La «conexión bávara»

Uno de los lugares comunes utilizados para referirse al «proceso soberanista» es que la UE jamás aceptará que se consume la independencia dentro de uno de los Estados miembros. Utilizando para ello las declaraciones de dirigentes europeos que advierten de que una hipotética Cataluña independiente quedarí­a automáticamente fuera de la UE.

El más importante apoyo internacional al soberanismo catalán ha venido desde la CSU, en el poder en Baviera desde el final de la IIª Guerra Mundial y socio del partido de Merkel.

En octubre del pasado año, pocos días después de las elecciones catalanas, el Congreso del PP europeo celebrado en Madrid aprobaba una rotunda moción en defensa de la unidad de España, afirmando que “cualquier declaración unilateral de secesión está fuera de la legalidad”.

Pero los 16 diputados bávaros se negaron a apoyarla bajo el motivo de que “se centraba únicamente en la integridad territorial y relegaba la autonomía de las regiones”.

No fue una “salida de tono” temporal, sino toda una política defendida desde los círculos políticos bávaros. Hace tan solo unos meses Thomas Silberhorn, portavoz europeo de la CSU y miembro del comité de Asuntos Exteriores del parlamento alemán, declaraba que “habrá que aceptar la voluntad democrática de escoceses y catalanes”, afirmando que “la combinación entre unas instituciones europeas más ágiles pero potentes y una intensa descentralización es el secreto para una integración europea exitosa que acomode los intereses de Baviera, Cataluña o Escocia”.

No son las únicas voces que así se pronuncian en Alemania. Roland Vaubel, uno de los principales asesores económicos de Merkel, recomienda que “Europa respete una hipotética independencia de Cataluña”. Declarando que “la Comisión Europea intenta desanimar la secesión de Cataluña afirmando que dejarán de ser miembros de la Unión (…) pero a mi juicio una Cataluña independiente será perfectamente viable y aportadora neta de la UE”.

El troceamiento del mapa europeo, desgajando los Estados nacionales en pequeñas unidades que orbitarían, como satélites, en torno a la gran nación étnica por excelencia, Alemania, es un viejo plan de la burguesía germana para imponer su dominio continental. Plasmado en el diseño de la “Europa de los Pueblos” hitleriana, y que tras la reunificación alemana adquirió nuevos vuelos readaptada como “Europa de las Regiones”.

Mientras Alemania se recentraliza, y el gobierno de Berlín asume competencias que antes tenían los länders, difunde la disgregación en el resto de Estados. Y el centro emisor de estas políticas es el Estado Libre de Baviera, corazón del llamado “sector bávaro”, expresión de los círculos más agresivos de la burguesía alemana.

Esa influencia bávara se extiende sobre regiones, gobiernos locales y movimientos nacionalistas, utilizando las instituciones de la UE.

Es conocida la estrecha relación entre los circulos dirigentes de Convergencia y los de la CSU bávara. A través del Comité de las Regiones de la UE, los proyectos compartidos entre Baviera y Cataluña, o iniciativas comunes como la “Liga europea de naciones que reclaman el derecho a limitar la solidaridad interterritorial”, una reaccionaria plataforma impulsada por la CSU a la que Convergencia se sumó entusiasmada.

Otras instituciones europeas también han prestado apoyo y oxígeno político a los círculos independentistas de Convergencia. El partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas Europeos aprobó el pasado año un manifiesto a favor del derecho a decidir de Cataluña, incorporándolo a su programa para las elecciones europeas.

De este gran partido liberal europeo -cuya vicepresidencia corresponde a Convergencia- forman parte personalidades como el ex comisario económico Olli Rehn -representante de la inflexibilidad en la ejecución de los recortes- o el ex secretario general de la OTAN, Andres Rasmussen.

Su anterior presidente, el liberal británico Graham Watson, llegó a “avisar” al gobierno español que “ya no vivimos en el siglo XVIII y la UE debe ser lo suficientemente fuerte y flexible para permitir la creación de nuevos Estados en sus fronteras”.

A petición de la Juventud Nacionalista de Catalunya (las juventudes de Convergencia, vivero de independentistas de donde proviene el actual presidente catalán, Carles Puigdemont) las juventudes del partido liberal europeo aprobaron también una resolución de apoyo al “derecho a decidir de las naciones sin Estado”.

Deja una respuesta