Entrevista a Juan Diego Botto

Juan Diego Botto: el valor de la mirada

La agenda de Juan Diego Botto pide 5 horas más al día. Mientras debate con el público en un cine de Madrid, prepara la maleta para representar en Bilbao. Pero siempre hace hueco para los amigos de Foros21, y por eso esta entrevista.

Se conecta desde la habitación del hotel, a pocas horas de actuar en el Arriaga de Bilbao. El viaje sufre varios retrasos, pero tenemos algo de tiempo por delante. El fin de semana anterior habíamos quedado en Valencia, pero su hija, que le acompañó en el viaje, se puso enferma poco antes de la entrevista. Tres horas después todo había quedado en una gastritis y Juan Diego Botto ya estaba subido a las tablas.

No es habitual que un director debata su película en los cines con los espectadores. Juan Diego Botto lo hace, y no como una experiencia, sino como una gira.

No está demás recordar que junto al profesor de conservatorio Juan Carlos Torres y el trompetista de jazz, Antonio Ximénez, fue padrino de los Ateneos21. Lo de ‘La Barraca’ de Lorca y la Residencia de Estudiantes.  Empezamos.

.

‘En los márgenes’ es una película sobre los desahucios, pero también es una fotografía de tu país…

La película se llama así porque hablamos de una parte del país que no se suele mirar. Nuestro cine, que es de altísimo nivel, con muchos estilos, no suele mirar a una parte de la realidad. Los desahucios lo recorre todo en la película porque la vivienda es un problema transversal. La precariedad está recorrida por la vivienda.

La profunda violencia que se ejerce sobre la clase trabajadora no tiene un solo nombre propio. El banco es el principal responsable, pero está la falta de inversión en los colegios que impide que se pueda prestar atención a las necesidades de cada niño, la falta de inversión en los servicios sociales, que hace que los trabajadores sociales estén sobrecargados, la falta de inversión en Sanidad… es un conjunto de operaciones que hacen que un sistema trabaje para que, si estas en la precariedad, todo complota para que no salgas de ella.

Te niegan las segundas oportunidades, niegan el derecho a una vida digna a quien vive en esa situación. Es un asesino difuso, no es un único nombre propio, es un sistema que opera para condenarte a esa marginalidad. Hay algunos que están bien a costa de que una inmensa mayoría esté mal.

Es una película coral, llena de personajes: Luis Tosar, Penélope Cruz, tú mismo, pero también la madre avalista y su hijo, la asamblea de la PAH, la discusión que tienes con Penélope, Madrid es un personaje…

He contado que el origen de la película es casual. El primer empujón surge de una conversación con Penélope. Viene a verme a ‘Un trozo invisible de este mundo’, y me propone que escriba un guion para que lo hagamos. Me sugiere un tema que es una discusión de una pareja sobre celos, y yo acabé en una discusión de celos de una pareja la noche antes de su desahucio. A partir de esa secuencia yo lo hablé con mi compañera, Olga Rodríguez, que había cubierto muchos desahucios y temas sociales. Acababa de hacer una entrevista con una trabajadora social con el titular “todo los días recibimos gente que nos dice que si no me suicido es por mis hijos”. Hay diálogos de Luis Tosar con su pareja que están sacados de esa entrevista. La trabajadora social reconocía que solo ponen parches porque están saturados.

Empecé con Olga a hablar con gente que estaba viviendo un proceso de desahucio, a hablar con trabajadores sociales, con abogados, Lo que era una historia para Penélope Cruz, terminó adquiriendo la personalidad de lo que habíamos visto. Estos procesos son necesariamente corales.

No es el caso de una persona, sino que necesitábamos contar la asamblea, los distintos casos, las distintas realidades de Madrid. Pasar un día con un abogado como el personaje de Rafa, y fueron varios en los que nos inspiramos. Si vas con ellos te pateas la ciudad, y una parte concreta, los barrios de sur, que no son los más bonitos aparentemente, pero que a mí me encantan. Hay algo en los barrios populares que me seduce.

