Las manifestaciones más grandes desde el ingreso de Islandia en la OTAN

Islandia: los vikingos se rebelan

El pueblo islandés, el más devastado por la actual crisis financiera mundial, en los últimos meses, a comenzado con sus protestas contra su gobierno centroderechista. La última en Reykiavik ante la sede del Parlamento, que celebraba su primera sesión tras las Navidades. Para pedir la dimisión del Gobierno (Partido de la Independencia) y la convocatoria de elecciones anticipadas. Que se saldo con una treintena de detenciones. Como ya es usual el uso de gas lacrimógeno por parte de la policí­a que protegí­a el parlamento y la anexión de varios parlamentarios del partido Los Verdes.

Este gobierno es que inicio las rivatizaciones en los 90 Las actuales autoridades fueron justamente las que iniciaron las privatizaciones de los bancos, hasta entonces estatales, aferrado a la tendencia neoliberal, (que ha demostrado su carácter antagónico e incompatible con los intereses del pueblo). Apoyados en una coyuntura económica propicia y en préstamos en el extranjero, pusieron en práctica una agresiva y audaz política expansiva de inversión acordes decían, “con las raíces vikingas”, en el Reino Unido y Escandinavia, en particular en Dinamarca, el antiguo poder colonial, del que Islandia se independizó en 1944. Un informe de Naciones Unidas identificó a Islandia como el mejor lugar del mundo para vivir. Se afirmó que los islandeses eran la gente más feliz de la tierra. Hoy Islandia está a merced del Fondo Monetario Internacional, como si ocupara no el primer lugar, sino, como Sierra Leona, el último en la lista del Índice de Desarrollo Humano de la ONU. La población, se encuentra en estado de shock. "Como los sobrevivientes de una catástrofe natural".En un principio la reacción de los islandeses se sinetizaba en la expresión ‘thetta reddast’ que se puede traducir como "solito se arreglará". Pero la magnitud de la crisis en Islandia ha sido como el Ragnarok, y la gente se ha dado de bruces con la dura realidad.Los islandeses se debaten hoy entre echarle la culpa al Gobierno, por haber regulado las leyes de manera tal que todo valía, o a los banqueros, cuya extravagancia era observada por el resto de los ciudadanos en las fiestas espontáneas que montaban en los bares de Reikiavik, donde consumían champán a 1.000 euros la botella como si fuera cerveza. Si algo enseña la historia es que los pueblos aprenden de sus errores. Tras un década donde la opulencia ha hecho creer a los vikingos de Islandia que vivían en el Valhalla, la crisis está haciendo comprender a este país cual es la auténtica faz del capitalismo.

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