Cargando...Hay veces que uno puede llegar a creer que el máximo exponente del disparate todavía no ha sido alumbrado, cuando la realidad golpea fuertemente entre cejo y cejo. Desde luego, lejos de cualquier distorsión psicológica o falta de madurez, tales exabruptos suelen tener siempre un sentido y un objetivo, y para eso es presentado como una conclusión argumentada y basada en rigurosos estudios internacionales. Ahora ese privilegio lo enarbola el Fondo Humanitario Global, en un informe presentado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, nada más y nada menos. Según este informe el cambio climático ya es responsable de la muerte de 300.000 personas al año, afecta a 300 millones y cuesta 125.000 millones de dólares anuales – 90.000 millones de euros -. Pues habrá que encarcelar y juzgar a ese tal «cambio climático», porque peligroso es.
Sorna a arte, el estudio, presentado en Londres, prevé que para el 2030 la cifra se elevará a medio millón de muertes, afectará a 600 millones y duplicará con creces los costes económicos. Expectantes a las causas, los autores del informe explican que el 90% de los decesos se producen por el agravamiento de problemas como la malnutrición, la malaria o la diarrea, y el resto por el aumento de desastres naturales.Tiene razón Annan, cuando dice que "afecta más a los más pobres, los que menos han hecho para causar el problema", pero olvida poner nombres a los culpables que no es el Sr. Climático, de nombre Cambio. El acto de presentación no pudo sino concluir con un llamamiento a los Gobiernos “para que definan sus políticas – sobre todo en cuanto a emisiones de CO2 – en lugar de esperar a ver qué hacen otros países”, y les emplazó a concretar "cuánto dinero van a aportar", ya que según Oxfam deberían ser unos 36.000 millones de euros hasta 2050. Teniendo en cuenta que solo el rescate bancario español – muy por debajo en el ranking mundial de “ayudas financieras” – son 240.000 millones de euros, la cifra mencionada suena más que ridícula, insultante.En primer lugar porque a nadie se le escapa – a nadie decente – el daño que hacen las cifras comparativas cuando se hacen los recuentos de víctimas de un desastre natural. Si el terremoto ocurre en Japón, diez o quince muertos, si ocurre en Perú… diez mil. Y aunque una vida vale por sí misma dentro o fuera de estos terribles cómputos, el abismo es sideral, con fuego y demonios de por medio. Sin necesidad de irse muy lejos, ya veremos cómo se acaba la investigación abierta por la Fiscalía de L´Aquila, por supuesto “desastre culposo” debido a la fraudulenta construcción de una buena parte de los edificios derrumbados en el terremoto. De ser así grandes empresas constructoras serían responsables de la muerte de decenas de personas.Si a esto le añadimos la multitud de casos y denuncias abiertas contra las principales multinacionales por abusos y estafas en el suministro de medicamentos, la asfixia económica de las principales potencias y el dominio político de unas pocas oligarquías mundiales… el informe presentado en el Fondo Humanitario Global es insultante, las cuantías estimadas ridículas, y los responsables ocultados.