Imaginemos al actor como una máquina preparada para crear sentidos. Imaginemos a la sociedad estructurada desde el poder necesitando una máquina preparada para reproducir la realidad. ¿Qué resulta de esa colisión?
El actor tiene otro poder. El de decir lo que el poder no quiere que diga. Desde Teatro Abierto en la Argentina de la dictadura militar hasta Bartleby y su Prefiero no Hacerlo. Desde la realidad social a la literatura. Desde Griselda Gambaro a Herman Melville. Desde lo social a lo personal. Desde lo animal a lo racional. Desde el Odin Teatret a la Zaranda. Alguien decide.
Más allá de las instituciones y de su esfuerzo para determinar nuestras decisiones. Alguien decide.
Es actor el que compite.
Si lo que manda es el modelo business el impulso vendrá desde ahí. Para los productores sin lugar a dudas pero más que nada y eso es lo que nos interesa, para actores y directores.
La cultura del Arte del Actor en España no tiene porque ser la copia del modelo Hollywood. No es necesario abonarse a la certeza definitiva de la alfombra roja. La de creer que el resultado o el éxito acaban definiendo si algo sirve o no sirve.
Todavía es factible poder pensar que un colectivo que crea Arte puede o no, crear riqueza. Es una consecuencia. No la razón esencial del inicio y desarrollo de un proyecto.
El espíritu del aventurero contra la rapiña.
Puede ser que dentro del Arte siga germinando un antiguo deseo que rompa con un determinismo que nos condena a la repetición del posibilismo y la subsistencia como marcas inherentes a la condición humana.
La humanidad como aventura en soledad o junto a los demás puede ser menos mezquina, miserable, paupérrima y cerrada. ¿Puede ser? Algo por explorar alrededor de esos sentidos que nos reconcilian con el riesgo y el vacio y por eso mismo adjudican nuevos sentidos al viaje existencial.
Compungidos. Concernidos. ¿Así estamos?
¿De qué se libera un actor cuando ensaya? Las leyes no prohíben ser envidiosos, egoístas o deshonestos intelectualmente. Por cosas como esas nadie va a la cárcel. No son ilegales.-
Viejos textos para nuevas preocupaciones.
Sigmund Freud. Alrededor de los mundos de producción del Arte. La pintura agrega. La escultura quita.
Me interrogo. ¿De que se ocupa el Arte del Actor? Quizás de ser capaz de asumir el vacío y a partir de poder asumirlo, crear sentido.
James Joyce. Franz Kafka. Samuel Beckett envían mensajes desde la literatura. Luego de su irrupción y después del tiempo transcurrido podemos percibir lo que sugieren. Sin asustarnos. Sin temer el ruido que hacen la magnitud de sus obras. Escuchemos.