Sin embargo, no ha tardado ni un minuto el sindicato independiente de inspectores y técnicos de Hacienda, GESTHA, en salir al quite y aclarar las tramposas cuentas utilizadas por el ministro de Hacienda para vender la bondad de la reforma y presentar en su lugar una conclusión demoledora: será una buena parte de los casi 9 millones de trabajadores españoles que cobran un salario entre 12.500 y 33.000 euros anuales quienes cargarán -con el incremento de entre un 0,25 y un 1% del IRPF- con la factura de la rebaja de impuestos a quienes cobran más de 150.000 euros anuales, los verdaderos grandes beneficiados de la reforma.
Otro tanto ocurre con la bajada de la retención en los módulos a los autónomos que no ingresen más de 12.000 euros al año. En 2012, el gobierno Rajoy subió del 15 al 21% esa retención, explicando que en realidad sólo la había subido al 19%, porque el 2% restante era una medida absolutamente excepcional que sólo se pagaría hasta el 31 de diciembre de 2013. Y ahora pretende vender como rebaja la bajada de ese 2%, un año y medio después de lo prometido. Una auténtica burla. Respecto al impuesto de sociedades, se produce una nueva rebaja para bancos, monopolios, multinacionales y grandes empresas, que hasta hace 3 años debían pagar un 35% de impuestos sobre sus beneficios, luego reducido a un 30%, y ahora al 25%. Si ya con el 35% de impuestos nominales, la realidad es que hoy bancos, monopolios, multinacionales y grandes empresas no pagan de forma efectiva más allá de un 5% por sus enormes beneficios, ¿en cuánto se quedará ahora con la nueva rebaja?Atemorizado por los resultados de las europeas del 25-M, el gobierno trata de recuperar a una parte de sus votantes perdidos vendiendo una rebaja de impuestos. Pero al mismo tiempo, su entreguista posición ante Berlín le obliga a reducir el déficit de las cuentas públicas hasta el 3% en el plazo de apenas dos años. Una auténtica cuadratura del círculo que le obliga a hacer equilibrios y reformas cosméticas, poniendo a plena marcha su maquinaria propagandística, a pesar de que la reforma va a dejar en una situación de presión fiscal igual o peor al 80% de las familias españolas, beneficiando tan sólo, según los cálculos de GESTHA, a apenas 73.000 contribuyentes. Lo que España necesita para salir de la crisis en beneficio de la mayoría es una política de redistribución de la riqueza, y para ello es esencial una reforma fiscal progresiva y radicalmente opuesta a la que propone el gobierno. Que paguen más lo que más tienen y más ganan. Exactamente lo contrario de lo que ocurre ahora, donde el 82% del IRPF se recauda de las rentas de los trabajadores y sólo el 7% de las rentas de capital.