La historiadora Hélène Carrère d’Encausse falleció el pasado mes de agosto. Fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2023, pero su muerte le impidió recibirlo personalmente.
Ahora recibimos su último libro, editado póstumamente. Está dedicado a uno de los personajes más fascinantes y poderosos del siglo XX, una mujer llamada Alexandra Kolontái.
Su figura es poliédrica, abarcando múltiples ámbitos y desbordando energía en cada uno de ellos.
Fue dirigente del partido bolchevique, tomando parte activa y en algunos aspectos decisiva en el triunfo de la Revolución de Octubre. Convirtiéndose en la primera mujer que ocupó el cargo de ministra o de embajadora.
Como escritora elevó una voz extraordinariamente personal, y en muchos casos adelantada a su tiempo, en su provocadora “Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada”, en novelas como “La bolchevique enamorada” o ensayos como “Las relaciones sexuales y la lucha de clases”.
Encarnó a una mujer nueva, que se negó a aceptar la pasividad impuesta durante siglos. Y contribuyó a los avances de un feminismo revolucionario que ejercía una libertad con mayúsculas, en el terreno político y también en el sexual o en las relaciones de pareja.
En Alexandra Kolontái se entrecruzan, formando un solo haz, dos de los movimientos con mayor poder transformador de la historia de la humanidad: la revolución proletaria, donde los explotados no solo se rebelaron sino que tomaron el poder, y la irrupción de una mujer libre, a caballo de un poderoso movimiento feminista, que trituraba los límites e imposiciones del patriarcado.
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Kolontái quiere “cambiar el mundo de base” en todos los aspectos de la vida
Una fuerza revolucionaria
“Esbelta y vestida de negro, sus ojos brillaban con la chispa revolucionaria mientras desplegaba toda su inspiración, su infatigable energía y su infinita pasión. Y cuando quedaba en silencio, se escuchaban tormentas de aplausos que parecía que iban a derribar el trono mismo del Zar”.
La imagen descrita sucedió en plena primera guerra mundial. Y la oradora que, en palabras de un periodista sueco, había enardecido a la audiencia era Alexandra Kolontái.
Se había unido a los bolcheviques y, por iniciativa de Lenin, escribió junto a Clara Zetkin un panfleto contra la carnicería bélica (“Quién necesita la guerra”) que se tradujo a numerosas lenguas y se distribuyó masivamente entre los soldados.
Parecía predestinada para otras tareas. Nació en una familia aristocrática de rancio abolengo, pero pronto se rebeló contra ese destino. Ya en 1905 participaba activamente en la revolución que fue el primer acto de un desenlace cristalizado en 1917. Kolontái desplegó una frenética actividad organizando círculos revolucionarios de mujeres, y fue condenada al exilio al escribir un panfleto llamando a Finlandia a rebelarse contra la ocupación rusa.
Y cuando llegó la hora decisiva, Alexandra Kolontái volvió a estar en primera línea. Retornó a Rusia tras la abdicación del Zar en febrero, para jugar un papel decisivo en el triunfo de la revolución en octubre. Pronunciando mítines en los buques de guerra, en los que hasta entonces se prohibía la entrada a mujeres, siendo elegida delegada del soviet de Petrogrado, y convirtiéndose en la primera mujer en ingresar en el Comité Central del partido bolchevique.
Rompiendo cadenas
En el primer gobierno bolchevique tras el triunfo de la revolución, Alexandra Kolontái ocupa el cargo de Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública.
El salto dado en la situación de la mujer en el nuevo Estado obrero fue gigantesco, pasando de la esclavitud a una igualdad negada históricamente. Inmediatamente se instauró el matrimonio laico, la igualdad entre el esposo y la esposa, el divorcio rápido, el aborto… y el derecho a voto para todas las mujeres.
El ministerio presidido por Kolontái batalló por arrancar a las mujeres de la “esclavitud doméstica”, creando miles de guarderías, casas cunas o comedores en toda la URSS e impulsando centros de alfabetización.
No era solo ni principalmente un cambio “desde arriba”. Precisaba de la participación política y social de todas las mujeres. Del Primer Congreso Panruso de Mujeres Trabajadoras, del que Kolontái es una de sus organizadoras, nace el Departamento de la Mujer, que potencia la organización y actividad política de la mujer en toda la URSS.
Alexandra Kolontái está poseída por un fervor revolucionario que quiere “cambiar el mundo de base” en todos los aspectos de la vida, desde la política a la moral, las relaciones personales o la sexualidad.
Frente a la castración del poder Kolontái defenderá que el placer es revolucionario
Por ello defenderá, en el mismo Comité Central del partido bolchevique, la “unión libre de individuos libres” frente al matrimonio, estableciendo que “la familia, como institución arcaica burguesa, ha llegado a su fin”.
Kolontái defenderá que el placer es revolucionario, declarando una guerra feroz contra unas relaciones de pareja basadas en “la idea del derecho de propiedad de un ser sobre otro”, reivindicando el derecho de la mujer a una sexualidad activa y no castrada o supeditada al marido.
Los años de Stalin supusieron una regresión, también para Alexandra Kolontái, que fue convenientemente encomendada a la carrera diplomática para alejarla de la URSS.
Pero los años anteriores y posteriores a la Revolución de Octubre siguen irradiando una energía revolucionaria que están personificadas en la trayectoria de Alexandra Kolontai. Sus hechos siguen teniendo, en 2023, una modernidad que los conecta con lo más avanzado.