Las claves de la crisis en España

La crisis económica abre la crisis polí­tica

1.- Que Botín aarezca en televisión apoyando públicamente la medida de Zapatero de retrasar dos años la edad de jubilación es un imagen tan insólita como que una alta institución del Estado saliera en apoyo público de un conserje. Lo que revela el nivel de fusión y confusión a la que hemos llegado en los papeles y la división del trabajo que debería corresponder a cada uno. Una de las claves del dominio de las oligarquías financieras en los países de capitalismo desarrollado reside en mantener la discreción, el secreto y el anonimato de los que mandan de verdad, de los que son verdaderamente importantes. El escritor norteamericano Gore Vidal, familiar y asesor político personal de J. F. Kennedy, revelaba hace unos años en una entrevista exclusiva concedida a De Verdad cómo, pese a trabajar durante varios años en el Despacho Oval, él nunca llegó a conocer a más de un 4 o un 5% de quienes forman parte de la “cocina” donde se toman de verdad las decisiones. Añadiendo que el pueblo norteamericano se quedaría estupefacto si se enterara de quiénes son los que de verdad mandan en su país y dónde se toman las grandes decisiones que marcan su rumbo político.Aquí, sin embargo, asistimos a la insólita imagen del primer banquero del país, dueño del mayor banco de la zona euro, asumiendo públicamente el programa o la última medida tomada por el presidente de Gobierno. Algo así como que el presidente del Tribunal Supremo tuviera a una institución o a un alto personaje del Estado como recadero encargado de entregar sus cartas.El mismo padre de Botín reconocía en una de las escasísimas entrevistas que concedió, que en 40 años no había visto a Franco más que en un par de ocasiones. No necesitaba más. Los mecanismos institucionales entre la clase dominante y la clase política funcionaban de tal modo que cada uno sabía cual era su papel y lo que se esperaba de él. Franco, como él mismo afirmaba, “no se metía en política” y los banqueros no se metían en las disputas internas entre las distintas familias del régimen. 2.- Al actuar de esta manera, Botín manifiesta una apremiante necesidad de evitar los apuros y la inestabilidad que prevé en el futuro inmediato para su privilegiada posición alcanzada en la última década en la jerarquía de la gran baca mundial ¿Por qué, entonces, actúa Botín de esta manera, rompiendo las formas universalmente aceptadas para regular las relaciones entre la clase dominante y sus gestores políticos?¿Es fruto de que, tras más de 6 años de dirección absoluta sobre la vida política y económica del país, está ebrio de poder y se considera como una especie de “monarca sin corona”, con la capacidad, como en tiempos de Alfonso XIII, de elegir y quitar primeros ministros de acuerdo con la cercanía que tengan a sus ideas y su persona?¿O es fruto de una necesidad apremiante, dictada por los apuros y la inestabilidad que prevé para su posición y jerarquía en el top ten de la banca mundial alcanzada en estos años?Posiblemente, una combinación de ambas cosas, pero en la que el segundo aspecto ha ido cobrando fuerza hasta convertirse en el determinante.En los últimos 15 días, dos acontecimientos encadenados ocurridos fuera de nuestras fronteras nos ponen sobre la pista de lo que está ocurriendo con nuestro país. En primer lugar, el “levantamiento de la veda” desatada por las grandes oligarquías europeas contra la economía española, poniéndola al nivel de Grecia o de Portugal, y que tuvo su conclusión el pasado jueves con el mini-crash del Ibex-35 que recordaba a las jornadas posteriores a la caída de Lehmann Brothers. Simultáneamente, el auténtico “ninguneo” de Obama hacia Zapatero, haciéndole acudir a Washington a participar a una jornada de oración para, a continuación, no dedicarle ni cinco minutos de su tiempo.Ambos hechos, aparentemente sin relación, nos remiten sin embargo a un mismo escenario: el escenario donde se está decidiendo el nuevo orden mundial y la redistribución de fuerzas del campo imperialista. Y el papel otorgado a España en esta nueva configuración del orden imperialista. 3.