La crisis durará 10 años en paí­ses como España

Los expertos coinciden en lo poco probable que es una segunda recesión, pero aseguran que la salida del túnel en el que la economí­a mundial está inmerso se realizará muy lentamente y que paí­ses como España estarán en el furgón de cola de esa ansiada llegada a la luz. El economista Paul Romer, de la universidad de Standford, habla del consenso que hay en torno a «una recuperación inusualmente lenta, anémica, especialmente en los paí­ses más endeudados, EEUU, España, Reino Unido, Irlanda». (EL ECONOMISTA)

EL CONFIDENCIAL.- Ha dicho el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que hay mucho arado que no trabaja porque no quiere. No lo ha expresado así exactamente, sino de esa forma más educada que tienen algunos políticos de disfrazar la realidad con eufemismos. Ya no se despide, se “amortizan” puestos de trabajo, y eso de abaratar el despido es un cuento, se trata de “flexibilizar” el mercado laboral; pero en román paladino es como les cuento. EL PAÍS.- Las dificultades a las que se enfrenta Zapatero no derivan solo de la gravedad de los asuntos que le aguardan, por lo demás de tanta trascendencia como una huelga general, unas decisivas elecciones catalanas, la negociación de los Presupuestos en minoría y las primarias de Madrid, en las que está en juego su liderazgo. Como resultado de su forma de hacer política, las respuestas a unos asuntos se solapan o entran en colisión con las de otros, de tal manera que el presidente parece preso de un laberinto que él mismo ha creado EL MUNDO.- Para negociar los Presupuestos al Ejecutivo sólo le queda el PNV, porque los casi seguros votos de Coalición Canaria son insuficientes. Pero los nacionalistas vascos, escocidos por el pacto de gobierno PSE-PP, se lo van a poner muy difícil. En unas declaraciones que parecen perfectamente coordinadas, han hecho llegar al presidente sus exigencias. No se conforman sólo con más transferencias y quieren «participar» en las reformas estructurales (Beloki). Exigen un «acuerdo político» entre el País Vasco y el Estado (Urkullu). Y advierten de que si esto no se logra «sería una irresponsabilidad que el Gobierno intentara acabar la legislatura» (Erkoreka). Opinión. El Economista ”La crisis durará 10 años en países como España o EEUU” Los expertos coinciden en lo poco probable que es una segunda recesión, pero aseguran que la salida del túnel en el que la economía mundial está inmerso se realizará muy lentamente y que países como España estarán en el furgón de cola de esa ansiada llegada a la luz. "Esta crisis durará 10 años en los países más endeudados -entre los que se encuentran España y EEUU- y apenas llevamos tres desde que estalló", afirma Carmen Reinhart, de la Universidad estadounidense de Maryland, en declaraciones al diario El País. Como la mayoría de sus colegas, expertos en economía, Reinhart presenta un escenario de lenta mejora en el que ha revivido el temor a que EEUU vuelva a entrar en recesión acabando con las esperanzas de recuperación del resto de economías del mundo. Sin embargo, una recaída no es lo más probable que suceda, según lo pulsado entre un puñado de ilustres economistas por el diario de Prisa, que encuentra en Nouriel Roubini al más pesimista en este sentido, ya que cree que hay un 40% de posibilidades de que la temida vuelta a la recesión sea real. El economista Paul Romer, de la universidad de Standford, habla del consenso que hay en torno a "una recuperación inusualmente lenta, anémica, especialmente en los países más endeudados (EEUU, España, Reino Unido, Irlanda)". Romer sólo califica de sorpresa lo que está sucediendo en Asia, con una rápida recuperación gracias a China. EL ECONOMISTA. 