Cuando hablamos de Ayala para referirnos a la comarca Alavesa más recóndita y singular no podemos dejar de preguntarnos sobre el origen de pueblos como Amurrio, Respaldiza, Saratxo… Pero lo más importante es quiénes estuvieron ocupando esos altos y montes en la antigüedad, es por ello que vamos a hablar sobre los Autrigones.
Se estima que los castros de Babio y Peregaña estuvieron habitados desde y durante los años 740 de la edad del Bronce y hasta el año 430 del inicio de la edad del Hierro.
La ocupación Romana conlleva un deterioro de las poblaciones indígenas que son estranguladas socialmente después del sometimiento de la llanada alavesa.
El escenario en que se localiza la batalla de Andagoste marca el inicio de las hostilidades en el año 38 a.c. para cerrar el paso hacia la costa Bizkaína, podemos pensar en dos décadas de ocupación del castro de Babio hasta el inicio de las guerras cántabras.
Una vez doblegada la población indígena de la sierra de Arkamo, Ayala quedará a merced de los pactos entre autrigones y los cántabros al Norte de Álava.
El hallazgo de una punta de Pilum a los pies de la muralla de Babio nos deja claro hasta dónde llegaron los manipulos de Roma en las primeras embestidas.

Por otro lado, el Riberon o Castillo de Sopeña garantiza el sometimiento militar durante la época Flavia desde la llanada Alavesa hasta el fuerte de Iluntzar en Nabarniz para contener a los Kallaiti, cantabroi y Astoures.
Es durante el periodo de las guerras Sertorianas cuando los Íberos Vascones pactan con Roma mientras que los indígenas del Norte de la Rioja, Calagurris e Iaka se unen a la República de Sertorio, consolidándose una pinza que separa a los Íberos del valle del EBRO de los Celtas del sur de Álava, Bizkaia y Karranza.
Es aquí donde se da la ruptura entre los Íberos Vascones y los Celtas al Norte de la sierra de Cantabria. Unos de origen Indoeuropeo y otros de origen mediterráneo, todos estos pueblos intercambiaron palabras, artes y oficios bajo un alfabeto común paleohispánico que trae de cabeza a los investigadores actuales porque sirve para representar bajo los mismos signos diferentes dialectos de una lengua Íbera común, sobre todo en el trifinium Íbero del EBRO, donde hubo un crisol de poblamientos íberos, celtíberos, vascones, berones y más al Noroeste, claramente diferenciados, autrigones.
.
Íberos y celtas. Todos celtíberos
Diferentes hipótesis sobre la violencia de la península Ibérica entre la Edad del Cobre y la Edad de Bronce encierran el origen celta de los autrigones frente a la influencia iberomediterránea de los vascones.
Hemos oído relatos acerca de las invasiones de origen asiático que se impusieron mediante la fuerza entre los clanes locales en la Iberia anterior a la llegada de Roma en el albor de la Edad de Bronce.
Una crisis social en el seno de los clanes dominantes permitió las incursiones a través del sur de Francia y Aquitania que pudieron integrarse desde sus orígenes indoeuropeos entre las gentes locales de forma pacífica, siendo más bien un fenómeno de difusión, hacia el primer milenio a.c. ligado al comercio metalúrgico proveniente de Cornualles y Gales mediante una élite mercantil, dándose un fenómeno de influencia atlántica en los pueblos del Cantábrico y lo mismo mediterránea en los pueblos Íberos, entre ellos los Vascones.
Por lo tanto no existe una identidad vasca común entre vascones, várdulos, turmodogos, caristios y autrigones como tales.
.
Los autrigones de Ayala

La transición del Bronce final (725a.c.) a la Edad del Hierro experimenta una ruptura con los rasgos indígenas previos y consolida la identidad geográfica de los Autrigones como etnia. Nuevas técnicas constructivas y tecnológicas acompañan la afluencia de gentes en el ámbito ayales que llegan a ocupar los castros de Babio y Peregaña, ambos aledaños a las localidades de Amurrio y Respaldiza.
Es urgente aclarar el origen celta de las gentes que ocuparon desde la Edad del Hierro hasta el siglo I d.c. los oppida indígenas de Babio y Peregaña, frente a las interpretaciones interesadas del nacionalismo vasco que atribuyen una identidad militar homogénea a todos estos pueblos prerromanos.
.
Misterio y contradicción. La batalla de Andagoste
Zuazo de Kuartango se perfila como un acceso estratégico desde las llanuras de la Rioja Alavesa hacia lo que los Romanos denominaron «SALTUS», las tierras oscuras y pobladas por gentes extrañas sin civilizar, en donde entre árboles y bardales acechaba un enemigo incierto…
Es en el paso de Andagoste donde se inician las primeras incursiones romanas para someter a los últimos grupos étnicos antes del inicio de las guerras cántabras en el 29-19 a.c.
El descubrimiento en la colina de Andagoste, cerca de Izarra, de diverso material militar, desde tachuelas de caligae, armamento ligero, proyectiles de plomo y virotes de Ballesta, dibuja la evidencia de un escenario bélico en el que se enfrentaron un contingente romano y una guerrilla formada por Várdulos, Caristios y autrigones al asalto de una empalizada.

Los rastros arqueológicos señalan que los Romanos tuvieron que abandonar la posición de apenas 154m x 202m. tras resistir espalda contra espalda, para finalmente escapar hacia el Este y vadear el río Bayas.
Esta batalla se puede enmarcar como resultado de los ataques procedentes de la Rivera del EBRO, momento anterior a la gran ofensiva del año 26 a.c. contra los oppida de Karanka, Arka y Enmeneru, todos ellos celtíberos.
La política de alianzas de los Vascones con Roma durante la República de Sertorio, frente a las evidencias de resistencia de los Autrigones Celtas en Andagoste, son la evidencia del origen CELTA de éstos frente al pasado Íbero de los Vascones.
Una vez doblegados los autrigones de la Sopeña, los castros son abandonados pero varias generaciones de autrigones se integran en el entramado civil y militar Romano.
.
Integración cívica de los autrigones… Pompeya
La evidencia de que los autrigones no fueron exterminados es el hallazgo entre las ruinas de Pompeya de una tumba perteneciente a un cargo imperial de la época del emperador Augusto
La lápida dice: “A numerius Agrestinus, hijo de Numerius, Caballero Justo, tribuno militar, prefecto de los autrygoni, prefecto de ingenieros, Duumviro por la jurisdicción, por 2 veces, el lugar de la sepultura fue dado por decreto del consejo de la ciudad…»
Estos clanes romanizados desde décadas atrás, es decir; caristios, vacceos, várdulos, turmodogos y autrigones, después de varios años de PAX romana solicitan ayuda al Imperio tras varias incursiones violentas en sus territorios por parte de los cantabroi que, tras la agresión, ponen en marcha la maquinaria militar Romana entre el 29 al 19 a.c. dando inicio a las guerras cántabras.
Serán 10 años de resistencia del mundo celta contra Roma. Debemos mirar al pasado autrigón de Ayala al margen del pacto que los íberos vascones firmaron con Roma frente a Sertorio.
Realmente sólo fueron indígenas celtas quienes plantaron cara a los romanos. Es en el año 409 d.c. con la irrupción de suevos, vándalos y alanos, momento en el cual las entidades menores habitacionales de Artomaña, Saratxo y Aloria, bajo el caos administrativo y político se desvinculan del imperio de Occidente, dando paso a un siglo V caótico y convulso. Es el inicio de la Edad Media.