Breve encuentro irano-norteamericano, el primero en décadas

Irán abre el puño en La Haya

«Fue breve y cordial, no se centró en nada sustancial, no estaba planeada y ambos acordaron seguir en contacto». Así­ se refirió la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton a la conversación que mantuvieron ayer -en el marco de la conferencia internacional de Afganistán en La Haya- el representante especial de EEUU para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, con el viceministro iraní­ de Exteriores, Mahdi Akhounzadeh. El breve encuentro tiene sin embargo una importancia significativa: es el primer contacto en décadas entre representantes de alto nivel de ambos paí­ses, después de que tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, el gobierno norteamericano haya hecho notables esfuerzos por reestablecer relaciones con Teherán. El régimen de los ayatolás ha contestado hasta ahora entre la receptividad y el recelo, pero la asistencia a la conferencia, a la que fue invitado por Washington, se interpretan como una «señal prometedora» de que Teherán está «abriendo el puño», y que está dispuesto a colaborar -progresivamente- con la superpotencia en la estabilización de Afganistán.

Desués del ofrecimiento del presidente de EEUU, Barack Obama, de un "nuevo comienzo" en las relaciones con Irán, la presencia de Teherán en esta cita promovida por Washington se ha considerado un paso significativo, ya que se trata la primera asistencia iraní a una reunión internacional sobre Afganistán. La secretaria de Estado norteamericana –que no mantuvo reunión alguna con representantes persas- valoró sin embargo la asistencia iraní, al señalar que "el hecho de que hayan venido aquí e intervenido es un signo prometedor de que habrá cooperación futura".El representante iraní hizo, en palabras norteamericanas, una “intervención constructiva”, y ofreció la colaboración de Teherán en cuestiones concretas, como el control de la frontera común con Afganistán o en la lucha contra el narcotráfico procedente de suelo afgano. Akhounzadeh además coincidió sorprendentemente con algunos puntos nodulares de la doctrina Obama en Afganistán. El diplomático señaló que el terrorismo debe combatirse "desde una perspectiva no solo militar sino que también identifique sus causas sociales, políticas y económicas", y se mostró partidario de que los gastos militares se "redistribuyan" entre la formación de la policía y el Ejército afganos. La administración norteamericana, siguiendo la “receta” que le ha permitido rebajar la peligrosidad de Irak, busca con esta nueva estrategia no sólo ganar la guerra a los talibanes, sino intervenir decisivamente en la columna vertebral de un futuro Estado afgano, vinculado orgánicamente a Washington.Pero además de la asistencia de Irán, la conferencia internacional sobre Afganistán ha transcurrido sin sobresaltos para EEUU. La diplomacia norteamericana ha obtenido éxitos notables, y el conjunto del casi centenar de países y organizaciones presentes en La Haya dieron un respaldo unánime a la nueva “estrategia Obama”. Sin embargo, la potenciación del diálogo con talibanes moderados, otra de las claves del cambio de estrategia, es vista con recelo por países como India, ya que puede significar como contrapartida el plácet de Washington a estos sectores talibanes par que puedan acceder a cuotas de poder en el Estado Pakistaní.Otro punto notable de avance para EEUU es la mejora coyuntural de las relaciones con Rusia, después de quedar suspendidas hace apenas nueve meses tras la guerra de Georgia. El “reinicio” de las relaciones ruso-norteamericanas ha logrado que la vía de abastecimiento de las tropas de la OTAN a través del territorio ruso y de las repúblicas ex-soviéticas quede expedita. Clinton mantuvo también una breve reunión con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, en la que ambos prepararon la reunión que mañana celebrarán los presidentes Barack Obama y Dmitri Medvédev en la cumbre del G-20 en Londres. Los cancilleres valoraron también el corto encuentro de Holbrooke y el viceministro iraní, acogido muy favorablemente en Rusia, ya que el Kremlin mantiene una notable relación comercial –e incluso cooperación militar- con el régimen de Teherán.

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