Hay un momento de la historia de la pintura que explica esto. Hay un cuadro de Van Gogh que son unas botas desgastadas (Zapatos Viejos, 1886), que determina que hay belleza en las botas desgastadas de un trabajador. Coloca el arte en otro lugar. Ya no solo hay belleza en los señores, en los mecenas, en los caballeros y aristócratas, hay belleza en lo popular, esta belleza de los barrios populares. Surge de la observación.

Las asambleas son muy importantes para quienes han tenido problemas con la vivienda. Son el ultimo lugar al que te puedes agarrar. Si no hubiera sido por la solidaridad de las asambleas que paran desahucios, mucha gente habría quedado descolgada. Es un lugar que te brinda una solución y para tu desahucio. Es un lugar de apoyo, de salud mental, de colectividad, donde encuentras gente que te va a comprender y apoyar, y donde vas a poder descargar problemas afectivos.

‘La película adquirió la personalidad de lo que habíamos visto’

Alguien me dijo que la película me iba a recordar a Ken Loach, pero me ha recordado a ‘Traffic’.

¡Qué curioso! Hay algo de ese tipo de cine, de coralidad, que son las casualidades… todas las historias están relacionadas. Es verdad que el cine de Robert Altman es así. Cuando descubres que mi personaje es el marido de Penélope Cruz, que el abogado acaba en el desahucio de Azucena, que es Penélope… historias de un Madrid donde todo pasa simultáneamente, que contribuyen a esa sensación de simultaneidad. Todo esto que has visto, pasa 100 veces al día.

‘Traffic’ no es un referente consciente, pero es verdad que tiene algo de esa interrelación de personajes que ves en 24 horas y que son historias que se cruzan unas sobre otras. El acierto de ‘Traffic’ es contarte una historia desde distintos puntos de vista, que van desde el poder hasta la calle.

La película empieza con una carrera por salvar a una niña de que el Estado se la quite a su madre y se convierte en el hilo conductor de la película. Es una declaración de principios.

Sí. Lo peor que le puede pasar a un padre o a una madre es perder la custodia de tu hijo, que te lo quite el Estado o le pase algo. Esa amenaza está presente mucho en la precariedad y sobre todo migrante. Todos los que ponemos en la película tienen trabajo. La precariedad de la que hablamos no es la de la gente que está en paro. La mujer que puede perder a su hija tiene dos trabajos y malvive. Azucena trabaja en un supermercado y va a perder su casa. Tener un trabajo no te salva de la precariedad, y un escalón por debajo están los migrantes, porque no tienen una red, la de la familia. Muchas veces los niños se quedan solos, y no porque estén descuidados sino porque trabajar de la mañana a la noche es la única manera de mantener a esa familia.

Cualquiera puede estar a favor de esa lucha, y coloca a Rafa (Luis Tosar) en una disyuntiva muy jodida. ¿Cómo no lo vas a hacer todo por eso?, lo estás arriesgando todo pero es una cuestión moral muy alta, ¿cómo vas a permitir que pierda la custodia de su hija? Todos los abogados saben que una vez pierdes la tutela de tu hijo, es prácticamente imposible recuperarla. Conocimos muchos casos, y para recuperarla te exigen tener un trabajo que cobres mas de tanto y una casa con dos habitaciones, y te dicen, ‘si yo tuviera esto no habría perdido a mi hijo, es un unicornio azul, nunca lo voy a recuperar’.

‘Lo estás arriesgando todo pero es una cuestión moral muy alta’

¿El personaje de Luis Tosar te sirve de Antígona? Es algo que todos los días hace, y le dice a su hijastro ‘ante algo así cómo no ibas a hacer algo, tendrías que mirar hacia otro lado’.

