetaria tiene que hacer más que controlar la inflación. Es una herramienta más poderosa que eso. Es también una política distributiva. En otras palabras, cuando mantuvimos las tasas inusualmente bajas por un período considerable de tiempo, favorecimos el crédito y las distribuciones relacionadas a éste por encima de los ahorros, y creamos las condiciones que, creo yo, facilitaron una burbuja China. Diario del Pueblo La brecha de ingresos dispara la señal de alarma Guo Kiang China redobla hoy los esfuerzos para reformar su modo de distribución de riquezas, en medio de señales de advertencia y temores de que la creciente brecha de ingresos del país se está erigiendo en peligro latente para su estabilidad social. A este tenor, ya se habla de un plan para contener la extensiva disparidad en la renta, según funcionarios de la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma (CNDR), los cuales no quisieron especificar fecha alguna para la publicación de medidas. Los esfuerzos se producen en momentos en que diversos especialistas advierten que la nación no se puede dar el lujo de permitir una disparidad cada vez mayor en los niveles de ingresos. Dicho proyecto podría incluirse en el siguiente plan quinquenal del país, efectivo en el período de 2011 a 2015, según el periódico 21st Century Business Herald. Los medios de comunicación estatales han ofrecido cobertura intensiva al problema, sobre el cual el texto más reciente apareció el martes, en la edición de ultramar del Diario del Pueblo, el cual comentó que China hace frente con una brecha de ingresos cada vez mayor, la cual va de la mano con un sentimiento de desigualdad social, a pesar del crecimiento constante en el salario promedio nacional desde los años 80. La Agencia de Noticias Xinhua divulgó anteriormente este mes que más del 10 por ciento de los chinos más ricos percibían 23 veces más que el 10 por ciento más pobre en 2007 – 7,3 veces más que en 1988. Cong Yaping y Li Changjiu, analistas económicos en Centro de Estudios Internacionales de Xinhua, advirtieron que el coeficiente de Gini de China – un indicador de la desigualdad en la renta – ha excedido el 0,5, lo que equivale a una amenaza a la seguridad económica, una reducida perspectiva de desarrollo e inestabilidad social, según informó la semana pasada el diario de información económica de Xinhua. El umbral de alarma, según lo reconocido comúnmente por la comunidad internacional para el coeficiente de Gini es 0,4. Un informe del Banco Mundial indicó que el índice para China aumentó hasta 0,47 el año pasado. La desigualdad de la renta en el país también se hizo evidente en el ampliado margen de diferencia entre los ingresos de los residentes urbanos y rurales, que fue de 3.33:1 este año, comparado con 2:56: 1 en 1997, según las más recientes cifras del Departamento Nacional de Estadísticas. Yang Yiyong, director del Departamento de Investigaciones sobre el Desarrollo Social en la CNDR, advirtió que China no pueda permitirse fomentar alzas en el índice de Gini, pues la disparidad cada vez mayor podría dar lugar a malestar social y “podría incluso causar desconfianza hacia el sistema económico de propiedad pública del país.” “Los problemas sociales, incluyendo los trabajadores emigrantes que se han estado suicidando y la serie de ataques contra alumnos, se relacionan con los conflictos que emergen de la brecha de ingresos” , dijo Yang. El funcionario se refería a los siete ataques sin relación entre ellos contra estudiantes de escuela primaria y guardería en menos de dos meses, en los cuales fueron asesinados más de una docena de niños. También esta semana, el número de suicidios aparentes en la compañía taiwanesa Foxconn llegó a su décimo caso. La brecha en los ingresos urbano-rurales constituye la mayor parte de la brecha total, afirmó Yang, quien hizo un llamado por la libre movilidad de la fuerza laboral y la implementación de la igualdad de salario para el mismo trabajo, lo que se ve obstaculizado por el actual sistema de registro de residencia, o hukou. El Diario del Pueblo explicó que el sistema del hukou ha ayudado a incrementar la brecha entre los ricos y los pobres. Los ciudadanos con hukou rural no pueden disfrutar generalmente de los mismos beneficios sociales que los residentes urbanos, aunque vivan y trabajen en las ciudades. La separación cada día más pronunciada entre ricos y pobres también ha despertado inquietudes sobre la posibilidad de que China siga la ruta de algunos países latinoamericanos, tales