Muere Steve Jobs, fundado de Apple

¿La cara amable de Wall Street?

Con la figura de Steve Jobs se nos intenta ofrecer la «cara amable» del «liderazgo norteamericano», capaz todaví­a de «mejorar nuestras vidas» a través del dinamismo tecnológico, frente a un capital especulativo que ha nos ha empujado al abismo de la crisis. ¿Qué hay de cierto en esta visión?¿Y qué pretende ocultar?

Lo que hay de cierto

Steve Jobs, cofundador de Apple, la persona que simplificó la complejidad y creó nuevos hábitos de ocio y comunicación.ofundador a los 21 de Apple, Steve Jobs, figura icónica que transformó los hábitos de consumo de varias generaciones.Steve Jobs era mucho más que el consejero delegado de Apple. El Thomas Edison del siglo XXI hizo del ordenador un artilugio simple de usar, cambió la manera de hacer negocio con la música a través de Internet y lanzó la telefonía móvil en otra dimensión.

Jobs luchó durante años contra un cáncer de páncreas y hace tiempo fue sometido a un transplante de hígado. El pasado mes de agosto, abandonaba la presidencia de la compañía y cedía su puesto a Tim Cook.

Steve Jobs nació un 24 de febrero de 1955 en San Francisco. Sus padres biológicos, Abdulfattah Jandali -de origen sirio- y Joanne Schieble, no estaban casados. Fue adoptado por Paul y Clara Jobs. Se crió en el seno de una familia con pocos recursos. Y abandonó la Universidad, porque sabía que las oportunidades estaban fuera de las aulas. Lo que en su caso se tornó una realidad poco más tarde. A los 12 años, ya había escrito a William Hewlett para hacer unas prácticas en su compañía, HP. Le gustaba la ingeniería, y ya de niño no solo estaba seguro de que sería rico, además tenía la ambición de llegar a ser uno de los más grandes entre los grandes, tan popular como Shakespeare o Einstein.

Durante su larga carrera de más de 30 años en el sector, Jobs transformó Silicon Valley. Pasó de ser un lugar que solo producía fruta a un centro de innovación de la industria tecnológica. Apple fue fundada en abril de 1976 en un garaje en Los Altos (California), tal y como mandan los cánones del sueño americano. Al lado de Steve Jobs estaba su compañero de estudios y amigo Steve Wozniak. El dúo era perfecto. Jobs, que entonces tenía 21 años, se encargaba de las ideas y de vender el producto. Wozniak se dedicaba a las cuestiones de ingeniería que daban vida a complejos artilugios tecnológicos.

«Jobs tuvo la capacidad de simplificar la tecnología existente y explotar su potencial en el momento adecuado»

Así, y con un respaldo financiero de 90.000 dólares, nació su primera computadora, Apple I, con una visión: popularizar el uso de los ordenadores personales, llevándolos de las oficinas a las casas.

En 1977 llegó su primer éxito con el Apple II, la primera computadora producida en masa para el consumo. En tan solo dos años, la facturación de la compañía se multiplicó por 15, lo que les convirtió en multimillonarios antes de cumplir los 25 años.

Aunque se le considera uno de los grandes innovares de la historia, no fue porque creara nuevos productos. Jobs ni inventó el ordenador personal, ni el ratón, ni los reproductores digitales de música, ni los teléfonos inteligentes, ni las tabletas, ni las tiendas electrónicas de música o de libros. Y estaba obsesionado con la competencia, a la que forzó a redefinir sus estrategias.

Jobs tuvo la capacidad de simplificar la tecnología existente y explotar su potencial en el momento adecuado. El Mac que hoy se conoce debutó en el mercado en enero de 1984 como el primer ordenador que presentaba todas sus funciones de una manera gráfica. Y lo dotó de un ratón para que el usuario pudiera desplazar el cursor por la pantalla y con un simple click activar las funciones de los distintos programas. Simplificó la complejidad.Lo que quieren ocultarnos

La mitología nos habla de como Apple nació en un garaje de los Altos, en California. Es una de las leyendas más socorridas sobre la pervivencia del «sueño americano». Un par de «emprendedores», subidos a lomos de un nuevo sector en auge, se abren paso, a través de su talento e ingenio, y consiguen encaramarse a las más altas cumbres.

