Clinton deja Oriente Medio tras reunirse con la ANP

La conveniencia de Palestina

La secretaria de Estado norteamericana concluyó ayer su gira por Israel y Cisjordania. Hillary Clinton ha dejado clara la posición de EEUU en sus entrevistas con los principales lí­deres israelí­es y con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El incendio palestino debe apagarse y la jefa de la diplomacia estadounidense se va con la promesa de trabajar para lograr materializar dos Estados en la región.

Los intereses de la suerpotencia se mueven en torno a dos márgenes. El primero es estratégico: garantizar la seguridad de Israel, su gendarme en la zona y plaza fuerte para su dominio de Oriente Medio. El segundo es táctico: la coyuntura de la situación internacional y de la región, y la delicada situación de Washington en el cenagal iraquí y sobretodo en el avispero afgano le obligan a efectuar un repliegue estratégico, imposible con Oriente medio ardiendo como el infierno. EEUU busca ahora rebajar la tensión en la zona durante un tiempo, para reasentar su dominio. Y en este contexto, el conflicto palestino-israelí debe quedar reducido a niveles mínimos, y asentadas las bases para su contención duradera.Por eso, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, aseguró ayer que la paz en Oriente Medio no puede sufrir "más retrasos" y prometió un "enérgico compromiso" personal y de la Administración Obama para acercar a israelíes y palestinos. Clinton hizo estas declaraciones en la ciudad cisjordana de Ramala -última etapa en Oriente Medio de su gira internacional-, en rueda de prensa con el presidente palestino, Mahmud Abás.La jefa de la diplomacia estadounidense aseguró que está "decidida" y "se involucrará" para promover una paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que suponga la creación de un Estado palestino. "Somos conscientes de lo que está en juego y lo importante" que es ofrecer una "esperanza" a los palestinos de que algún día cuenten con un Estado "libre, independiente y próspero".Demasiados pueblos y países del mundo han comprobado que cuando EEUU habla de libertad, independencia y prosperidad significa "vinculación a Washington". Mahmoud Abbas, presidente de la ANP pidió a Irán en la rueda de prensa que "deje de interferir" en los asuntos internos palestinos y deje de trabajar por "aumentar la división" entre Al Fatah, el movimiento que él lidera, y Hamás, apoyado por Teherán. La injerencia de Irán en Oriente Medio es conocida por todo el mundo, tanto como lo es la de Washington –mucho más intensa, potente y sutil-, a la que Abbas no se refirió. Tal vez porque la intervención norteamericana puede respaldarle ahora frente al gobierno de extrema derecha que se conforma en Tel Aviv, aunque aceptar la "ayuda desinteresa" de la superpotencia signifique hipotecar el futuro y la independencia de Palestina.Pero lo cierto es que los intereses de la Casa Blanca pasan ahora por la solución de los dos Estados, y por lo tanto por la creación de un Estado Palestino. En esa posición se ha enclavado Clinton ante las autoridades israelíes. Lo ha manifestado ante Simón Peres y Tzipi Livni, partidarios de esa solución a pesar de ser responsables de la masacre de Gaza.Ante Netanyahu, Clinton no hizo comentarios sobre el Estado Palestino, algo a lo que el líder del Likud y sus próximos socios de gobierno se oponen rotundamente. Pero una vez en Ramala, la jefa de la diplomacia de EEUU tuvo palabras de condena a la expansión de asentamientos judíos y la política israelí de demoliciones de viviendas palestinas en Jerusalén Este. "Claramente este tipo de actividad no es útil y contraviene las obligaciones adquiridas en la Hoja de Ruta", dijo Clinton, censurando la política incendiaria de los halcones. No será la última vez que tenga que desautorizarlos.

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