SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La austeridad nos lleva al caos

Es frecuente despreciar a los políticos y acusarles de las causas que han propiciado la crisis que aumenta cada día el número de personas excluidas y adelgaza progresivamente el colchón de las llamadas clases medias. Circulaba el otro día en las redes sociales la ironía de que el zoo de Barcelona había adquirido una familia de clase media para mostrarla a las generaciones venideras. Tenemos los políticos que nos merecemos y no los que queremos. Ciertamente, los políticos tienen la responsabilidad que tienen. Pero es rara la ocasión en la que se contempla como principal causa las políticas que nos han llevado donde estamos. Los políticos van y vienen, se cambian en tiempos de crisis, se echan cuando su gestión es insatisfactoria. Pero la política permanece y no es sustituida cuando los resultados a medio y a largo plazo son total o parcialmente negativos. Si nos atenemos a lo que ha ocurrido en el último año con la política de austeridad severa que se está aplicando en toda Europa, se llega a la conclusión que estamos peor en todas partes. Y las posibilidades de recuperación son cada vez más inciertas y remotas. Las manifestaciones de estos días en Atenas, Lisboa, París, Madrid y otras ciudades europeas no son tanto contra los políticos sino contra la política que en nombre del saneamiento financiero, de reducir el déficit y la deuda está estrangulando a los más frágiles, aumenta el número de marginados y erosiona a las clases medias. Esta política de austeridad no crea riqueza, ni empleo, ni da esperanzas de crecimiento. Estas razones explican los cientos de miles de ciudadanos que se manifiestan con caras de ira y desesperación. No voy a eximir de responsabilidades a los políticos por no haber sabido contener el gasto público o fomentar la reactivación. Pero la equivocación está en las políticas de ajuste extremo que ponen a millones de ciudadanos en los umbrales de la miseria colectiva. La espiral de la austeridad está creando tensiones inevitables. Las políticas de la troika y de la canciller Merkel están destrozando Europa y creando divisiones entre norte y sur. No puede ser buena una política con tan desastrosos resultados. Alemania sabe, desde su primera unificación en 1871, que siempre que sus intereses han prevalecido coercitivamente sobre el resto de Europa, el resultado ha sido catastrófico, también para los propios alemanes.

Deja una respuesta