Nos dijeron que era necesario «rescatar» a los bancos con dinero público para que pudiera «fluir el crédito», y así salir de la crisis. Mentían, y los hechos lo demuestran con claridad. Después de haber entregado miles de millones a los bancos, el crédito a las pymes no solo no ha crecido sino que disminuye.
Los datos presentados por la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea son contundentes. Desde octubre de 2.008 a finales de 2.011, se han entregado a los bancos ayudas públicas por valor de 1,4 billones de euros.
En España, la Comisión Nacional de la Competencia ha hecho público que el dinero entregado a los bancos consumió el 94% del capítulo de ayudas públicas. «Cuanto más dinero regalamos a los bancos… peor va el país»
Sólo en los presupuestos generales, se reservan 60.000 millones –el doble de lo que España necesita para cumplir los objetivos de reducción del déficit- para “rescatar” a la banca.
¿Qué no hay dinero? ¡Cómo va a haber, si se lo llevan todo los bancos!
Y, a pesar de inundar a la banca de dinero público, el crédito a las pymes o autónomos se restringe cada vez más.
Según la «Encuesta de acceso a la financiación de las pymes», elaborada por el BCE, España es, junto a Grecia, Portugal e Italia, el país donde más se ha encarecido el acceso al crédito a las empresas.
Pymes y autónomos tienen que pagar más en España, y sufren un mayor grado de rechazo a sus peticiones de crédito.
Lo que ha supuesto una drástica reducción de sus beneficios –de un 64% en España y un 77% en Grecia-, y una oleada de cierres que se traduce en un aumento del paro.
Por el contrario, es precisamente en Alemania, Francia, Bélgica y Austria –el eje franco-alemán y sus áreas de influencia más cercanas- donde el acceso al crédito ha experimentado una evolución favorable.
El saqueo al sur está financiando la prosperidad en el norte.
Los bancos españoles utilizan el dinero público de los rescates –o la financiación del BCE, a un irrisorio interés del 1%- para tapar sus agujeros, pagando las deudas contraídas con el capital extranjero. O para comprar deuda pública, por la cual reciben dividendos cada vez mayores.
Especulan y ganan con nuestro dinero, mientras nos recortan la sanidad, la educación, los salarios, o niegan a pymes y autónomos el crédito imprescindible para sobrevivir.
¡Hay que acabar con este atraco!