La crisis ha terminado; ¡ha llegado el caos!

«¿Qué es lo que pasa exactamente? En el otoño de 2008, llenos de pánico ante la amplitud de la crisis bursátil y bancaria, los principales dirigentes del mundo desarrollado decidieron detener el incendio inundando sus paí­ses de liquidez y obteniendo de su bancos centrales que ellos dirigen las polí­ticas lo más complacientes posibles. De un lado manteniendo las tasas de referencia muy bajas. Del otro comprando a los bancos sus famosos activos tóxicos.»

No han sido menos de 4 billones de dólares los que han sido inyectados en el esacio de algunos meses en el circuito económico mundial bajo la forma de planes de recuperación. Todo esto, por supuesto, con dinero que no tenían. El único problema, es que hoy los mercados, a los cuales los Estados han ido a buscar los billones de sus planes de recuperación, presentan sus cuentas. Comenzando por los países que saben más frágiles: Grecia, España, Portugal, puede que mañana Italia y en espera Gran Bretaña, Francia y EEUU. (LE FIGARO) THE WALL STREET JOURNAL.- Alemania considera un plan con sus socios de la Unión Europea (UE) para ofrecer a Grecia y otros miembros de la zona euro en apuros garantías de préstamos en un intento por calmar los temores de una cesación de pagos, según fuentes cercanas. El plan se implementaría dentro del marco de la UE pero estaría encabezado por Alemania, informó una fuente. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha analizado esta idea en los últimos días con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet Francia. Le Figaro La crisis ha terminado; ¡ha llegado el caos! Yves de Kerdrel Lo que está pasando desde hace 10 días en el “planeta financiero” es realmente muy grave. En el momento en que el mundo entero, con EEUU a la cabeza, se apresta a salir de la crisis nacida a finales de 2008, todo apunta a que las economías mundiales entran en una zona de caos, monetario y financiero, para el que nadie ha previsto la salida. ¿Qué es lo que pasa exactamente? En el otoño de 2008, llenos de pánico ante la amplitud de la crisis bursátil y bancaria, los principales dirigentes del mundo desarrollado decidieron detener el incendio inundando sus países de liquidez y obteniendo de su bancos centrales que ellos dirigen las políticas lo más complacientes posibles. De un lado manteniendo las tasas de referencia muy bajas. Del otro comprando a los bancos sus famosos activos tóxicos. No han sido menos de 4 billones de dólares los que han sido inyectados en el espacio de algunos meses en el circuito económico mundial bajo a forma de planes de recuperación. Para unos, esto ha consistido en hacer grandes planes de infraestructuras. Para otros, subvencionar el consumo doméstico. Al enorme endeudamiento privado, nuestros gobernantes lo han sustituido por un endeudamiento público. Todo esto, por supuesto, con dinero que no tenían. Bonito cálculo a corto plazo, puesto que por todo el mundo aparecen, después de algunas semanas, signos manifiestos de recuperación. El síndrome de las depresión de los años 30 ha sido descartado. El único problema, es que hoy los mercados, a los cuales los Estados han ido a buscar los billones de sus planes de recuperación, presentan sus cuentas. Comenzando por los países que saben más frágiles: Grecia, España, Portugal, puede que mañana Italia y en espera Gran Bretaña, Francia y EEUU. Ciertamente, como escribió Corneille: “El mundo es un caos, y su desorden excede/ todo aquello que se quisiera aportar como remedio”. Pero si la economía mundial aparece hoy, más que nunca, como una verdadera “bestia negra”, es por tres razones principales. En primer lugar, los grandes países desarrollados se lo han jugado todo a sus planes de recuperación. Han recurrido, como nunca, a déficits exorbitantes, apostando por el efecto de la masividad y la rapidez. Era una opción. Sin embargo los mercados están tanto más temerosos a la vista de las deudas soberanas cuanto que salieron escaldados del krack de 2008. Hasta el punto de que prefieren ahora suscribir empréstitos de empresas bien gestionadas, que bonos del Tesoro de las grandes potencias derrochadoras. La