- La hondura de la crisis financiera mundial ha hecho cristalizar este nuevo escenario de redistribución del poder mundial. Mientras las viejas potencias imperialistas han acumulado estos dos últimos años un retroceso sustancial y una formidable pérdida en su peso económico mundial, las potencias emergentes, en ese mismo período, continúan su marcha imparable, creciendo, como en el caso de China, a una inaudita velocidad del 9% anual, del 7% como la India, o incluso al más modesto ritmo del 4% de Brasil. En estas condiciones –cuya perspectiva en los próximos años o lustros es la aceleración de los emergentes frente al estancamiento de las viejas potencias–, se impone una redistribución de fuerzas en el campo imperialista.Hace apenas una década, en la distribución del poder internacional –y por lo tanto el espacio que se podía repartir y el papel que cada país podía jugar en él–, el campo imperialista capitaneado por EEUU tenía en sus manos repartirse más del 80% de la tarta, es decir, de la plusvalía mundial.Diez años más tarde, la porción de la tarta que pueden repartirse no debe llegar ya ni al 60%. Y su tendencia es a seguir disminuyendo. En consecuencia, esto exige de forma inexorable una redistribución interna de fuerzas en el campo imperialista, una recategorización de los países que forman parte de él, una nueva colocación de acuerdo a la jerarquía que cada uno tiene según su fuerza económica, política y militar.EEUU se ve obligado a reacomodarse a esta nueva situación, reconociendo el peso alcanzado por China (aunque lo haga a través de un tira y afloja en el que busca retener lo máximo que pueda) y los emergentes. Y debe reacomodar también su sistema de alianzas, sistema en el que el papel y el peso de Europa ocupa un lugar crecientemente marginal y donde, por lo tanto, se ha reducido el espacio a ocupar y la porción de la tarta a repartir.Exactamente de la misma manera están procediendo las potencias europeas a nivel regional, recolocándose en la nueva situación, revitalizando el eje franco-alemán (donde Alemania ha tomado claramente la dirección no sólo económica, sino también política) y procediendo a un reajuste interno de acuerdo al menguante papel y peso que les corresponde en esta nueva situación. 4.- Lo que ha emergido estos días es el proyecto de las grandes potencias imperialistas por degradar a España, colocándola en una especie de tercera división mundial y dejándola caer hasta el lugar que corresponde a su propio peso económico. Esta es la lógica implacable que explica lo que está ocurriendo estos días. Los ataques europeos contra España o el ninguneo de Obama hacia Zapatero responden a un mismo patrón, a un mismo proyecto: en este proceso de redistribución de fuerzas en el campo imperialista, a España hay que dejarla caer hasta que adquiera su propio peso. El espejismo de España como “novena potencia económica del mundo” –sostenido por un gigantesco proceso de endeudamiento gracias a la financiación exterior de las grandes potencias europeas– ha dejado paso a un período de “caída libre” hasta que alcancemos el lugar que por nuestro peso económico, político y militar nos corresponde.Y las grandes oligarquías europeas ya han fijado ese lugar: una especie de tercera división mundial, junto a Grecia y Portugal. Un grado de máxima degradación en la que nuestro país debe pasar a compartir categoría junto a un grupo de naciones (Grecia, Irlanda, Portugal,…) que ni por territorio, población ni volumen de su economía son comparables ni de lejos al nuestro.Algo así, por darle su auténtico sentido a la imagen recientemente usada por Botín, como que el Real Madrid hubiera sido condenado a jugar en la misma división que el Alcoyano. 5.- Con la degradación de España a la tercera división mundial, los dos grandes bancos y el pequeño grupo de multinacionales españolas se enfrentan a la amenaza de ver también degradada la posición y jerarquía alcanzada en el top ten del gran capital mundial en esta última década. Esta recategorización, degradación y recolocación de España tiene una doble consecuencia.En primer lugar, coloca a la oligarquía española, y en particular a Botín, en una nueva y mucho más inestable posición en la jerarquía bancaria mundial a la que se ha encaramado.De ahí su insistencia en “esforzarnos para que no devalúen el rating de España”. Porque el