Avances contra el Cáncer

Individualizar la quimioterapia

Sus hallazgos podrí­an desembocar en que determinados pacientes se pudieran beneficiar de los fármacos anticancerí­genos estudiados: los derivados de la antraciclina.

Desde hace cuarenta años la doxorubicina (Adriamicina), daunorubicina, eirubicina o idarubicina han sido usados para tratar muchos tipos de cáncer (leucemia, linforma, sarcoma, carcinoma) de forma que se utiliza la máxima dosis tolerable cada pocas semanas y matar así las células en división rápida al alterar el proceso de copia de su material genético. El biólogo y oncólog Judah Folkman* descubrió en el año 2000 que el tratamiento llamado metronómico, o sea, el que consiste en dar a los enfermos pequeñas dosis de quimioterapia pero más frecuentemente, puede contener el crecimiento tumoral por bloqueo de la formación de nuevos vasos sanguíneos. ¿Cómo? Hasta ahora no se ha dado contestación a esta pregunta.Científicos del Insituto de Ingeniería Celular de la Johns Hopkins han dado con la respuesta, lo cual permitiría individualizar el tratamiento de determinados tipos de cancer. Este equipo ha estudiado una proteína llamada HIF-1 o factor inducible por hipoxia, que ayuda a las células a sobrevivir en condiciones de falta de oxígeno. Activa los genes que controlan el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos para ayudar a las éstas células, las cuales abundan en los tumores sólidos de rápido crecimiento. El citado Instituto ha ensayado con más de 3.000 medicamentos aprobados por la FDA (organismo regulador de fármacos y alimentos en EEUU) que han demostrado que frenan la acción de la HIF-1.Una de esas drogas, la dunorubicina, redujo en un 99% la capacidad de la proteína de activar dichos genes, igual que hicieron tres sustancias más de la misma familia. La cuestión es que estos fármacos se unen en el sitio del material genético, de la cadena DNA, donde se une la HIF-1 para realizar su trabajo de activación. Este es el primer efecto por el que reducen su activad: compiten por el sitio de unión en el genoma.En una segunda etapa el equipo cultivó tumores de próstata human en ratones, mientras los tumores doblaron su tamaño en cinco días al ser tratados con suero salino, no crecieron o disminuyeron su tamaño al ser tratados con la doxorubicina o la daunorubicina. Analizando estos tumores observaron que el número de vasos sanguíneos había disminuido drásticamente en comparación con el grupo tratado con placebo. Los genes responsables de su desarrollo estaban "off", apagados en los ratones tratados.Aunque son necesarios ensayos clínicos, los datos apuntan que enfermos de cáncer prostático con niveles de HIF-1 altos (que les pone en riesgo de recaída después de la cirugía o la radioterapia), pòdrían beneficiarse de estos tratamientos.* El científico-oncólogo Judah Folkman publicó un artículo en 1971, en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine, donde afirmó que todos los tumores dependían de la agniogénesis para desarrollarse. La angiogénesis es la formación de un sistema vascular propio por parte del tumor que les permite nutrirse. Este teoría se fue abriendo paso a contracorriente de sus colegas oncólogos. Estableció por tanto, que existe una relación entre la angiogénesis y el desarrollo tumoral y fue, consecuentemente, pionero en el tratamiento del cáncer tratándo de asfixiarlo cortando el suministro de oxígeno, nutrientes y factores de crecimiento que le aportaban dichos nuevos vasos sanguíneos ( tratamiento"antiangiogénico"). Hoy esta es una de las grandes áreas de estudio y tratamiento en la oncología. Por ello, en 2004 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científico y Técnica junto con Joan Massagué, entre otros, por sus estudios sobre la angiogénesis en oncología.

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