como Brasil, donde el índice de Gini alcanzó 0,69 en cierta ocasión. Yang, sin embargo, considera que tales preocupaciones son innecesarias, pues los países adoptan diversos modelos de desarrollo. Li Shi, director del Centro de Investigaciones sobre la Distribución de Ingresos y la Pobreza, de la Universidad Pedagógica de Pekín, ha detectado una diferencia cada vez mayor entre las industrias de monopolio y las de otro tipo. A su juicio, los empleados en las industrias de monopolio, incluyendo telecomunicaciones, finanzas, seguros y tabacalera, pueden ganar dos o tres veces más que los que trabajan en otras industrias. La brecha podría ensancharse de cinco a 10 veces si se toman en cuenta el bienestar y otras formas de ingresos, Li dijo Xinhua. Mientras tanto, la proporción de salarios en el crecimiento del PIB de China ha estado disminuyendo durante 22 años, período en el cual China ha estado alistándose para substituir a Japón como seguno país más rico del mundo, puntualizó Zhang Jianguo, funcionario de la Federación de Sindicatos de China (FSCh), en declaraciones a workercn.cn, un sitio web adscrito a dicho grupo. La proporción tocó techo en 56,5 por ciento en 1983, pero bajó al 36,7 por ciento en 2005, dijo, situación que no mostrado signos de mejoría destacables en los últimos años, según el informe. Sin embargo, Zhong Dajun, director del Instituto de Observación de la Economía Dajun de Beijing, advirtió que cualquier reforma sería difícil, pues implicaría a diversos grupos de interés, mientras que se impone “consolidar los derechos de los trabajadores, cuya voz debe ser escuchada para garantizar que no están siendo mal pagados.” La brecha de ingresos no sólo traerá malestar social, sino que además perjudicará el desarrollo económico del país, recalcó Zhong. Los funcionarios dicen que el abordaje de la brecha de ingresos ha sido una prioridad para la dirección del país, como parte de la cual el primer ministro Wen Jiabao se comprometió a aumentar la proporción de la renta de los residentes con relación a la renta nacional, así como recurrir a la influencia financiera y fiscal para reducir la brecha de ingresos y promover la Seguridad Social. En tanto, altos funcionarios se están ubicando en diversos lugares para aprender sobre la distribución de ingresos, de cara a la implementación de los muy comentados cambios. DIARIO DEL PUEBLO. 29-5-2010 EEUU. The Wall Street Journal La voz disidente en la Reserve Federal de EEUU Mary Anastasia O’Grady Tras las secuelas del pánico financiero de 2008 en Wall Street, es fácil olvidar que esta parte de Estados Unidos, en el centro del país, tiene su propia y desastrosa historia de especulación. Sin embargo, Thomas Hoenig, el presidente del banco central de Kansas City, lo tiene muy claro. Las lecciones de lo que pasó en los años 70 aún moldean su pensamiento sobre el papel que juega la política monetaria de la Reserva Federal en la creación de burbujas de activos. Hoenig es más que uno de los presidentes de los 12 bancos regionales de la Fed. Es también un miembro con derecho a voto del Comité de Mercado Abierto del banco central, que establece la política monetaria. En los últimos meses, ha sido también el único miembro del comité que se opone a la promesa de la Fed de mantener las tasas de interés en "niveles excepcionalmente bajos" por "un período de tiempo extendido". En la reunión del comité en abril, Hoenig se opuso a ese lenguaje por tercera vez consecutiva y advirtió que esas palabras invitaban a un tipo de problema que EE.UU. ya ha visto antes. "Llevo muchos años en la Reserva Federal, desde 1973…", dice Hoenig en una entrevista en su oficina. "Durante los años 70, vivimos un período de tasas bajas… y durante ese tiempo vi cómo bancos y otros invertían (en base a) valores de activos (inflados), incluyendo terrenos agrícolas, bienes raíces comerciales… y las proyecciones de que en 1980 el barril del crudo subiría a US$100". Ese auge petrolero e inmobiliario acabó mal, con una seguidilla de quiebras de bancos y una debacle financiera que hundió a esta región (del país) considerablemente. Aunque Hoenig reconoce que no puede predecir burbujas, afirma que "cuando existe un período extenso de tasas de interés muy bajas… se dan las condiciones para una expansión rápida del crédito que puede generar burbujas. Por lo menos, la probabilidad de burbujas es mayor bajo esas circunstancias". Eso es probablemente cierto. Pero también es verdad que el Comité de Mercado Abierto