Pero esta es sólo una parte de la verdad, y como tal, vista aisladamante, constituye una mentira.

El nacimiento y crecimiento de Apple, hasta convertirse en una de las más importantes empresas tecnológicas del mundo, no hubiera sido posible sin el respaldo cerrado del gran capital financiero norteamericano.

Hoy Apple es un gigante monopolista. Su valor en bolsa es de 227.000 millones de euros. Es la segunda empresa del mundo por capitalización bursátil, sólo superada por la petrolera Exxon, con 370.000 millones. En la ·ltima década, el valor de sus acciones se ha multiplicado por 40.

«En el accionariado de Apple encontramos a algunos de los principales fondos de inversión y hedge funds»

Hasta el punto de que Apple en solitario vale más en bolsa que los 32 principales bancos de la eurozona juntos.Y eso ha sido posible gracias a las gigantescas cantidades de capital puestas a disposición de Apple por los grandes centros financieros de Wall Street.

En el accionariado de Apple encontramos a algunos de los principales fondos de inversión y hedge funds -fondos de alto riesgo- norteamericanos, atraidos por el altísimo grado de rentabilidad -un 42%- que ofrece el gigante informático, y por la trepidante revalorización del valor de sus acciones.

También son accionistas de Apple algunos de los más grandes bancos norteamericanos, como el JP Morgan Chasse, de las históricas familias de oligarcas, como los Morgan y los Rockefeller.

Este respaldo del gran capital financiero permite a Apple haber acumulado una «tesorería» por valor de 50.000 millones de dólares. Esta ingete capacidad de liquidez, en un momento de contracción del crédito a causa de la crisis, les permite imponerse sobre sus rivales.

Las conexiones de Apple con los grandes centros de poder norteamericanos no terminan aquí, ni se circunscriben al terreno económico.

La oleada tecnológica que ha dado paso a la era digital, y que Apple protagoniza junto a un pequeño puñado de empresas como Microsoft, Google o Facebook, tiene mucho que ver con la capacidad para revertir a uso civil -y sacarle un extraordinario rendimiento abriendo nuevos ni­chos de mercado- la giganteca inversión militar que el Pentágono debe destinar anualmente para mantener la hegemonía norteamericana en el mundo.

Y, a su vez, los logros de Apple le permiten a EEUU seguir manteniendo el monopolio en el uso de las nuevas tecnologías, una de las bases -aunque no la primera si de una importancia que todos podemos comprender de un vistazo- para mantener su hegemonía mundial.

«Ambos forman parte de un todo, en el que el bastón de mando lo tiene el gran capital financiero»

La diferencia entre un «capitalismo especulativo» -que nos ha conducido a la crisis, y que tendría su centro en Wall Street- y un «capitalismo productivo», del que Apple sería uno de sus más brillantes ejemplos, y que contribuyen -como menciona el comunicado con que la marca anunció la muerte de Jobs- a «hacernos la vida mejor», no sólo no tiene sentido, sino que es absolutamente falso.

Ambos forman parte de un todo, en el que el bastón de mando lo tiene el gran capital financiero, los grandes bancos y los gigantescos fondos de inversión que pueden otorgar -o negar- a Apple -o a sus rivales- las ingentes cantidades de capital que necesitan para convertirse en un gigante monopolista global.

Se nos pretende ofrecer a Steve Jobs como la «cara amable» de Wall Street, una especie de «contrapropaganda» para los odios que desatan los desmanes del gran capital financiero. Y es de justicia reconocerle sus méritos. Es evidente que Apple ha revolucionado la era digital, abriendo horizontes que hace muy pocos años parecían impensables. Y en esos logros la contribución de Jobs ha sido especialmente relevante. Pero no pueden ocultarnos que el matrimonio -entre el gran capital financiero y Apple, entre la hegemonía norteamericana y el gigante informático- existe y es el aspecto principal del papel que Apple juega en el mundo.

Deja una respuesta