Necesitábamos algo de ese calibre para que tuvieran peso las decisiones de Rafa. Moralmente te coloca en esa tesitura. No había pensado en Antígona, pero claro, ‘cómo no vas a dar sepultura a tu hermano’. Sófocles te dice que están las razones del Estado, pero luego están las razones de la ley natural, ¿no te vas a enfrentar al Estado ante una razón tan injusta como que mi hermano se pudra al sol?, te vas a enfrentar a la ley pero es que la ley es injusta, y lo que es injusto son las infraestructuras que se supone que deben velar porque haya justicia…

Eso sería lo suyo, cuando ves una injusticia estás comprometido con ella.

He visto la gente que se conmueve en los debates contigo en los cines. Parece que la gente acumula la emoción de esa escena, se multiplica durante la película, y estalla al final.

Necesitamos pensar que lo que hacemos es épico para aguantar todos los días. Un amigo me dice que es muy triste porque hay pocas salidas. La derrota es lo común. Y estamos frente a un sistema que tiene una capacidad de resiliencia mucho más fuerte de lo que ningún filosofo del siglo XIX supo prever. La gente lucha todos los días y aunque las victorias son muy pequeñas, conseguir que una familia se quede tres meses más en su casa es una victoria que hay que dimensionar. Dotar a las pequeñas luchas de cierta épica es necesario para poner en perspectiva el desnivel frente al que estamos luchando. La décima parte de David frente un Goliat a la 25ª potencia. Sin embargo, estas batallas se dan y Olga Rodríguez siempre recuerda la frase de Galeano: “gente pequeña, haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños, pueden cambiar el mundo”.

‘Eso sería lo suyo, cuando ves una injusticia estás comprometido con ella’

En un debate con tu amigo, yo diría que la película no quiere dar alternativas, no es su objetivo. Sin embargo con gente con esta fuerza, ¿cómo no vamos a poder? El personaje de Luis Tosar sabe que va a perder y sigue.

La película tiene un paralelismo entre dos desahucios, entre el de una avalista y otro que no sabemos cómo va a acabar, pero está claro que esa mujer tiene un futuro. Hay cien personas que han ido a la puerta de su casa a intentar parar el desahucio. Su pareja le dice que está sola, pero se da cuenta que estaba equivocado.

Desde la soledad somos aplastados y desde la colectividad tenemos alguna posibilidad. Y ese es el único camino.

Olga Rodríguez ha jugado un papel importante en conseguir que la historia parezca más real que la realidad misma…

Desde luego. Ha jugado un papel muy importante porque el proceso de investigación es de años. No quisimos una foto de un momento, sino una historia. Hay familias con las que estuvimos años hablando, conociendo a sus hijos, y ahora son amigos y familia, y lo mismo con abogados y educadores sociales.

Había veces que decía, ‘ya está, y lo que no tengamos nos lo inventamos’, y Olga decía que la realidad nos va a dar algo mejor de lo que pudiéramos haber imaginado, y una y otra vez tenía razón.

Esas son las pequeñas sutilezas que hacen que la cosa sea verosímil. Por ejemplo, en los bancos de alimentos rechazan los garbanzos porque tardan mucho en cocer e implica gastar mucho dinero en gas. O las compresas son muy caras, y en los bancos de alimentos se suele donar poca higiene femenina… son detalles que los pones porque los has visto.

‘Conseguir que una familia se quede tres meses más en su casa, es una victoria’

Se produce una transformación en la película. Se transforma la luz y los personajes. Quien más expresa esa transformación es el hijastro de Rafa. Se conmueve.

El viaje más grande es el del chaval. El personaje cumple dos funciones, un chico que no conoce a su padrastro, tiene prejuicios, pasa un día con él, y conoce todos esos motivos por los que no está habitualmente con él y su madre, que le justifican. Es una persona distinta y tiene motivos de admiración. Pero para nosotros también es el viaje que hace el espectador. Se acerca sin conocer los desahucios, con prejuicios, como el hijo de Rafa. El viaje del espectador es a través de la mirada del chaval. Va conociendo, va escuchando de primera mano y le permite acercarse a los personajes y a la historia y cambiar la mirada. Es la relación afectiva que nos sirve para contar la historia de afectos, la historia de Rafa.