seguramente no votará para elevar las tasas a menos que algunos de sus miembros prevean las consecuencias. Ahí es donde entra en juego Hoenig. "En los 70 y en la década del 2000 tuvimos tasas de interés de bienes raíces negativos más de 40% del tiempo. Las consecuencias fueron burbujas, alto apalancamiento y crisis financieras", dice el funcionario. Hoenig sostiene que las tasas de interés superbajas de la Fed como respuesta a la última crisis fueron "comprensibles". Ahora, agrega, "hemos atravesado la crisis. No estamos en tinieblas, la economía está avanzando, estamos en una posición en la que debemos pensar en el largo plazo. Eso es lo que les corresponde hacer a los bancos centrales". En esa búsqueda de "equilibrio a largo plazo", Hoenig dice que "cero no es sostenible". Por el contrario, piensa que la Fed debería avanzar "hacia una política monetaria más normal", según permita la economía. Es por eso que se opone a mantener las tasas bajas, explica. "Creo que deberíamos prepararnos. No puedo garantizarle al carpintero de la esquina un margen (de ganancia). En verdad, no creo que deberíamos asegurarle a Wall Street un margen al garantizarle un ambiente de tasas de interés de cero o casi cero". Hoenig enfatiza que la idea no es endurecer la política sino "encaminarla a una posición más neutral". Le preocupa en particular que, como están las tasas hoy en día, "el ahorrador está en cierto modo subsidiando al prestatario". Eso a la larga perjudica a los mercados. "Necesitamos un entorno más normal para lograr una recuperación extendida y una economía más estable a largo plazo". Un clásico problema de la política monetaria es qué hacer cuando la inflación no se vislumbra como un problema, pero parecen estar formándose burbujas de activos. Al preguntarle a Hoenig si la Fed se metió en un problema cuando en la década pasada se apoyó en la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, en vez de la inflación general, que incluye todo, él menciona el problema del riesgo mal sopesado. "La política monetaria tiene que hacer más que controlar la inflación. Es una herramienta más poderosa que eso. Es también una política distributiva. En otras palabras, cuando mantuvimos las tasas inusualmente bajas por un período considerable de tiempo, favorecimos el crédito y las distribuciones relacionadas a éste por encima de los ahorros, y creamos las condiciones que, creo yo, facilitaron una burbuja", asegura. Esto no quiere decir que a Hoenig no le preocupe la inflación, pero sostiene que el banco no puede tirar de una palanca para detenerla. "… La política monetaria tiene piernas largas y variables". En otras palabras, la inflación actual no le dirá si la política monetaria de hoy es la correcta. Todo eso tiene sentido, pero no elimina el hecho de que el desempleo en EE.UU. es de casi 10% y que la economía del país está operando muy por debajo de su capacidad. ¿No son esas razones a favor del crédito? "Concuerdo con que existe poca actividad en la economía", dice Hoenig, aunque me recuerda que las cosas han empezado a mejorar. Es más, según estudios que ha revisado, argumenta que "en la mayoría de los casos, los vacíos en la producción (una medida del exceso de capacidad en la economía) no han sido particularmente útiles como herramientas de predicción. Y a mi juicio, así es. En los 70, cuando tuvimos un largo período de tasas de interés negativas, experimentamos lo que la gente llama estanflación (inflación con poco o ningún crecimiento). Creo que esa es una posibilidad". ¿Por qué? Porque, sostiene, "tenemos una política muy, muy moldeable, tenemos un déficit bastante significativo y tendremos presiones cada vez mayores relacionadas a ese déficit y su financiamiento". Le pregunto si la Fed corre el riesgo de ser politizada. "Creo que sería una tragedia si el sistema se politiza más de lo que ya lo está", responde. Al referirme a la impresión de dinero como una salida a la crisis de deuda soberana, contesta: "Grecia es una lección de que no debemos, si me permito decirlo, ser tan arrogantes en pensar que eso no podría pasarnos a nosotros o a otros", señala. "Somos afortunados, somos una economía más grande y tenemos la divisa de reserva". Pero los déficits de EE.UU. no son sostenibles, agrega. La Fed podría ser presionada a imprimir dinero para salir del problema, reconoce Hoenig, y "el resultado podría ser una tendencia inflacionaria muy fuerte". THE WALL STREET JOURNAL. 27-5-2010

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