Vikram Pandit, presidente de Citygroup

Jugándose el dinero de otros

En los años 80, Vikram Pandit dedicó su tesis doctoral a resolver un complejo problema sobre el manejo de los precios de activos financieros. Sus asesores académicos temieron que su resolución fuera imposible. Tení­an razón, Pandit jamás resolvió el problema, pero el oscuro profesor alcanzó un profundo conocimiento de los mecanismos financieros, y decidió ponerlo en práctica en el mercado de fondos de alto riesgo. El moderno croupier financiero -capaz de captar ingentes cantidades de capital ajeno, utilizado como capital propio a cambio de ofrecerles altí­simas tasas de rentabilidad- se ha convertido en el presidente encargado de salvar a Citigroup, hace muy poco primer banco mundial y hoy seminacionalizado por Obama para salvarlo de la quiebra.

Objetivo, salvar al imerioVikram Pandit, ejecutivo de origen indio, accede al máximo puesto de dirección de Citigroup cuando el gigante bancario se está jugando su supervivencia. Otros colosos como Lehmann Brothers ya han dejado de exisitir.Citigroup es el resultado del agudo proceso de concentración bancaria que se produce en EEUU en los años noventa. La fusión de Citi y Travelers Group da lugar al primer banco del mundo, y plaza fuerte de la expansión financiera durante la era Bush.Pero Citigroup está en el centro de los complejos entramados de usura, estafa y saqueo financiero, dinamitados con el estallido de la crisis, que permitieron esa expansión.Se ha visto obligado a colocar 18.000 millones de dólares -entrampados en las hipotecas subprime- en la categoría de créditos incobrables. Y acumula cinco trimestres de pérdidas, calculadas en 37.500 millones de dólares. Toda la supuesta omnipotencia del primer banco del mundo se ha evaporado cuando la crisis ha puesto de manifiesto que el capital que realmente poseen esos gigantes financieros es cinco, siete o diez veces inferior al que declaraban. A través de draconianos mecanismos de extorsión financiera se apropiaban de miles de millones de capital ajeno, manejado como si fuera propio para multiplicar la ganancia más allá de cualquier límite.Sólo así puede explicarse que, en un solo año, la capitalización bursátil del Citigroup haya descendido… ¡un 94,5%! Pasando de 121,024 millones de dólares a tan solo 6.571. Y descendiendo el precio por acción desde el récord de 56,60 dólares de diciembre de 2006, hasta menos de un dólar.El profesor ambiciosoY en esa situación de catástrofe cósmica, emerge la figura de Vikram Pandit, el hijo de un empresario indio que llegó a EEUU en 1973 con tan sólo 16 años, colocando al frente del Citigroup cuando pareciera que otros ejecutivos tenían más experiencia para tomar el timón en un momento tan delicado.¿Qué méritos acumulaba Pandit para merecer tanta confianza?Pandit procede del mundo académico. Forma parte de los más selectos círculos de los principales centros de estudios económicos y financieros nortemericanos y mundiales. Entre otros cargos, Pandit forma parte de la junta directiva de la Universidad de Columbia, y ha ostentado la dirección de algunas de las más prestigiosas escuelas de negocios del mundo.Pero el profesor decidió pasar de la teoría a la práctica. Se hartó de formular teorías económicas y modelos financieros que otros rentabilizaban, y apostó por sacar rendimiento a sus conocimientos.Abandonó el mundo académico para trabajar en Morgan Stanley, una de las más prestigosas bancas de inversión, en cargos tan importantes como Director del manejo de la equidad de los Estados Unidos, y más tarde a nivel mundial, e incluso como Presidente de los valores y de las actividades bancarias institucionales. La banca de inversión, de la que Morgan Stanley era uno de los abanderados, estaba especializada en la captación de capitales ajenos, para invertirlos en aquellas actividades financieras de más alta rentabilidad. No necesitaba avalar sus operaciones con depósitos propios, y constituía el escuadrón de choque de las operaciones financieras de más alto riesgo.Pero Pandit era más ambicioso. No se conformaba con ser el empleado que hacía ganar dinero a la empresa. Y en 2006, Pandit se marchó de Morgan Stanley, y con un grupo de socios fundo el "hedge fund", fondo de alto riesgo, Old Lance Partners, que en un solo año fue vendido a Citibank por la friolera de 800 millones de dólares, cantidad que permitió a Pandit incrustarse en la élite ejecutiva del primer banco norteamericano.