Televisión

Jaume Roures, ¿el nuevo Polanco?

Hasta hace tres años nadie habí­a oí­do hablar nunca de este señor, que en un tiempo récord ha construí­do un imperio mediático que amenaza seriamente la hegemoní­a de la todopoderosa Prisa. Su irrupción en escena vino cuando el gobierno otorgo una nueva licencia televisiva para La Sexta. Inmediatamente después lanzó el diario Público, y en poco tiempo se ha convertido en uno de los productores cinematográficos más importantes del paí­s, responsable de pelí­culas como «Vicky, Cristina, Barcelona» o «Camino». El último capí­tulo ha sido su aplastante victoria en la denominada «guerra del fútbol», tras arrebatarle el monopolio de la retransmisión de partidos a Prisa, y ahora es el encargado de marcarle al gobierno las etapas para la implantación de la TDT de pago, de la que será el principal beneficiario.

Durante décadas el dominio del imerio de Polanco al frente de los medios de comunicación de nuestro país ha sido incuestionable. El diario El País, la Cadena Ser, Canal +, la productora Sogecine o la editorial Santillana, eran solo una parte de todos los recursos que este gran grupo controlaba para hacer difusión masiva de su pensamiento y opinión. Aliado histórico de la órbita socialista y de los poderes fácticos franceses, ha gozado del favor constante del gobierno, en forma de misteriosas concesiones o leyes dictadas en su beneficio, cuando este ha estado ocupado por el PSOE, llegando a marcar en muchas ocasiones la política a seguir gracias a las opiniones vertidas por sus principales voces, como la de Iñaki Gabilondo.Sin embargo en los últimos tiempos asistimos a lo que podríamos llamar un “traspaso de poderes”, en el que Prisa empieza a perder voz en las decisiones políticas que atañen a los medios de comunicación, y en el que la beneficiada es continuamente Mediapro, encabezada por un Jaume Roures que, a diferencia del misterioso Polanco, no deja de aparecer constantemente alardeando de sus triunfos. Los inversores que saben oler como perros donde esta el poder y el dinero no dejan de acercarse a él, y asistir a sus periódicos almuerzos en el Hotel Ritz, donde da cuenta de sus futuras operaciones.Fue el primero en anunciar fusiones entre las televisiones privadas, y hasta grupos como Antena 3 le han “bailado el agua” aceptando –aunque sea con la boca pequeña- esta medida. También ha sido la voz más apremiante a la hora de exigir las concesiones de la TDT de pago, a sabiendas de que será el principal beneficiado gracias al control que ha conseguido de los derechos de emisión de los clubs de fútbol, y el gobierno ha asentido rápidamente, aún con la oposición de Prisa.La situación en la que se ha colocado Roures le permite opinar sobre absolutamente todo: Sobre fútbol, donde mete mano en las cuentas de los clubs, y anuncia a bombo y platillo la deuda que Sogecable mantiene con todos ellos. Sobre la infraestructura de cable y satélite en España, con la que acusa al gobierno de una gestión nefasta, cuya consecuencia directa ha sido la deficiencia del servicio de Internet y televisión por cable. Sobre la publicidad en la televisión pública, en la que se muestra, como es lógico, ferviente defensor de su abolición, sin preocuparle lo más mínimo como se va a resolver la financiación.Como en cualquier reordenación monopolista, la guerra va a ser larga y fraticida, pero parece ser que el árbitro de la contienda esta cada vez más de su lado, y la cantidad de batallas ganadas empieza a dibujar al futuro ganador.Salve Jaume Roures, heredero del trono, y futuro rey de la monopolización y manipulación informativa y cultural. Habrá que seguirlo mucho más de cerca.

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