segunda razón que justifica el empleo de la palabra “caos”, es que los bancos centrales, que hasta ahora eran susceptibles de atenuar los desequilibrios financieros, no poseen ya ni más munición, ni margen de maniobra. No hay lugar para nuevas bajadas de tipos. Todavía hay menos facilidad para lo que los financieros llaman medidas no convencionales. La Reserva Federal americana ha comprado tal cantidad de activos tóxicos que su balance está más minado que el de un fondo especulativo. En cuanto al BCE, ha agotado la mayor parte de sus reservas. La tercera razón, en fin, de esta situación tan difícil, es que si hasta 2008 los Estados han considerado siempre los mercados como un engranaje ineludible de la economía, los han convertido, después, en el principal chivo expiatorio del desorden actual. Nicolás Sarkozy tenía mil veces razón cuando declaró en Davos, hace unos días, que “la crisis actual no es una crisis del capitalismo, sino una crisis de la desnaturalización del capitalismo”. Pero se equivocó mil veces leyendo estas palabras escritas con vitriolo por Henri Guain describiendo a los mercados como el lugar “donde el presente lo es todo, y el futuro no cuenta nada”. Siempre es fácil tomarla con “el capital apátrida”, hoy en los hedge funds, como ayer en los “gnomos de Zurich”, o en los años 20 en el “muro del dinero”. N hay nada más popular, ni más populista. Pero si nadie ha conseguido, hasta ahora, pasar de los mercados, es porque son el único lugar donde los Estados, las empresas y los bancos pueden procurarse los capitales tanto para mañana como para el plazo de medio siglo. Los mercados responden siempre presente, en función del grado de riesgo que miden y de la confianza que inspira tal o cual deudor. Los gobernantes, los reguladores, las autoridades públicas nacionales o internacionales han prometido todos que iban a poner fin a los desequilibrios financieros mundiales que estuvieron en el origen de la crisis de 2008. Y han preferido tomarla bien sea con el sistema bancario, o con los paraísos fiscales, o con los bonus distribuidos, para hacer creer que atacaban lo esencial. Los mercados, que miran a largo plazo, no han sido engañados. No tiene nada de sorprendente que remarquen hoy su desconfianza. Incluso si es al precio del caos. LE FIGARO. 8-2-2010 EEUU. The Wall Street Journal Alemania evalúa un plan para rescatar a Grecia David Crawford y Matthew Karnitschnig Alemania considera un plan con sus socios de la Unión Europea (UE) para ofrecer a Grecia y otros miembros de la zona euro en apuros garantías de préstamos en un intento por calmar los temores de una cesación de pagos, según fuentes cercanas. El plan se implementaría dentro del marco de la UE pero estaría encabezado por Alemania, informó una fuente. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha analizado esta idea en los últimos días con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, según esta persona. Las deliberaciones subrayan las preocupaciones en Europa de que las turbulencias en los mercados en torno a los altos niveles de deuda de Grecia y otros países pueden mellar la unión monetaria. Grecia es el que ha salido peor parado de un grupo de países que incluye a España, Portugal e Irlanda. En los últimos meses, sus bonos han enfrentado mayor presión en medio de las preocupaciones de que tendrá dificultades para pagar sus deudas. Esto también ha afectado al euro en los últimos días. Aún no está claro la estructura que podrían adoptar las garantías, pero cualquier iniciativa que les permita a los países que violan las normas del bloque sobre los déficits, como Grecia y España, eludir las consecuencias de sus políticas probablemente genere inquietud sobre la viabilidad del euro a largo plazo. El que la UE estudie una medida de esta magnitud sugiere que sus autoridades consideran que la alternativa, una potencial cesación de pagos de un miembro de la zona euro, sería un desenlace que podría tener serias repercusiones para Europa y la economía mundial. El tema acaparará la atención durante la cumbre de los líderes de la UE que tendrá lugar el jueves en Bruselas. Puede que esta semana