SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Juncker rebaja más las posibilidades de España de presidir la Comisión Europea

Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista se encuentran en sus mejores momentos para aspirar a recuperar puestos de prestigio en las instituciones comunitarias. Los sondeos publicados en las últimas horas por El Periódico y La Razón coinciden en lo sustancial con lo expresado por encuestas publicadas hace unas semanas, como la del diario El País, en las que se evidencia una caída espectacular de las expectativas de voto de PP y PSOE. La primera conclusión de cara a la gobernabilidad de España es que le resultará mucho más difícil hacerlo al próximo presidente del Gobierno. Salvo una gran coalición entre populares y socialistas, ningún partido podría gobernar sin el apoyo de al menos otros dos partidos. La segunda conclusión es que los dos partidos mayoritarios españoles pierden capacidad de maniobra y de negociación ante las instituciones comunitarias.

Los demás partidos se han dado cuenta de la debilidad de ambos grupos. Tan es así que el que se considera líder de los liberales europeos, el belga Guy Verhofstadt, ya hace cálculos para que su grupo se posicione como una fuerza determinante en la futura Europa. En España busca los apoyos de UPyD y Ciutadans con los que trata de llegar a algún acuerdo, al margen de lo que piense su competidor por el liderazgo liberal en Europa, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

Los socialistas ya han designado hace semanas como candidato para presidir la comisión al socialdemócrata alemán y actual presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. El Partido Popular Europeo en cambio no se reunirá hasta la primera semana de marzo en Dublín para elegir su candidato. La interpretación del Financial Times de que Claude Juncker cuenta con el apoyo de Angela Merkel ha provocado toda una serie de artículos en contra por parte de la prensa francesa. Diputados españoles explican las críticas francesas porque consideran que los medios galos preferirían que el candidato a presidir la Comisión fuera su paisano Michel Barnier, en la actualidad comisario de Mercado Interior y Servicios. Pero hay más razones para criticar esta candidatura.

Conviene recordar que Barnier acaba de presentar un nuevo proyecto de reforma del sistema financiero europeo que perjudica claramente los intereses del Santander y el BBVA, y que ha merecido durísimas descalificaciones del Gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, un magnífico tecnócrata muy bien valorado entre sus compañeros del Banco Central Europeo.

Esta crítica ha servido para dar alas de nuevo a las ambiciones al ex primer ministro luxemburgués y expresidente del eurogrupo hasta el año pasado, Jean Claude Juncker. Los países mediterráneos no tienen muchas posibilidades para hacerse con el importante cargo de la presidencia de la Comisión Europea. Después del mandato de Prodi y del doble mandato de Durao Barroso, ni a Portugal ni a Italia ni a España les caben muchas esperanzas de poder hacerse con esta sinecura.

En términos objetivos la candidatura de Juncker no es buena para España. Pese a alguna salida de tono, el ex primer ministro de Luxemburgo ha defendido en el eurogrupo siempre las posiciones de Angela Merkel. La mejor imagen de lo que nos ha sucedido con él la refleja el momento en el que echó las manos al cuello al ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mientras mantenían el encuentro informal previo a la celebración del Ecofín para dar lugar a que los cámaras tomaran los recursos necesarios con los que poder elaborar las informaciones de los telediarios.

Una persona que ha presidido durante 9 años el Ecofín sin que se le conozca ninguna idea rompedora en la gestión de la crisis, difícilmente podría aportarlas a partir de ahora si llegara a liderar el Ejecutivo comunitario.

De elegirse a Juncker Europa trasmitiría la imagen de que para el cargo de presidente de la Comisión se opta en las últimas ocasiones más por una persona que estaría casi de vuelta de la política y más próximo a escribir sus memorias que a plantear iniciativas estimulantes de cara al futuro de la Unión. Qué lejos quedan los años de las nuevas iniciativas como las planteadas por Jacques Delors que tantos avances supuso para la construcción de una nueva Europa y que tanto benefició a España. Ni una parte de la mejora de la calidad de vida del sector agrario español, ni la espectacular mejora de nuestras infraestructuras ni la dotación de medios en el ámbito rural se hubieran podido conseguir sin parte de algunos de los proyectos ideados, programados y aprobados durante los mandatos de Delors.

La elección del candidato no puede resultar indiferente. Pese a que España no ha tomado ninguna iniciativa hasta ahora sobre quienes serán los cabeza de lista de los dos grandes partidos, no debería desdeñar el hacerlo con quienes gocen de interlocución suficiente en Europa. Desde que se han aprobado los nuevos tratados, el Parlamento Europeo y la Comisión gozarán de unas capacidades de actuación que superarán en muchas ocasiones la capacidad de iniciativa del Gobierno de la nación.

Reducidas las posibilidades de presidir el ejecutivo comunitario no deberían desdeñar los líderes españoles situar en las listas a quienes sean capaces de conseguir una interlocución suficiente con sus colegas europeos para que España pueda seguir beneficiándose de las políticas comunes. No solo es recibir dinero. El ejemplo de la defensa de los intereses de sectores como el financiero evidencia que nos estamos jugando mucho en el nuevo escenario europeo, aunque no siempre nos los expliquen.

Deja una respuesta