El Observatorio

La Costa Nostra

Hace ya tres años, cuando acababa de publicar «Gomorra» en Italia, Saviano fue entrevistado por algunos medios españoles a propósito de ciertas afirmaciones de su libro en las que denunciaba abiertamente -con nombres y apellidos- la «infiltración» de la Camorra en España. «España -decí­a- está invadida por el dinero de la Camorra», «es una formidable área de inversión e intermediación para los grupos criminales italianos», «los capos de la Camorra piensan que pueden vivir en España», «que es más fácil sobornar a los jueces»… Parecí­a una exageración. Parecí­a mentira. Pero era verdad.

La detención en Marbella, el asado sábado 17 de mayo, de Raffaele Amatto, alias “El Español”, uno de los capos históricos de la Camorra napolitana, que protagonizó entre 2004 y 2005 una “guerra de clanes” en la que murieron al menos 60 personas (precisamente una de las “guerras” que describe Saviano en “Gomorra” con todo tipo de detalles) viene a ser la confirmación definitiva de lo que ya era un verdadero “secreto a voces”: España se había convertido en las últimas décadas en el refugio dorado de una de las mayores organizaciones criminales del mundo. En particular, la costa malagueña, se había transformado en lo que los propios mafiosos denominaban ya, en un rasgo de humor macabro, la “Costa Nostra”. “Durante años –ha corroborado Saviano tras la detención– uno de los verdaderos capos de la mafia napolitana, responsable de una de las guerras más sanguinarias y feroces de la historia, vivía en España libre y como un empresario. ¿Quedan todavía dudas de que España es el país donde viven e invierten los camorristas, donde tienen más poder que las empresas limpias?”. Desde los años ochenta a hoy, la Camorra napolitana ha “lavado” ingentes cantidades de dinero negro en España, sobre todo en el sector inmobiliario de la Costa del Sol, al tiempo que sus capos han encontrado aquí un refugio seguro y con pocos problemas. Si, por alguna razón, algún capo acababa cayendo en la red policial, los jueces acababan encontrando la forma de ponerlos en libertad. A cambio de “renunciar a la actividad militar en España” (aunque también ha habido más de un ajuste de cuentas) y con abundantes sobornos, los jefes mafiosos han gozado de tolerancia no sólo para vivir o invertir, sino incluso para dirigir algunas de las actividades mafiosas más importantes, como el tráfico de drogas. El “clan de los Españoles” (cuyo jefe era el mafioso detenido en Marbella) controlaba el tráfico de cocaína desde Colombia para España e Italia. Con la caída de Raffaele Amatto ya son cinco los capos mafiosos detenidos en España en los últimos meses, tanto en Barcelona como en Madrid y la Costa del Sol. Hay pues un claro giro de timón en lo que hasta ahora había sido una escandalosa tolerancia policial y judicial. La pregunta que queda inquietantemente en el aire es, ¿esa tolerancia se sustentaba sólo en la corrupción de jueces y policías o había una mayor complicidad del Estado? En definitiva, ¿hacía España con la mafia italiana algo parecido o similar a lo que Francia ha hecho durante décadas con ETA? Y si lo ha hecho, ¿lo ha hecho por cuenta propia o por “encargo de otros”? A nadie se le escapa ya a estas alturas que la mafia ha jugado un destacado papel político en la historia reciente de Italia, al menos desde que en la segunda guerra mundial colaboró con EEUU. Es un verdadero poder fáctico, y sus negocios representan el 10% del PIB de Italia. Fue durante muchos años un muro de contención del PCI en el sur de Italia, colaboró con Andreotti y, durante la guerra fría, colaboró a que Italia se mantuviera siempre en la esfera de los intereses norteamericanos. Decir que ha tenido y tiene importantes protectores en EEUU no creo que sea ninguna exageración ni una “fabulación” de película. ¿Ha estado la mafia italiana en España tolerada y, en cierto modo, protegida por el Estado por “encargo” de EEUU? No sería de extrañar. En todo caso es una hipótesis más verosímil que la de las simples corruptelas.

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