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La ciencia española en la UVI

El estrangulamiento de la ciencia española tiene beneficiarios: EEUU o Alemaní­a nos venden la tecnologí­a generada por cientí­ficos españoles emigrados.

Según la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce) los presupuestos de ciencia para el próximo año vuelven a caer un 7,21% situándose a niveles de 2005.

El gasto español en I+D cayó el pasado año por primera vez, quedándose en un 1.33% del PIB, frente al máximo histórico del 1,39%, mientras que en la UE ha aumentado a más del 2%. Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania están por encima.

En el sector público español se hace la casi totalidad de la investigación fundamental de excelencia, es por ello que el conjunto del sector está en pie de guerra ante la fuga de talentos y la pérdida de un terreno ganado estos últimos años por la investigación española. Juan Lerma (director del Instituto de Neurociencias) afirma que la producción científica en 20 años se ha multiplicado por 11 en España. Y “lo ha hecho de verdad, no de la forma artificial en que lo hicieron los chalets y los edificios al calor de la burbuja inmobiliaria” (Roald Hoffman, Nobel de Química 1981). Pero este auténtico milagro se puede echar a perder en poquísimo tiempo.

En las subvenciones a áreas claves para la creación de riqueza y empleo (programas de investigación científica y técnica y de investigación tecnológica e industrial) se concentran el 91,2 % de los recortes. «La degradación científica española acelera la dependencia exterior»

Desde el ERE del Govern valenciano en el Centro de Investigación Príncipe Felipe por el que fueron despedidos 113 trabajadores en la calle y eliminados 14 laboratorios (16 líneas de investigación), se van disparando las alarmas en otros centros de investigación reputados, y cada día son más los científicos que deben abandonar sus trabajos por falta de recursos.

Castilla-La Mancha, por ejemplo, corta la ayuda a 16 doctorandos, 10 de ellos en en el Hospital Nacional de Parapléjicos (HNP), en Toledo.

El propio CSIC necesita un rescate de 100 millones de euros para evitar un ERE entre sus 14.500 trabajadores.

Estos centros tienen dificultades hasta para pagar hasta los recibos del agua y de la luz. Algunos de ellos cerrarán por no poder mantenerse. Se han reducido horarios de apertura, para el ahorro energético, sometiendo a ello la duración de los experimentos. El despido de becarios, técnicos de laboratorio… deja solos a los investigadores con plaza.

Se proponen como alternativas la financiación privada por las empresas, cuestión nada fácil en España. O la consecución de fondos europeos, que requieren de la colaboración con grupos internacionales y sólo podrán conseguirlos aquellos científicos con mayor renombre y los que tengan “enchufes” políticos.

Si esta situación se prolonga durante varios años es evidente que España perderá, al menos, una generación de grandes científicos.

Parón investigador

El resultado de la degradación científica es un parón en la actividad investigadora en campos tan importantes como la biomedicina.

Las 16 cerradas del “Príncipe Felipe” afectaban a cáncer de mama, diabetes, parkinson, alzheimer, leucemia, esclerosis múltiple, autismo, cardiopatía, autoinmunidad, enfermedad de Lafora, encefalopatía, síndrome alcohólico fetal, lesión medular, septicemia, infarto cardíaco, enfermedad mitocondrial, miopatía y gliobastoma.

Pero el problema va más allá. Un país que forma a gente capaz de generar riqueza, cuya formación no es precisamente barata (formar un investigador cuesta 300.000 euros) y, en el momento en que están preparados para ello, se les obliga a emigrar, ese país está condenado a la dependencia tecnológica, científica y económica. Es literalmente “regalar la gallina de los huevos de oro”.

“Imaginen la paradoja, un descubrimiento de unas semillas o un fertilizante maravillosos en centros de investigación en Holanda o en EEUU, países punteros en investigación agrícola, por un científico español. España pierde por duplicado; ha financiado la formación de este científico y paga los sobrecostes derivados de la obtención de estos productos. Curiosamente, España país exportador de productos agrícolas deriva una mínima parte de dinero a las investigaciones agrícolas, con lo que tenemos que importar tecnología agrícola que encarece nuestra agricultura”. (Lázaro Molina Delgado, es Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada)

Manifiestos

Se suceden los manifiestos y manifestaciones de los científicos españoles contra el anunciado hachazo a los próximos presupuestos de ciencia… “debemos alertarle de que aprobar el borrador -de presupuestos- actualmente en debate en el Congreso de los Diputados, sería firmar casi una sentencia de muerte para nuestro campo». Así los expresaban trece investigadores punteros, entre ellos Margarita Salas y Ginés Morata, en una carta abierta al presidente del gobierno a finales de octubre pasado.«Un lucha más contra el proceso de desposesión colectiva actual»

Las voces de rechazo son múltiples y variadas. 39 investigadores, la mayoría de centros catalanes, han escrito a Rajoy; científicos del CSIC han escrito otra carta a la Comisaria Europea de Investigación; 42 sociedades científicas que agrupan a más de 25.000 científicos solicitaron un pacto de Estado en I+D+i; y en una extraordinaria carta abierta el astronauta Pedro Duque afirma: “creo obvio que la educación primaria, la universitaria, la promoción de la ciencia y la de la tecnología son inversiones porque se pueden esperar razonablemente de ellas rendimientos futuros. Veo con mucha preocupación que se trate estas partidas como si fueran gastos. Una escuela de calidad es la garantía de que los mejores talentos se desarrollarán y producirán una generación de científicos y tecnólogos dentro de 10 o 20 años. La Universidad accesible a todos, según sus méritos y su esfuerzo, asegura la continuidad de este proceso para dentro de cinco o 10 años. Y las inversiones en fomento de la ciencia y la tecnología promocionan la conversión de todo ese talento en innovación que revertirá en nuevos productos, patentes, servicios y, en general, en sólida exportación en plazos aún más cortos.”

Entonces, ¿cuál es el problema? ¿no hay recursos? ¿o no hay voluntad política?

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