‘Desde la soledad somos aplastados y desde la colectividad tenemos alguna posibilidad’

Vayamos a ‘Una noche sin luna’, ¿por qué para ti Lorca es universal?

Todo lo que he escrito como dramaturgo está recorrido por dos elementos de Lorca. Uno tiene que ver con un poema que es ‘Oficina y denuncia’: ‘debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato’, debajo de las estadísticas hay personas reales que sufren y padecen. Es esto de lo que estamos hablando, y lo que hace Lorca es mostrarnos la sangre qué hay debajo de los números.

Lorca habla de cómo afectan a los seres humanos las ideas teóricas o los titulares. Es un punto de partida clave para cualquier dramaturgia, lo conceptual en el arte no funciona, hay que hablar de seres humanos, y si tenemos que contar algún concepto, tiene que ser a través de historias que conmuevan.

Y otro elemento que recorre todo lo que he escrito, es el principio de otra obra de teatro, ‘Comedia sin título’, muy rompedora estructuralmente. Se pregunta cómo traer el olor del mar al patio de butacas, o cómo se puede llevar la realidad a la escena. Si el arte es un elemento que sirve para modificar la realidad, estos son dos puntos de partida magistrales que me siguen influyendo y que recorren todo lo que hago, para escribir o para hacer cine o teatro.

‘Debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato’

Es una obra conectada con el presente, no es un Lorca victima del pasado, ¿cuál es el papel revolucionario de Lorca?

Lorca fue un revolucionario. No quería hacer algo arqueológico, porque hablar del pasado solo tiene sentido si de alguna manera dialoga con el presente y nos dice algo de lo que somos hoy.

Empecé a escribir la obra porque iba a hacer un recital de poesía, pero leyendo biografías, sobre todo la de Ian Gibson, encontré un paralelismo con nuestra época, ecos que vibraban en la actualidad. Los huevos del fascismo de aquella época están cobrando mucha actualidad.

La desidia para explicar el levantamiento militar y los 40 años de dictadura hoy, expresan un desconocimiento de nuestra historia. Hace nada escuchamos al líder de la oposición decir que fue una guerra entre abuelos. Lorca fue un tipo que se posicionó de forma notable con la República. En la ‘Alocución al Pueblo de Fuente Vaqueros’ habla de Marx y de Lenin, de leer sus libros, de educar y formar al pueblo, habla de que siempre va a estar del lado de los que menos tienen, de los pobres.

Hasta el punto de que la extrema derecha fascista se puede permitir decir que si Lorca viviera sería de extrema derecha. Y eso solo se pueda decir porque se desconoce la historia, los campos de concentración, que hubo un plan sistemático para liquidar a quien pensaba distinto, a todo el pensamiento de izquierdas, como decía alguien a quien entrevistó Olga Rodríguez, el levantamiento triunfó el primer día en León y los mataron como a conejos. Por eso el alcalde de Madrid puede loar a un golpista.

Y sin embargo, quien ganó fue Lorca, su mundo, su gente, sus principios… como en aquella escena de ‘El Ministerio del Tiempo’.

En la obra lanzamos ironías que te vinculan con lo ridículo que resultan muchas cosas que se decían entonces, del lado de los derechos humanos, de la razón, de la democracia… la historia ha querido que hayamos dado pasos de gigante. ¿Quién va a negar el valor de Lorca o que no merecía ser fusilado? ¿o Miguel Hernández estar condenado en un campo de concentración y morir de esa manera? Son los elementos más altos de nuestros arte y a nadie se le pasa por la cabeza que merecieran lo que les pasó. Hay una suerte de victoria histórica, pero nada está garantizado. Si no hay pedagogía sobre cómo llegamos ahí, podemos repetir una y otra vez los problemas en los que estamos.