28-8-2010 Opinión. El Confidencial Agárrenme a ese parado Carlos Fonseca Ha dicho el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que hay mucho parado que no trabaja porque no quiere. No lo ha expresado así exactamente, sino de esa forma más educada que tienen algunos políticos de disfrazar la realidad con eufemismos. Ya no se despide, se “amortizan” puestos de trabajo, y eso de abaratar el despido es un cuento, se trata de “flexibilizar” el mercado laboral; pero en román paladino es como les cuento. El ministro del “de ninguna de las maneras llegaremos a los 4 millones de parados” (RNE, 8 de enero de 2009) tiene ya 4.645.500, según datos de la página web de su departamento actualizadas a 10 de agosto, y quiere rebajar la cifra apretando las clavijas a los desempleados (no repito parado para no ser redundante). Hace unos días dijo, con esa manera tan suya que no sabes si está haciendo una reflexión, una propuesta o lanzando un globo sonda, que los parados que se nieguen a hacer cursos de formación trascurrido un mes de gracia desde que cobran la prestación, antes era de cien días, serán sancionados y podrán perder la misma. Muchos entendimos que la advertencia iba dirigida también a los parados que no acepten las ofertas de trabajo de las oficinas de empleo. Así lo dijo el propio ministro el pasado día 8 en Barcelona: “si a un parado no le interesa nada de lo que le ofrece la Administración, a partir de ese momento no puede continuar manteniendo el derecho a percibir la prestación por desempleo”. Afortunadamente, el proyecto de ley que el pasado miércoles pasó el examen del Senado no contempla esta posibilidad, pero todo se andará. Celestino Corbacho ha explicado que estas medidas, la que les acabo de contar y la reforma laboral toda ella, se adoptan porque estamos saliendo del túnel de la recesión y ya se aprecian los primero síntomas de recuperación económica que, sin embargo, no se va a traducir a corto ni medio plazo en la creación de puestos de trabajo. Paciencia. Ayudaría a ello el ministro dijera a los ciudadanos, y sobre todo a los parados a los que tanto azuza, cuántos años estima que van a ser necesarios para que la actual tasa del 20,09% se reduzca hasta el nivel que había cuando comenzó la desaceleración-crisis-recesión. Debería explicar el ministro qué tipo de cursos y de ofertas de trabajo se están ofertando a quienes lo rechazan. ¿Qué se está ofreciendo desde las oficinas de empleo a un parado de alta cualificación (ingeniero, médico, arquitecto…)? ¿Y a un recién licenciado que pretende abrirse camino en la profesión para la que se ha formado durante años? ¿Están unos y otros obligados a aceptar cursos que no tengan que ver con sus estudios? ¿Qué cursos, de qué tipo y cuántas plazas hay ofertadas en este momento para ellos y para los trabajadores sin formación? ¿Qué oportunidades de reinserción laboral se ofrecen a los trabajadores en torno a los 50 años que han perdido el trabajo? Si no los contrata nadie ¿pueden quedarse sin pensión por no cotizar los quince, en breve veinte, últimos años de su vida laboral, aunque lo hayan hecho durante otros muchos antes? Las competencias de trabajo están transferidas a las comunidades autónomas, pero quiero suponer que algún dato tendrá el ministro cuando carga tanto las tintas en este asunto. Sugerir, como hace el ministro, que hay parados que lo son por propia voluntad, que si no trabajan es porque no quieren y prefieren vivir de la sopa boba del Estado, es una falta de respeto. Que diga si hay muchos casos de este tipo entre el millón largo de familias en las que ninguno de sus miembros tiene trabajo, o entre los perceptores del subsidio de 426 euros que agotaron la prestación sin encontrar empleo, porque el único dato objetivo es que en 2009 se retiraron 1.456 prestaciones (2,6 millones de personas cobraban el paro), y de enero a abril del presente 3.353. Que se persiga el fraude, insignificante en comparación con las cifras de perceptores de algún tipo de prestación, pero que no se señale a todos con el dedo. Tras las cifras, dramas personales No pretendo hacer demagogia, pero habrá que repetir las veces que haga falta que tras las cifras hay personas con nombres y apellidos que arrastran un drama personal. Los datos macroeconómicos no se ocupan de ellas, pero con ellos en la mano el Gobierno asegura que estamos saliendo del túnel. Seguro que todos no. La explicación que han dado los sindicatos a este afán “educador” del ministro