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Karlsruhe, Luxemburgo y el euro

Ayer comenzó una importante vista del Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo. Se trata de decidir si las OMT de Mario Draghi (septiembre del 2012) son acordes a la ley europea. No es un tema baladí. Las OMT (por sus siglas en inglés, outright monetary transactions) implican el compromiso del BCE de compra directa de deuda pública, en cantidades ilimitadas, de países en problemas y que se adhieran a un severo programa de ajuste. Su anuncio se tradujo en una notable caída de las primas de riesgo de Italia y España, y marcó el inicio del final de la segunda recesión, la que se extendió entre el verano del 2011 y el otoño del 2012 cuando se cuestionó el futuro de España en el euro. Y que terminó, justamente, cuando Draghi anunció que haría lo que fuera necesario, lo impensable, para salvar la moneda única. Las OMT eran justamente eso, lo impensable. Por lo que implicaban de financiación del déficit público, algo prohibido al BCE.

Por ello, no sorprendió que se presentara una demanda contra ellas ante el Tribunal Constitucional de Karlsruhe y que su fallo, a principios del 2014, no fuera favorable. Los magistrados acordaron que las OMT eran contrarias tanto a la Constitución alemana como a los tratados de la UE, ya que su uso equivalía a monetizar deuda pública e implicaba riesgos para el contribuyente alemán y, con ello, se menoscababa el derecho de control presupuestario del Parlamento germano. En su histórico fallo, Karlsruhe sugería una posible vía de acuerdo, diluyendo la potencia de las OMT: las compras de deuda debían ser limitadas, excluir reestructuraciones, evitar su interferencia en la formación de precios y contar con la aprobación previa del Bundestag alemán.

Esto es lo que se dirime. Y las cosas no pintan bien. Ya que si Luxemburgo no las modifica, Karlsruhe anunció que obligará a las instituciones alemanas (Gobierno y Bundesbank) a oponerse a su puesta en marcha. Estamos en presencia, pues, de una posible modificación de la red de seguridad que ha estabilizado el sur europeo estos dos últimos años. Y no crean que, en caso de sentencia contraria al BCE, esos aspectos legales no sean relevantes. El ascenso de Alternativa por Alemania, el partido que postula un desmantelamiento ordenado del euro, se deja notar y no deja mucho margen de maniobra a Angela Merkel.

La situación hoy no es la de septiembre del 2012. Las primas de riesgo han caído, y la confianza ha retornado. Pero el contexto internacional es frágil, como se ha visto esos días. Las amenazas de inestabilidad económica, financiera o geopolítica se han incrementado. Y si a ello añadiéramos una sentencia de Luxemburgo contraria a las OMT, total o parcialmente, ya me dirán. Y si no lo fuera, la respuesta de Karlsruhe será inevitable. Y ya me dirán, también. Estén atentos a la decisión del Tribunal de Luxemburgo y, en especial, a la posterior reacción de sus colegas alemanes. Nos va mucho en ello.

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