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La crisis en Portugal supera las previsiones más pesimistas de la ‘troika’

A punto de cumplirse el segundo aniversario de la firma del plan de rescate de 78.000 millones de euros a Portugal, todo lo que promete el gobierno conservador luso dirigido por Passos Coelho, bajo la tutela del FMI, del BCE y de la UE, es que para cuando la «troika» se marche del país (2014) aun habrá que esperar 25 años para dar por concluida la histórica operación del reajuste financiero y presupuestario. Así, según el ministro de las Finanzas Vítor Gaspar, Portugal solo volverá a conquistar la plena confianza de los inversores cuando el «ratio» de la deuda pública vuelva a situarse por debajo del 60% del PIB, lo que no ocurrirá probablemente antes del 2040.

Todo lo demás es pura fantasía, incluyendo la revuelta social que lastra al país y que el pasado 2 de marzo llevó un millón de personas a la calle, bajo el himno de la «Revolución de los Claveles» (1974) «Grandola vila morena» y gritando aquello de «que se ajuste la troika».

Lo cierto es que los trajeados y sombríos representantes de la «troika» que durante más de dos semanas han revisado las cuentas portuguesas, en ningún momento se han dejado influenciar por el clima de revuelta popular. Y lo mismo pasó a Vítor Gaspar, que no tuvo más remedio al final que volver a revisar a la alza todos los dados macro-económicos negativos de su polémica gestión de la crisis. Sobre la evolución del PIB, todas las previsiones han pecado por exceso de optimismo: el pasado mes de junio, la «troika» y el gobierno de Passos Coelho apostaban en una «recuperación económica» a partir de este año, pero la previsión de crecimiento del 0,4% quedó rápidamente desfasada, y lo que vino después fue una escalada en las previsiones de «crecimiento negativo», que en el espacio de tres meses, desde la elaboración del Presupuesto del 2014, pasaron del -1,0% al -2% y ahora al -2,3%.

La triste realidad es que todo el país y el conjunto de la economía sufren las consecuencias del «remedio de caballo» impuesto por Passos Coelho y por Vítor Gaspar, cuya máxima prioridad es la rápida recuperación de la confianza de los inversores, con ambiciosas reformas de fondo (mercado eléctrico, legislación laboral, administración pública…) y drásticos recortes del gasto público, salarios, pensiones, y que en algunos casos superan las medidas exigidas por la «troika». Lo que nadie puede negar, en todo o caso, es que ante el desplome del consumo público y privado y de la inversión productiva, la paralización de las exportaciones y la mala coyuntura internacional, Portugal se enfrenta a una situación económica y social mucho peor que la que tenía en mayo de 2011, cuando el entonces primer ministro socialista José Sócrates se hizo «harakiri» al solicitar la ayuda de la «troika», por la fuerte presión conjunta del mercado de la deuda pública, la banca y del Partido Social Demócrata (PSD) de Passos Coelho.

El paro, disparado

Uno de los datos más llamativos es la evolución de la tasa de paro, que segun pronostica Vítor Gaspar se acercará a final de año al 19%. De hecho, desde la llegada de la «troika» el paro ha aumentado en más de seis puntos porcentuales, desde el 12% al 18,2%. Y según el ministro de las Finanzas, lo mejor que el país podrá esperar los próximos años, teniendo prácticamente la mitad de los jóvenes en el paro, será la situación actual. Además de tres años consecutivos de recesión (2011/2013), cuando se ha perdido no menos de 6,9 puntos del PIB, en el mejor de los mundos (o sea según las últimas previsiones de la «troika» y del gobierno), Portugal solo volverá a crecer un raquítico 0,6% en el 2014 y 1,5% en el 2015, que no serán ciertamente suficientes para crear nuevo empleo.

Al contrario, lo que está en los papeles de la «troika» y de Vítor Gaspar, es una nueva reforma laboral, con vista a mayores facilidades de despido, con una rebaja de las indemnizaciones, de 18 a solo 12 días por año de trabajo.

