«La constitución de Bizkaia como Estado esencialmente católico-apostólico-romano, sobre una completa e incondicional subordinación de lo político a lo religioso, del Estado a la Iglesia». (Sabino Arana)
«En Euskadi existe un problema político, y detrás del terrorismo existen frecuentemente razones de justicia».
“La paz en el País Vasco tiene un precio, porque si no lo tuviera, no sería tan difícil de conseguir». 9 de marzo de 1997.
Setién reclama el diálogo con ETA «sin condiciones absolutas previas». Ese mismo año afirma «Para hablar con ETA no es imprescindible que deje de matar». 24 de enero de 1995.
(José María Setién, obispo emérito de San Sebastián, y asesor del lehendakari Ibarretxe)
«El plan del lehendakari es deseable, en la medida en que el camino de la solución se sitúa en el diálogo (…) Euskadi es un sujeto político originario que debía encontrar el adecuado marco de relación con el Estado».
«El plan Ibarretxe pretende ser un intento serio, no excluyente, de abordar una salida válida para la necesaria pacificación del pueblo vasco».
(José María Uriarte, obispo de San Sebastián)
José María Uriarte no acudió al Festival organizado por la Fundación de Victimas del Terrorismo. Las jerarquías de la iglesia vasca jamás han respaldado con su presencia ningún homenaje a las víctimas. Uriarte estaba en esos momentos en Barcelona, presentando los fundamentos de una “hoja de ruta” que impulse “la reconciliación entre las víctimas y sus agresores”. Porque para Uriarte “la misión de la iglesia es promover la reconciliación y no pronunciarse a favor o en contra”. El obispo se permitió pedir “misericordia para los agresores”, afirmando que “la dispersión de los presos no es humana, ni alargar la condena de algunos reos”. Y reclamó “signos de acercamiento” tanto al gobierno como a ETA.
“La Iglesia vasca ha sido y es una iglesia cómplice del terror y del nacionalismo obligatorio. Como lo fue de otros regímenes totalitarios en el mundo. Quizá dentro de un par de siglos nos pidan perdón. Vaya por delante –puesto que yo no estaré allí para poder hacer oír mi voz–, que el mío se lo niego. Que les considero directamente responsables del sufrimiento acumulado de la sociedad vasca, de la soledad de las víctimas, de la pervivencia del terrorismo”.
(Rosa Díez, eurodiputada socialista)