es muy plausible: los parados inscritos en los cursos de formación no cuentan como tales en la estadística oficial. Vamos, que baja el paro. Una manera de maquillar unas cifras que nadie sabe cuándo tocarán techo, y mucho menos cuando empezarán a disminuir. Y otro dato más que no quiero que se me olvide: el 25% de los ocupados lo son con contratos temporales, aquellos que se inventaron para incentivar el empleo y que no han hecho otra cosa que precarizarlo. De la reforma laboral que el miércoles salió del Senado de regreso al Congreso, donde se votará, y se aprobará, el próximo 9 de septiembre, está todo dicho: universalización del despido de 33 días en lugar de 45 actuales, que se reducen a 20 si la empresa prevé que puede tener pérdidas o caen sus ingresos; facilitar a las empresas que puedan “descolgarse” de las subidas pactadas en los convenios sectoriales si tienen problemas económicos; flexibilidad interna que permita a los empresarios cambios de horarios, de jornada, de turnos, etcétera, etcétera de sus trabajadores. Los parados lo tienen muy mal, pero quienes tienen trabajo tampoco lo van a tener fácil. Les cuento un chiste que viene al pelo: un enfermo en silla de ruedas sube trabajosamente camino de la cueva donde se venera a la Virgen de Lourdes, y mientras lo hace va entonando su plegaria: "Virgencita, que pueda volver a andar; que encuentre a una buena mujer con la que casarme; que consiga un buen trabajo". De pronto, escucha un ruido y comprueba que se ha roto el freno de su silla y se precipita de espaldas cuesta abajo a toda velocidad, y suplica en voz alta: “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Pues eso, que nos quedemos como estamos. EL CONFIDENCIAL. 28-8-2010 Editorial. El País Comienzo sin Rodiezmo El curso político que se inicia no será fácil para el presidente del Gobierno. Con el trasfondo de una situación económica que no da signos concluyentes de remontar, Zapatero se enfrenta al resultado de una forma de hacer política para la que no ha contado tanto la visión de conjunto, ni la anticipación de los problemas, como la búsqueda de respuestas caso por caso y su inmediata explotación en términos de imagen. La ausencia de Zapatero en los actos sindicales de Rodiezmo, que intentó convertir en tradición lo mismo que Aznar las comidas en silencio en Santo Domingo de Silos y las partidas de dominó en Quintanilla de Onésimo, es una significativa ilustración de los riesgos que esta estrategia generaba y que la crisis ha materializado: cunde la sensación de que ha defraudado a todos. Tal vez el aspecto positivo de la cancelación de la visita a Rodiezmo sea la posibilidad de que acaben estos inanes espectáculos presidencialistas para marcar el comienzo del curso, gobierne quien gobierne. Las dificultades a las que se enfrenta Zapatero no derivan solo de la gravedad de los asuntos que le aguardan, por lo demás de tanta trascendencia como una huelga general, unas decisivas elecciones catalanas, la negociación de los Presupuestos en minoría y las primarias de Madrid, en las que está en juego su liderazgo. Como resultado de su forma de hacer política, las respuestas a unos asuntos se solapan o entran en colisión con las de otros, de tal manera que el presidente parece preso de un laberinto que él mismo ha creado. Para salvar las cuentas del Estado, Zapatero necesita el apoyo de los nacionalistas catalanes o de los vascos. Pero esta salida parte de la derrota electoral de los socialistas en el caso del Cataluña y, en el del País Vasco, exige un eventual debilitamiento del Gobierno de Patxi López. Con el agravante de que la gestión de López, con el apoyo del PP vasco, se trata de una de las pocas experiencias esperanzadoras de los últimos años. La pugna entre Tomás Gómez y la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para encabezar el cartel de las elecciones autonómicas en Madrid no es un episodio aislado; es un síntoma. Lejos de reprochar a Gómez el haber dicho no a Zapatero, no pocos militantes, y muchos más ciudadanos, estiman que es lo que los dirigentes socialistas tendrían que