Cuando acabé de escribirla le dije al director, a Sergio Peris-Mencheta, ‘montémosla rápido, que lo de la extrema derecha va a pasar y va a perder vigencia’. No es un fenómeno español, mira Italia, EEUU… por suerte lo de Brasil, las elecciones de EEUU… hay elementos para el optimismo y para estar vigilantes.

Sí. En Latinoamérica ganaron los Allende y perdieron los Videla…

Estoy de acuerdo pero también un poco en desacuerdo. Hay una notable victoria en el pensamiento democrático, pero hay una derrota en muchas otras cuestiones. En España se pasa de una dictadura a una democracia sin ningún tipo de limpieza en los órganos judiciales y las élites económicas, pero es que en España las familias tienen que hacer un periplo para intentar exhumar a las víctimas que están en las cunetas.

Cuando ganó Macri, el diario La Nación, que es el conservador en Argentina, dijo que a ver si por fin se acababan los juicios de venganza que se estaban haciendo a las juntas militares. La redacción se desvinculó de aquello, y defendieron el derecho de las victimas de la dictadura a la memoria. El staff se manifiesta porque el sentido común de la época en Argentina hace que los derechos humanos sean incuestionables. A ese punto no hemos llegado en España.

Si Lorca viera que puede besar a su pareja y casarse, vería una victoria. Pero el poeta más célebre del siglo XX está enterrado en una cuneta y está desaparecido. Las dos cosas pueden convivir y son ciertas.

‘Hay una victoria en el pensamiento democrático, pero también una derrota’

¿Te gustaría dirigir un ‘1985’ en España? (la película protagonizada por Ricardo Darín sobre el juicio a Videla)

Sí, claro, que eso pudiera suceder significaría que estamos en otro país. Cuando fui a Argentina en 2004 me presenté en la subsecretaría de Derechos Humanos diciendo que quería conocer el legajo de Diego Fernando Botto, que es mi padre. Me recomendaron asociaciones que me podían permitir saber más sobre él. Fui a Antropólogos forenses, que han colaborado con la exhumación de la víctimas y con recuperar el relato de los militantes y activistas, y me dieron mucha información de mi padre.

Finalmente se produjo un juicio a los responsables de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde fue secuestrado y asesinado mi padre, un juicio con todas las garantías legales, donde mi madre y yo pudimos testificar.

Si mi mujer quiere conocer dónde fusilaron a su abuelo o mi suegra quiere conocer donde fusilaron a su padre, no hay un archivo donde ir, ni hay un juicio que se pueda celebrar, ni que se vaya a celebrar. Me gustaría que hubiera un juicio de la verdad donde se pudiera conocer qué paso, por qué paso, dónde está enterrado mi abuelo… es un punto de partida muy básico que cambiaría este país.

Dices que el teatro está herido pero lleno de vida.

Está muy vivo porque el teatro es muy dinámico, muy pegado a la realidad, muy variado, es barato de hacer y rápido, y está muy vinculado a las cuestiones sociales, a la realidad. Muchos años antes de Maixabell había una compañía que hablaba del proceso de Nanclares. El cine es carísimo.

El teatro es muy dinámico, pero los embudos para que una compañía pueda vivir son enormes. Esta compañía a la que me refiero, siempre que hablo con su directora no sabe si este mes va a poder vivir del teatro. Un teatro vivo que encuentra dificultades para funcionar de manera industrial y que los creadores puedan vivir de su trabajo.

Falta coordinación, apoyo institucional y no solo dinero, también ambición para romper inercias burocráticas y desatar toda esta energía creativa.

6 comentarios sobre “Juan Diego Botto: el valor de la mirada”

Deja una respuesta