cumplimiento de esa amenaza puede llegar a situarlo como el gran banquero… del círculo mercantil o del casino de Santander que se ha atrevido a meterse en el corazón de la City londinense o en el patio trasero del gran patrón norteamericano.Y, evidentemente, la posición económica, política y militar del país al que usted representa no le permite estar ahí. Ha podido aspirar a ocupar esa plaza durante el breve período de tiempo en que la superpotencia ha tenido absorbida toda la atención y consumido los recursos en sus propios errores.Pero en cuanto ha aparecido la necesidad de reordenar las fuerzas y redistribuir el poder mundial, ya sabe lo que le toca: volver a su sitio. Sitio que está en coherencia con su peso objetivo y real, en una tercera división del poder mundial donde las grandes potencias le pueden montar un Perejil, un 11-M o lo que sea porque no le importa a nadie lo que ocurra con ustedes.En la flotilla de cabeza de la escuadra imperialista –encabezada por el gran portaaviones nuclear yanqui y secundada por destructores de distinta potencia de fuego–, ustedes no son más que un viejo barco de madera a vela. Queremos tenerlos cerca, pero sólo por si la tripulación de los grandes buques necesita que les lleven tabaco o comida. 6.- En este proceso de degradación de la economía española, van a pretender que seamos todos nosotros, el conjunto de la población los que paguemos su factura, en forma de rebajas salariales, recortes en las pensiones y los gastos sociales, despido libre o subidas de impuestos. En segundo lugar, ¿hasta dónde va a llegar y qué va a significar esta devaluación y recategorización de España? Posiblemente, como ya hemos analizado en ediciones anteriores, la pérdida y/o el trasvase de un 30, un 40 o un 50% de nuestra riqueza.Y esto es lo que quieren que paguemos la población, todos nosotros, en forma de rebajas salariales, recortes en las pensiones y en los gastos sociales o de subidas de impuestos.Este es, en última instancia, el sentido de la aparición de Botín. Dar instrucciones públicas a su conserje Zapatero, que quede perfectamente claro lo que tiene que hacer y a la velocidad a la que tiene que hacerlo.Que España está condenada a caer en el pozo de la tercera división mundial parece decidido, cómo hacer pagar los costes de ese “descenso a los infiernos” a las clases populares, de qué forma, bajo qué dirección y a que velocidad es la disputa que está ahora mismo en juego en el seno de la oligarquía española y la que ha abierto la profunda crisis política que atravesamos. 7.- La radicalidad y dureza del proyecto de las grandes potencias para España ha provocado no sólo la agudización de la crisis económica que sufrimos, sino que éste se transforme en una crisis política. Crisis y disputa cuyos perfiles no están todavía suficientemente definidos como para permitirnos predecir con exactitud las formas políticas que va a adoptar. Y para la que distintos signos y síntomas aparecidos en la última semana abren un amplio arco de posibilidades, cuyos dos extremos podríamos calificar como el de una “crisis blanda” y una “crisis severa”.La división en el seno de la oligarquía entre los sectores nucleados en torno a Botín y los enfrentados a él, necesariamente tiende a agudizarse en esta nueva situación. Sin embargo, la misma radicalidad y la dureza del ajuste que deben aplicar sobre nuestro pueblo para tratar de salvar cuanto puedan de su posición deja la puerta abierta a que aparquen coyunturalmente las divisiones para unirse en torno a un mismo programa.El primero de los extremos consistiría, ante la creciente desconfianza de importantes sectores oligárquicos sobre la capacidad del gobierno Zapatero para llevar adelante los ajustes que precisan, en la formación de una especie de “gobierno de concentración oligárquico” (probablemente con Zapatero al frente, aunque también podría ser, según el desarrollo de los acontecimientos, sin él), que agrupe de forma amplia al conjunto de fuerzas pro-oligárquicas, al estilo de los Pactos de la Moncloa, y que por tanto incluiría también alguna forma de participación de los sindicatos en llevar adelante activamente el ajuste duro.En esta dirección va la posición adoptada últimamente por el grupo Prisa, que