Cumbre de "Lideres Progresistas" en Chile

La consigna: Frenar al Populismo

Como preámbulo a la Cumbre, Brown y Lula da Silva propusieron este jueves en Brasilia la creación de un fondo mundial de 100.000 millones de dólares para relanzar el comercio en medio de la crisis.

La articipación del vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, es esperada en la Cumbre de» Lí­deres Progresistas», de orientación socialdemócrata, que se realizará el 27 y 28 de marzo en el balneario chileno de Viña del Mar.Su estancia en Chile marcarí­a el regreso de Estados Unidos a las Cumbres de Lí­deres Progresistas, de la cual se retiró durante la administración de Bush.A la cita de Viña del Mar asistirán el primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown, así­ como los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y de Uruguay, Tabaré Vazquez.También estarán presentes el presidente del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero; el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza.El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defenderá en la cumbre de lí­deres progresistas que se realizará esta semana en la ciudad chilena de Viña del Mar que se aproveche la crisis para impulsar el refuerzo de las polí­ticas sociales, informaron hoy fuentes oficiales.Lula subrayará que en el actual momento de turbulencias económicas internacionales «hay aún más razones» para mantener y reforzar las polí­ticas sociales y que la crisis «no debe servir de pretexto» para anular los avances en favor de los más necesitados, según dijo un portavoz de la Presidencia.Como preámbulo a la Cumbre, Brown y Lula da Silva propusieron este jueves en Brasilia la creación de un fondo mundial de 100.000 millones de dólares para relanzar el comercio en medio de la crisis.»Necesitamos una transfusión en la economí­a mundial y pediré la Cumbre del G-20 en la próxima semana que apoye una expansión financiera a 100.000 millones de dólares para ayudar al comercio en todo el mundo», dijo Brown en conferencia de prensa conjunta con Lula.En momentos en que se derrumba la fe en los mercados no regulados, los progresistas deben urgentemente llenar el vací­o ideológico que podrí­a ser tomado por los populistas», según la agenda de la Cumbre, que se celebrará en Viña del Mar.No se trata, sin embargo, de un regreso al socialismo clásico sino de impulsar polí­ticas públicas que protejan a los más pobres e incentiven la equidad social.»En estos momentos hay más razones para reforzar las polí­ticas sociales», dijo el portavoz del gobierno brasileño Marcelo Baumbach, al adelantar la postura que defenderá Lula.Las cumbres progresistas comenzaron en 1999, con un encuentro llevado a cabo en Washington entre el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, el primer ministro británico Tony Blair, el canciller alemán Gerard Schrí¶der y el primer ministro italiano Massimo D´Alema.La meta inicial del grupo era estimular la cooperación y los ví­nculos entre los elaboradores de polí­ticas y los académicos, y a la vez, generar un espacio de reunión para intercambiar polí­ticas y prácticas de centroizquierda.La primera conferencia ampliada que tuvo estatus oficial de Cumbre Progresista, tuvo lugar en Berlí­n en el año 2000. A esa Cumbre adhirieron, entre otros, los entonces presidentes Ricardo Lagos, de Chile, y Fernando Enrique Cardoso, de Brasil, y se constituyó formalmente la Red Progresista.La social democracia internacional no tiene nada que decirle a América Latina ni tiene grandes alternativas desde el punto de vista de las visiones de izquierda y de transformaciones ante las crisis mundiales del capitalismo. Los paí­ses que han hecho un cambio constitucional a través de asambleas constituyentes, de la búsqueda de fortalecer el Estado como factor central de regulación, pero también como agente económico, forman parte hoy de una gran corriente progresista que no se expresa en este evento y que en apariencia el club de pensadores de la socialdemocracia internacional, que han servido de aparato polí­tico y correas de transmisión del imperialismo, precisamente para controlar que no surjan movimientos que se cuestionen el orden establecido, a los que en estos momentos llaman «populismo». Es claro que una de las cuestiones que afrontan es que la crisis esta haciendo cada vez más visible el abismo social, tienen que intentar contrarrestar el estallido de protestas y movilizaciones, que se les viene encima, pero el margen de maniobra es cada vez más pequeño, la receta clásica de la socialdemocracia (la subvención) se presenta bastante complicada en un momento en el que están gastando grandes cantidades de dinero público para salvar a la banca.Parece que la consigna es clara frenar al «populismo». Nadie lo dice pero todos tienen en la cabeza el frente antihegemonista en Latinoamérica, precisamente los ausentes a este evento.

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