También llama la atención que, pese a la cura de austeridad y los recortes del Estado del Bimestar, Portugal tiene todavía mucho camino por recorrer para rebajar el déficit y la deuda a los niveles exigidos por Bruselas: lo mismo que con el PIB y la tasa de paro, también en estos ámbitos la situación fue de mal a peor.

De hecho, al margen de maniobras contables de última hora, como la venta de la gestora aeroportuaria Ana (los franceses de Vinci pagaron 1.200 millones de euros que Lisboa quería utilizar para rebajar el déficit en contra de los criterios de Bruselas), Vítor Gaspar aun no pudo cuadrar las cuentas públicas, que experimentaron un desfase del 7,4% en 2011 y del 6,6% en 2012.

Aplazamientos

Sin embargo, Portugal tendrá lo que venía reclamando: un año más de plazo, hasta el 2015, para situar el déficit por debajo del 3%, con que este año y el próximo aun podrá tener desajustes presupuestarios respectivamente del 5,5% y del 4%. Con la deuda pública pasa más de lo mismo: bajo la tutela de la «troika» continuó creciendo y acercase ahora al 125% del PIB, y según el ministro de las Finanzas solo se pondrá por debajo del 60% allá por el año 2040, con lo que supondrá de sacrificios para toda una generación.

En todo o caso, al término de su 7ª inspección de las cuentas públicas lusas desde la firma del plan de rescate, la «troika» saca a relucir el «éxito» de los «esfuerzos» realizados por Lisboa, pero aun pide más, mucho más: solo dará su «visto bueno» definitivo a la entrega a Portugal de otros 2.000 millones de euros del plan de rescate (utilizado ya al 90%) para cuando el gobierno luso presente las «medidas concretas» del nuevo plan de recortes de gasto publico de hasta 4.000 millones previstos para 2013/2015. Es la «amputación» del Estado Social que denuncia la oposición: los nuevos recortes previstos en la plantilla de la administración publica, a través «bajas voluntarias», afectarán principalmente la salud pública y la educación, en este caso con el despido de 30.000 a 50.000 profesores, que fue lo que recomendó el FMI en un polémico informe realizado a pedido del gobierno de Passos Coelho.

Reducir salarios

Lo que está también en juego, es una «restructuración de las tablas salariales» en la administración: lleva sobre la mesa desde 2011 y traerá inevitablemente nuevos sacrificios, al margen por lo tanto de la supresión total o parcial de los subsidios de vacaciones y de fin de año y de los recortes situados entre el 3,5% y al 10% aplicados desde 2012 a los funcionarios que cobran más de 1.500 euros/mes.

Además de la obsesión que alimenta de reconquistar la «confianza» de los mercados, donde vuelve a aventurarse (de momento solo con emisiones de «billetes del Tesoro» a corto y a medio plazo), ya con la mirada puesta en las emisiones de deuda a 10 anos previstas a partir del 2014 pero aun bajo el «paraguas» del BCE, el gobierno de Passos Coelho tiene otra gran preocupación: aunque oficialmente no contemple pedir «más dinero ni mas tiempo», confía en que la «troika» acabara ampliando los plazos previstos para el pago de los 78.000 millones de euros.

Así, según un estudio reciente del BPI, solo en el caso de que la «troika» concediera a Portugal el mismo trato reservado a Grecia, en relación con la ampliación de las maturidades medias del macro préstamo (de 15 para 30 anos), el ahorro para las Finanzas lusas ascendería a 14.900 millones de euros, el 9% del PIB. Pero ante una eventual decisión negativa de la «troika», son muchos los analistas que advierten que después de tantos años de sacrificios Portugal no podrá hacer frente a los compromisos firmados, con «picos» de financiación del plan de rescate de hasta 17.000 millones de euros en 2016 y otros 21.000 millones en 2021.

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