concluía uno de sus últimos editoriales analizando el mini-crash bursátil del pasado jueves afirmando que “hoy resulta difícil creer que el presidente del Gobierno o el jefe de la oposición [por separado] tengan la credibilidad suficiente para convencer a los mercados de que pueden hacer todo eso”.También parece abrir la puerta a ella las declaraciones de Artur Mas esta misma semana “CiU sí está dispuesta a ayudar, estamos dispuestos a llegar hasta donde sea necesario. Puede ser un apoyo parlamentario a base de negociar y si de la negociación sale algo interesante, un plan, aprobar una hoja de ruta que dé confianza”.Estaríamos posiblemente, en este caso, ante una redistribución de la dirección hegemónica que ha llevado en los últimos 6 años Botín –a través de la preeminencia política de Zapatero–, entrando a participar en ella otros sectores de la oligarquía.Una “crisis dura” sería una agudización mayor del conflicto inter-oligárquico que lleve al sector de la oligarquía opuesto a Botín a intentar aprovechar la coyuntura de extrema debilidad política de Zapatero, para un audaz golpe de mano, un golpe de timón con el que arrebatarle la dirección del proceso, forzando unas elecciones anticipadas en las que el PP –sólo o en compañía de otros (CiU y PNV)– tiene todas las de ganar.La urgencia y fluidez de la situación actual exige ganar tiempo, lo que hace que las próximas semanas y meses vayan a ser decisivas en decantar la situación hacia uno u otro lado. 8.- La respuesta y la alternativa a esta situación que se corresponde con los intereses de las clases populares la hemos formulado ya, adelantándonos con mucha anticipación a los acontecimientos, en octubre de 2008 cuando formulamos que el problema principal de la crisis de nuestro país eran las 4 grandes dependencias. Y cómo de todas ellas, la determinante era la dependencia de la financiación exterior, que sólo ahora empieza a hacerse visible en su descomunal dimensión y en sus drásticas consecuencias para la mayoría.Y volvimos a adelantarnos hace 9 meses, cuando elaboramos el programa electoral para las pasadas elecciones europeas de marzo. Un programa que, visto en perspectiva, está elaborado para la situación actual, respondiendo con una alternativa, punto por punto, a todas y cada una de las medidas del drástico plan de ajuste que las oligarquías financieras europeas están exigiendo y que la clase dominante de nuestro país está empezando a aplicar.Frente la rebaja de salarios que ellos proponen una redistribución salarial en la que nadie gane por debajo de 1.000 € y nadie por encima de 10.000. Frente a los recortes de pensiones y el alargamiento de la edad de jubilación una subida inmediata a 1.000 € mensuales de todas las pensiones. Frente al aumento de la deuda pública, la reducción de un 20% de los gastos del Estado empezando por el despilfarro y los gastos superfluos e innecesarios de las castas políticas. Frente al plan de rescate bancario la utilización de los recursos del sistema financiero al servicio de la creación de riqueza y empleo,…En todos y cada uno de sus puntos, este programa es una respuesta a cada una de las medidas del plan de ajuste duro que están aplicando y una alternativa desde los intereses populares. Lo dijimos y está escrito y publicado. Hace 9 meses, cuando lo publicamos, gran parte de la sociedad española todavía vivía onnubilada con los 400 euros de devolución fiscal, el cheque-bebé o la prolongación del subsidio de desempleo a otros 6 meses.Pero la realidad está obligando a marchas forzadas a la mayoría a abrir los ojos y enfrentarse a ella. Entonces nadie quería hablar de esto y algunos incluso calificaron de “extremistas” o de “lunáticos” los puntos de nuestro programa. Ahora, se quiera o no, hay que hablar de ellos, porque la misma situación obliga a hablar de ellos, a tomar posición ante ellos. Y esta es una base formidable para agrupar y organizar el creciente malestar y rechazo que entre nuestro pueblo está empezando a despertar –y lo va a hacer cada día más– el proyecto de degradación de España y el drástico plan de ajuste sobre nuestras condiciones de vida y trabajo que, sea Zapatero o Rajoy o ambos, que se disponen a aplicar.

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