Abismo social

La crisis, tenaza alimentaria

La crisis actúa como una tenaza sobre las personas que han pasado a depender de los alimentos que suministran las entidades de caridad. La petición de alimentos a entidades benéficas crece un 45% desde la crisis, y mientras esta cifra crece, disminuye la posibilidad de los bancos de alimentos de obtener excedentes de la industria agroalimentaria. Este tiene que recortar gastos.

Si en 2008 fueron 890.000 las ersonas que recurrieron a entidades benéficas para susistir, se prevé que en 2009 la cifra supere el millón. En breve pues, seremos cuatro millones de parados, más de un millón y medio sin derecho a cobrar subsidio, y buena parte dependiente de la caridad para alimentarse. Por otro lado y ligado a esto, ya se oyen afilar los cuchillos de la rebaja salarial y el abaratamiento del despido como el “plan B” que Zapatero se va a tener que avenir, antes o después, a llevar a cabo. O sea, para cuando sea ostensible que el plan E es realmente pan para hoy y hambre para mañana.En el extremo de la depauperación social se dibuja una radiografía dramática del abismo social que se abre en el subsuelo de toda España. En un 26% de los casos se trata de familias y de personas solas que han visto degradada su situación por el paro de larga duración. Gente sin posibilidad de recolocación que se le ha agotado cualquier posibilidad de cobrar subsidios o familias que no les llega para pagar la hipoteca, la comida y los gastos escolares de los hijos a la vez. Otro 16 por cien, y en clara tendencia a la alza, lo constituyen los inmigrantes. La política de “usar y tirar” les deja apeados La clave para el funcionamiento de los bancos de alimentos son los voluntarios. Casi el 100% de los 1400 que están en activ en toda España son jubilados. Mano de obra desinteresada que permite que de cada euro que se recibe se obtenga un rendimiento de 100 euros.

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