¿Y cómo es posible que en un solo año, por mucha sabiduría financiera que acumulara Pandit, un fondo de inversión de nueva creación se valorara en 800 millones?Este es el signo de la "exuberancia financiera irracional" imperante en EEUU, que creó a personajes como Pandit y acabó estallando en forma de crisis global.La globalización generó nuevos competidores emergentes, que arrebataron a EEUU cuota de participación en el PIB global. EEUU veía disminuir el porcentaje de la riqueza mundial que representaba, pero necesitaba mantener el costoso poder político-militar que garantiza su hegemonía. Y optó por la agresividad financiera, absorviendo buena parte de los capitales mundiales y del nuevo ahorro generado por los países emergentes, a los que debía ofrecer una rentabilidad cada vez mayor que sólo era posible en operaciones de alto riesgo financiero.La red se volvió cada vez mas fina, y acabó por romperse, colocando en la picota a los bancos norteamericanos. También, y sobre todo, al Citigroup.La salvación llegó de Oriente… y de Obama¿Y qué podía ofecer Pandit para salvar del desastre a Citigroup? Junto con Robert Rubin, ex secretario del Tesoro nortemaricano, formaron un tandem con el objetivo de captar el capital, siempre ajeno, que suministraría la liquidez necesaria para esquivar la quiebra.Los "benefactores" serían las gigantescas acumulaciones de ahorro y capital de los países emergentes, y el propio Estado norteamericano a través de generosos planes de rescate.Pandit no es sólo de origen indio, sino que mantiene una excelente red de relaciones con los principales centros económicos y financieros asiáticos, y por extensión de Oriente Medio.Desde que llego a Citigroup, Pandit ha dedicado sus esfuerzos a colocar ingentes cantidades de titulos de deuda del banco, que le proporcionen capital líquido. Y está trabajando agresivamente para recaudar cerca de 20 billones de dólares, dirigiéndose principalmente al fondo de inversión de Abu Dhabi, la Coorporación de Inversiones de Singapur y otros inversionistas asiáticos y del Golfo Pérsico.De hecho, el primer accionista privado del Citigroup es, a día de hoy, el príncipe Alwaleed Bin Talal Bin Abdulaziz Alsaud de Arabia Saudita, con el 4,9% de las acciones.Por el otro lado, los contactos de Rubin con el aparato del Estado se pusieron en marcha para asegurar el rescate público del Citigroup. El banco presidido por Pandit había perdido ya la oportunidad de absorver el Wachovia, octavo banco norteamericano, que finalmente adquirio Wells Fargo ante la negativa de la Casa Blanca de avalar con dinero público la oferta de Citigroup.El temor a que -como ocurrió con Lehmann Brothers- el Estado de la superpotencia decidiera abandonar a su suerte a Citigroup, sembró el pánico en el consejo de administración del banco.Pandit y su equipo pasaron todo un fin de semana siguiente negociando con el gobierno un acuerdo que terminó con la inyección del gobierno estadounidense de 20.000 millones de dólares a cambio de una participación en el banco del 7,8%. La nacionalización encubierta se amplió con un nuevo plan de rescate público de 45.000 millones. El Estado norteamericano es ahora el primer accionista del Citigroup, poseyendo el 36% de las acciones.El círculo estab cerrado. Pandit haba conseguido su obetivo y, a cambio de arramblar con cientos de miles de millones de capital de los países emergentes, y de obligar a la sociedad norteamericana a cotizar en un multimillonario plan de rescate, Citigroup ha salvado la campana y, por ahora, no correrá el mismo final que Lehmann Brothers.

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