haber hecho al menos desde que comenzó la crisis y el Gobierno dio signos de afrontarla con frivolidad. Si hoy se enfrenta a una huelga general es, en buena medida, porque ninguno lo hizo, conformándose con secundar una retórica más destinada a contentar emocionalmente a los sindicatos que a promover las reformas económicas que hubieran podido sostener las promesas. La gran baza de Zapatero desde que llegó a La Moncloa ha sido Rajoy. Sigue siéndolo, y quizá de manera acrecentada. Solo que el principio de realidad impuesto por la crisis económica ha mostrado con insólita crudeza los problemas que atraviesa el país, y todavía corresponde a Zapatero darles respuesta. EL PAÍS. 28-8-2010 Editorial. El Mundo Los nacionalistas explotan la debilidad política de Zapatero ZAPATERO SE enfrenta a una situación paradójica. Tiene que presentar unos Presupuestos que a ningún dirigente le gustaría aprobar y, a la vez, necesita un aliado que le ayude a sacarlos adelante. Deberá implicarse a fondo, porque de que lo consiga dependerá el final anticipado o no de la legislatura. Los partidos nacionalistas son conscientes de ello y están jugando sus bazas hasta el límite para llevar al Ejecutivo a su terreno. CiU no va a negociar ningún acuerdo presupuestario porque están por medio las elecciones catalanas, pero ha pedido abiertamente la convocatoria de las generales a principios de 2011 ya que el Gobierno «ha perdido el crédito». Para esa fecha, los nacionalistas catalanes se ven de nuevo al frente de la Generalitat y, por lo tanto, con capacidad para decidir, incluso, el color del Gobierno que saliera de esos comicios. Para negociar los Presupuestos al Ejecutivo sólo le queda el PNV, porque los casi seguros votos de Coalición Canaria son insuficientes. Pero los nacionalistas vascos, escocidos por el pacto de gobierno PSE-PP, se lo van a poner muy difícil. En unas declaraciones que parecen perfectamente coordinadas, han hecho llegar al presidente sus exigencias. No se conforman sólo con más transferencias y quieren «participar» en las reformas estructurales (Beloki). Exigen un «acuerdo político» entre el País Vasco y el Estado (Urkullu). Y advierten de que si esto no se logra «sería una irresponsabilidad que el Gobierno intentara acabar la legislatura» (Erkoreka). ¿Tiene cartas suficientes Zapatero para aguantar este órdago? La novedad respecto a otras negociaciones difíciles que ha tenido que afrontar es que se encuentra en uno de sus más complicados momentos políticos. El presidente está muy debilitado ante la opinión pública por su tardanza en reaccionar ante la crisis económica, hasta el punto que el semanario The Economist lo califica en su último número de personaje «tóxico». Se encuentra también enmarañado en Cataluña tras la sentencia sobre el Estatuto, ¿con qué argumentos va a negar ese «pacto político» en el País Vasco si lo está impulsando con la Generalitat para desobedecer al TC? Y, además, empieza a perder el liderazgo incuestionado en el PSOE. Nadie en los últimos años había osado enfrentarse al líder como lo ha hecho Tomás Gómez a la cara y en su despacho al no aceptar la imposición de Trinidad Jiménez como candidata a la Comunidad de Madrid. Incluso Patxi López se ha erigido en portavoz de los barones socialistas para exigir «más fortaleza» al Gobierno. Un Patxi López que se siente moneda de cambio, porque si Zapatero acepta la negociación en los términos propuestos por el PNV, provocaría una crisis en el Ejecutivo autonómico. López se acuerda del precedente del año pasado, cuando el presidente del Gobierno aceptó que los nacionalistas vetaran la transferencia de las políticas activas de empleo al Gobierno vasco a cambio de su apoyo a los Presupuestos: no estaban dispuestos a que un Gobierno constitucionalista se apuntara ese tanto. Este Zapatero débil necesita más que nunca a los nacionalistas porque una prórroga de los Presupuestos por falta de acuerdo sería un fracaso político. Negociar con estos partidos en posición defensiva no es bueno para España. EL MUNDO. 28-8-2010

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