Ibarretxe y ETA sitúan en la diana al futuro gobierno no nacionalista

La complementariedad del terror

Primero, los jelkides peneuvistas cargaron con artillerí­a de grueso calibre, en el documento que presentaba el Aberri Eguna, contra el futuro gobierno surgido del pacto entre socialistas y populares. Después, ETA emitió un comunicado señalando como «objetivo prioritario» de los terroristas al ejecutivo presidido por Patxi López. Y, para finalizar, Ibarretxe remató la faena en el mitin central del Aberri Eguna, situando al gobierno presidido por Patxi López poco menos que entre los enemigos principales de la patria vasca. Garzón acuño el concepto de «complementariedad» para explicar la colaboración necesaria del entorno de ETA en la ejecución de los crí­menes terroristas. Pero la principal «complementariedad» que hemos sufrido en Euskadi es la del «árbol y las nueces», la establecida entre los planes etnicistas de los Ibarretxe y Arzallus y el terror de ETA, imprescindible para imponer a la sociedad vasca tan delirantes proyectos.

Los siete folios del documento donde el PNV presentaba el Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) de este año, son una síntesis del odio destilado por los jelkides etnicistas hacia quienes se han atrevido a despojarles de un gobierno que consideran de su propiedad casi “por derecho divino”. Comienza identificando a los partidos no nacionalistas con “el unionismo [término aplicado a las fuerzas británicas en Irlanda del Norte] de la España uniforme”, inventándose la realidad de una Euskadi como colonia ocupada por España. Sigue afirmando que «la garantía de mantener una sociedad diferenciada» –de España, claro está, esa es la única diferencia que les interesa resaltar- está «gravemente amenazada». Y acaba afirmando que el gobierno PSE-PP “va a alterar las reglas del juego democrático” y “está construido sobre la mentira y la dependencia”. Siguiendo la estela de los furibundos ataques de Ibarretxe, ETA emitió un comunicado donde se señala al futuro gobierno no nacionalista como “objetivo prioritario”, se tilda a Patxi López de «caudillo» y manifiesta que «no reconoce ninguna legitimidad democrática al nuevo Gobierno de Gasteiz que formará». Ese mismo día, el PNV celebraba el Aberri Eguna. En el mitin central, los jelkides etnicistas no sólo no hicieron mención alguna a las amenazas de ETA, sino que atacaron ferozmente a las víctimas. Ibarretxe afirmó exaltado que el futuro gobierno no nacionalista «no contempla la mayoría social y política de este país”. Y añadió, después de las amenazas vertidas por ETA, un preocupante “que cada cual lo califique como quiera». El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, se sumó a los ataques, sosteniendo que el ejecutivo presidido por Patxi López “nacerá de la trampa y el engaño”, consistente en «alterar la voluntad ciudadana”, por la ilegalización de las candidaturas apadrinadas por ETA. Atribuyéndole la condición de «zarzuela española para Euskadi, que han dictado desde Madrid y cocinado aquí López y Basagoiti». EA, la otra pata del nacionalismo étnico, se sumó a la deslegitimación y los ataques contra el gobierno no nacionalista, declarando que «no ha habido cambio, ha habido amaño con la Ley de Partidos”. Como otras veces, la “complementariedad del terror” aparece perfectamente dibujada. Recordamos que justo después de que Arzallus cargara contra “la Brunete mediática”, EA asesinaba a López de la Calle. Y después de que el ex dirigente peneuvista colocara la diana sobre “los jueces que no entienden la realidad de Euskadi”, los terroristas segaban la vida del magistrado José María Lidón. Ahora, tras los permanentes ataques de los principales jelkides etnicistas contra el nuevo gobierno surgido del pacto PSE-PP, ETA se suma señalándolos como objetivo terrorista. ¿Por qué no exigir responsabilidades –no sólo políticas, también, y sobre todo, penales- a los Ibarretxe? ¿Acaso no actúan como instigadores del crimen? ¿No se empeñan en colocar una diana sobre quien no acepta su diktat étnico? Ahora que la población vasca ha dicho basta, entregando la mayoría absoluta a los partidos no nacionalistas, es el momento de no dejarles pasar ni una. De no permitir las agresiones que hasta ahora los Ibarretxe y Arzallus han realizado con absoluta impunidad. Es el momento de que paguen por ello. Y no sólo perdiendo el gobierno.

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