Argentina tras las elecciones

La clausura del ciclo kirchnerista

La renuncia de Kirchner a la titularidad del Partido Justicialista y su petición de que Scioli asuma ese cargo, fue la primera baja de peso tras la derrota. Podrí­a discutirle ese lugar la renuncia de la ministra de Salud, Graciela Ocaña, pero esta salida ya era vox populi hace tiempo, al margen de la elección. Que el PJ quede en manos del gobernador bonaerense, un hombre de centro-derecha ligado a la embajada norteamericana, el mundillo empresario y la cúpula de la iglesia, podrí­a ser un dato de que los Kirchner dan un paso atrás y se despiden de sus últimas aspiraciones de «renovación polí­tica». Están poniendo el justicialismo en poder de un dirigente cuya polí­tica no es muy distinta de la que puede recomendar De Narváez y el propio Eduardo Duhalde.

Habrá que ver si Scioli se carga esa mochila al hombro. En caso que lo haga, se afirmarán sus osibilidades de ser el candidato justicialista a la presidencia en 2011. Tal hipótesis implicaría poco menos que la clausura del ciclo kirchnerista que sus defensores rechazaban que se hubiera producido y que la derrota del 28 da un indicador de que esto puede estar ocurriendo. Desde el punto legislativo, el gobierno se verá debilitado para resistir esas ofensivas del centro derecha y la derecha lisa y llana luego de perder 21 diputados nacionales y entre 4 y 6 senadores. En ese aspecto parece tener poco respiro, apenas como para llegar a 2011. De todos modos el gobierno tiene lo suyo: es primera minoría en ambas cámaras y tiene la mayor parte de las gobernaciones. Y, aunque ha visto enajenado el voto de la clase media y alta, conserva buena parte del apoyo popular. ¿Habrá alguna voluntad política en los Kirchner para resistir, ensanchar ese voto de las barriadas más humildes del Gran Buenos Aires y mejorar un “modelo” que hasta el domingo consideraban virtuoso y ganador.El panorama a que se enfrenta el gobierno en el que el paro y la exclusión social son acuciantes, se reproducen por toda Argentina las luchas obreras contra despidos y por salarios; las de los desocupados contra el hambre; las de los jubilados y la nueva vuelta de la rebelión agraria y federal. Hicieron que el gobierno entrara en una situación de debilidad, que quiso solventar, adelantando de elecciones y recomponiendo de sus fuerzas. Las impopulares políticas de la Kirchner ante la crisis están generando un intenso rechazo social, una amplia movilización y, como consecuencia, una pérdida de popularidad e intensión de voto a su partido. Los análisis indican que el enfrentamiento de 2008 entre el gobierno y los gremios empresariales agropecuarios por un aumento de impuestos a la exportación dio inicio a una erosión del poder presidencial que se manifestó en fugas de diputados aún antes de las elecciones. Esa tendencia se cristalizó en las urnas el domingo.Los gremios agropecuarios presentaron 17 candidatos propios en distintas expresiones políticas de todo el arco ideológico y consiguieron 11 legisladores. El malestar "rural" explicó el retroceso del gobierno en provincias agropecuarias como Santa Fe y Córdoba. Después de las elecciones parlamentarias, ha surgido una situación de “tripartito” en el parlamento argentino. La Alianza Gobernante encabezada por el Partido Justicialista ha perdido su mayoría en el parlamento. Ha pasado a ser la segunda fuerza política en el parlamento argentino la alianza integrada por el Partido Radical, la Alianza Cívica y el Partido Socialista. La oposición de izquierda y centroizquierda viene reclamando mayor redistribución de la riqueza y recuperación de los recursos naturales, entre otras críticas a los Kirchner. No ha llegado a nacionalizar y socializar los recursos naturales del país y todavía reconoce una deuda externa que en muchos países se ha declarado como ilegitima. Si la nueva dirección del partido de Cristina Fernández, no es capaz de frenar la división dentro del peronismo y no son capaces de pactar con la izquierda en ascenso. Puede abrir paso a un periodo difícil hasta las elecciones del 2011. El rutilante ascenso de la derecha en estas últimas elecciones, puede indicar que puede estarse gestando una división dentro de la clase dominante argentina –hasta ahora unida entorno al gobierno de Kirchner- que hasta ahora ha sido la mejor alternativa para sus proyectos, pero según se va agudizando la crisis económica y los conflictos sociales, este apoyo se esta polarizando . Por lo pronto estos resultados han supuesto el fin de la “época de los Kirchner”.

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