no se llegue a una decisión final sobre el plan, pero Alemania ha concluido que las garantías de préstamos constituyen la manera más eficiente para prevenir el contagio de la crisis de deuda, apuntó una de las fuentes. Un vocero del ministerio alemán de Finanzas dijo que aún no se ha tomado ninguna decisión sobre la ayuda. Un portavoz del presidente de la UE, Herman Van Rompuy, no quiso hacer comentarios para este artículo. Un vocero del BCE declinó referirse al tema. Durante semanas, los inversionistas han alimentado la inquietud de que el déficit fiscal y alto nivel de endeudamiento coloquen a Grecia en riesgo de sufrir una cesación de pagos. El martes, la noticia de que Trichet abreviaría una reunión en Australia para viajar a Bruselas fortaleció al euro frente al dólar y a los bonos griegos. Los inversionistas interpretaron la medida como una señal de que podría haber un paquete de rescate para Grecia. Las esperanzas de los inversionistas se desinflaron cuando la oficina de Trichet insistió que el presidente del BCE tenía contemplado asistir a la cumbre de Bruselas desde el mes pasado. El precio de la ayuda En cierto sentido, el euro es un experimento arriesgado, una alianza económica forjada en torno a una moneda común, pero que deja la política fiscal en manos de cada país miembro. La promesa de que ningún integrante gaste en exceso ha sido violada por Grecia en reiteradas ocasiones durante los últimos diez años. Se calcula que el déficit fiscal de Grecia para 2009 ascienda a cerca del 13% de su Producto Interno Bruto (PIB), muy por encima del límite de 3% fijado por la UE. Durante la mayor parte de su existencia, el euro siguió su marcha a pesar de que países como Grecia e Italia no respetaban los límites fiscales. Los inversionistas no prestaban mucha atención a las escasas facultades del brazo ejecutivo de la UE para obligarlos a cumplir sus compromisos. Ahora, sin embargo, el mercado ha enviado una clara señal de que el juego tiene que terminar y la UE tiene una difícil decisión por delante. Cualquier solución que se configure para Grecia podría convertirse en un modelo para futuros rescates, apuntan analistas. ¿Debería Portugal recibir ayuda también? ¿Cuál es el mensaje que esto envía a los países de Europa del Este que tratan de incorporarse a la UE? ¿Qué ocurrirá con Irlanda, que no ha obtenido asistencia y que ha puesto en marcha severos recortes de gastos? "El incendio puede apagarse de un día para otro. No es tanto dinero", dice Stephen Jen, del fondo de cobertura londinense BlueGold Capital Management. "Nos encontramos ante un problema mucho mayor". Cualquier asistencia que preste la UE tendrá que hallar un equilibrio entre impedir una catástrofe de mayores proporciones, por una parte, y no castigar lo suficiente a países proclives a gastar en exceso, como Grecia, por la otra. Esto último podría mermar la confianza en el euro. "Mientras quede muy claro que cualquier respaldo vendrá aparejado de condiciones muy severas, no va a afectar el tema del riesgo moral", indica Fabian Zuleeg, economista jefe del Centro de Política Europea, un centro de estudios de Bruselas. De todos modos, añade, "hay que elegir entre dos males". Un rescate generaría grandes interrogantes acerca del pacto de estabilidad y crecimiento de la UE, como se conoce el mecanismo en que los países de la zona euro manejan su deuda. La UE ha sostenido que el pacto por sí solo es suficiente para ordenar las finanzas de los miembros más gastadores. El martes hubo una leve señal de un cambio de parecer en Bruselas cuando Joaquín Almunia, en su último día como comisionado de Economía de la UE, afirmó que esperaba que otros miembros de la UE estuvieran dispuestos a ayudar a Grecia, pero que Atenas tenía que reconocer que no podía "recibir apoyo gratis". Almunia, que durante cinco años ha sido el encargado de implementar las normas presupuestarias del bloque, había insistido durante varias semanas que Grecia, con la supervisión de la Comisión Europea, era capaz de corregir por su cuenta sus problemas fiscales. THE WALL STREET JOURNAL. 10-2-2010

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