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La crisis de la zona euro enfrenta el momento de la verdad

Luego de un agosto inusualmente tranquilo, las autoridades europeas y los mercados financieros enfrentan unas semanas decisivas marcadas por importantes confrontaciones en frentes de batalla claves de la zona euro.

Durante años, las autoridades se han preguntado qué pasaría si un país grande de la zona euro, como España, no pudiera pedir dinero prestado en grandes cantidades. Ahora están más cerca de descubrirlo. La demanda de bonos españoles está apagándose con rapidez, justo cuando el país debe emitir millones más para cubrir sus déficits y pagar deuda que se vence en octubre.

En tanto, Grecia, otra vez, necesitará más efectivo. El mismo día de septiembre, el veredicto de una corte constitucional en Alemania sobre la legalidad del nuevo fondo de rescate del bloque y las elecciones en Holanda, en las que algunos legisladores promueven una salida de la zona euro, podrían sacudir las cuidadosas políticas de intentos de rescate de Europa.

«La agenda es excepcionalmente apretada», indicó Ken Wattret, economista jefe de la zona euro de BNP Paribas en Londres. «Podría ser como subir a una montaña rusa».

La zona euro ha atravesado por muchos puntos decisivos desde que comenzó la crisis de deuda en Grecia a principios de 2010. Pero hay motivos para pensar que los eventos de las próximas semanas son especialmente vitales. En momentos en que España y Grecia están entre la espada y la pared, los funcionarios europeos enfrentan opciones difíciles.

Los banqueros centrales deben decidir si dejar atrás su preferencia por acciones cautas y lanzarse al rescate con un serio programa de compra de bonos.

Los políticos deben decidir si impulsar la causa de una mayor integración de la zona euro —lo que significa que los países fuertes pagan por los errores de los países débiles— a pesar de las frecuentes objeciones de votantes de ambos lados.

La cortina se levantará el jueves seis de septiembre, cuando se reúna la junta directiva del Banco Central Europeo (BCE).

Funcionarios del gobierno español han insistido en que el BCE debe intervenir en los mercados y comprar bonos del gobierno español en cantidades ilimitadas. Eso, según la teoría, alentaría la demanda: los inversionistas privados que ahora sienten temor de comprar bonos españoles lo harían si están seguros de que pueden revenderlos al banco central.

El BCE ha dicho que está listo para hacer algo —y el mundo espera detalles de exactamente qué— pero es muy poco probable que se comprometa con una situación tan imprevisible, indican los analistas. Primero, no hay certeza de que funcionaría: los inversionistas que tienen bonos españoles podrían sacar ventaja de la promesa del BCE y venderlos sin comprar más. Eso dejaría al banco central con un gran portafolio de bonos gubernamentales débiles.

Por otro lado, si funcionara relajaría la presión sobre el gobierno español para que adopte medidas dolorosas. Por eso el presidente del BCE, Mario Draghi, ha dicho que el banco central podría actuar para lanzar un nuevo programa de compra de bonos sólo después de que un país haya pedido ayuda del fondo de rescate de la zona euro y se comprometa a realizar un programa de reforma.

Pero los líderes españoles no quieren dar el paso políticamente humillante de pedir ayuda, como consecuencia España y el BCE están atrapados en un pulso.

Incluso si los inversionistas dejan de lado sus bonos a largo plazo, España podría ganar tiempo con la emisión de deuda a más corto plazo. Por estos días, los rumores sobre posibles medidas del BCE han acercado a los compradores a la deuda española más segura y de corto plazo. Los retornos sobre bonos españoles a dos años han caído notoriamente en las últimas semanas, mientras que los precios subieron.

Esto sugiere que el BCE pueda ser tímido sobre sus planes durante la reunión del próximo jueves, aumentando de este modo su presión sobre España para que pida ayuda.

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