La nueva administración de EE UU ve en la prolongación del conflicto de Cachemira una de las fuentes del radicalismo islámico pakistaní y de la desestabilización de Pakistán.
Desde que el gobierno de Bush decidió en 2005 reclutar a India a través del «Nuevo marco ara la relación de defensa India-EEUU», India ha sido conducida a una alianza estratégica con Washington para contrarrestar la influencia de China en Asia.Disfrazado como un intento de ayudar a India con sus necesidades energéticas, el acuerdo proporcionaría a las corporaciones nucleares norteamericanas la autorización de vender tecnología nuclear junto con combustible nuclear a India para propósitos no militares. Se formaría una «asociación estratégica» entre India y EEUU, e India se sometería a las normas de la Agencia Internacional de Energía Atómica para sus reactores civiles. En un editorial titulado «¿La India puede decir que si?» el diario Washington Post declaró que India y los EEUU comparten valores políticos y prioridades estratégicas tales como embotar al poder militar chino». En la pagina de opiniones del mismo diario, titulado «Una Nueva Vida para el Pacto Nuclear con India» hizo destacar que el acuerdo «hace una tremenda excepción de India, endosando su estatus como un estado con armas nucleares, y proporcionándole un régimen más indulgente que lo normal en cuanto inspecciones de sus operaciones nucleares por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica. ¿Por qué? La respuesta es, China. Ni el gobierno norteamericano ni el indio desean decirlo abiertamente, pero el motivo fundamental de hacer de India una excepción y de hacerla acercarse más a EEUU es para que sirva como contrapeso al creciente poder chino en Asia. Las economías de China e India crecen velozmente y ambas potencias emergentes están llamadas a una disputa hegemónica en Asia y cada vez con mayor peso en el tablero mundial.Para el diario estadounidense The Washington Post la visita de Bush y estos acuerdos fueron parte de una política geoestratégica de la Casa Blanca de fortalecer a India para que actúe como contrapeso de la cada vez más gigantesca China, cuyo crecimiento la pondrá en unos años al nivel de poderío productivo de EE.UU. En esa línea, EE UU también quiso que India sea un socio más importante en la lucha antiterrorista y en la promoción de la democracia como la entiende EE.UU.Nueva Delhi y Washington conocieron una auténtica luna de miel con Bush, que defendió un acuerdo bilateral de cooperación nuclear civil, contradiciendo las tradicionales normas estadounidenses en materia de no proliferación de armas nucleares. Bush es visto como el hombre que elevó a India al rango de la sexta mayor potencia mundial.Obama se ha declarado favorable a la ratificación por Estados Unidos del tratado de prohibición total de pruebas nucleares. También podría endurecer el tono con India en lo relativo a las relaciones comerciales y al calentamiento climático. Pero lo que más inquieta a India es la cuestión de Cachemira.La nueva administración de EE UU ve en la prolongación del conflicto de Cachemira una de las fuentes del radicalismo islámico pakistaní y de la desestabilización de Pakistán, fundamental para él si se quiere arreglar el problema afgano. Si Obama hiciera un vínculo entre el combate contra el peligro yihadista en las zonas tribales pakistaníes y la cuestión de Cachemira, India sufriría un revés muy importante.La importancia de las relaciones con China sobre todo en el contexto de la crisis económica, sus funciones de locomotora del crecimiento económico mundial, de tenedora de deuda pública de EEUU y de proveedora de crédito e inversiones hacen que la economía china sea particularmente importante en la coyuntura actual. China es, desde hace tiempo, uno de los principales compradores de bonos del Tesoro, transformándose en uno de los mayores acreedores del gobierno estadounidense. Las compras de China han contribuido a mantener bajas las tasas de interés en EEUU ya que cuanto mayor es la demanda de los bonos de un país, menor es la tasa de interés que ese gobierno tiene que ofrecer. Los expertos insinúan que China podría destinar entre US$200.000 millones y US$300.000 millones de sus reservas a inversiones más agresivas. Aún un leve cambio en esta dirección podría tener un gran impacto en los mercados estadounidenses. Cualquier decisión de China para ampliar y diversificar sus inversiones significaría que compraría menos deuda de EEUU.La colaboración de china manteniendo sus reservas de deuda y amplandola es una de las cuetines principales para la viavilidad de el plan economico de Obama y el reflote de la economia de EE UU, que lo esta haciendo ha base de introducir ingentes cantidades de dinero publico, esta inyeccion de dinero publico es sostentada por la emisión de deuda.Los acuerdos militares y nucleares que significaban una cooptación de India por parte de Washington para incluirla en el «directorio ampliado» de grandes potencias mundiales generaban el rechazo de Pekin y era uno de los principales escollos para lograr unas nuevas relaciones con China.Esto ha hecho que la nueva politica exterior de la administración Obama, reconsidere la politica en Asia, La exclusión de Nueva Delhi de la primera gira asiática de Clinton, el enfriamiento, del proyecto de escudo antimisiles del que India esperaba obtener suculentas transferencias de alta tecnología militar. Las negociaciones de desarme nuclear con Rusia, una mayor implicación norteamericana en Afganistan -lo que implica un menor protagonismo del que ha tenido hasta ahora India- y, sobre todo, estrechamiento de las relaciones de Washington con Pekín, el gran vecino y rival. Movimientos todos ellos que dibujan un cuadro del que el emergente poder indio no puede estar nada satisfecho. Washington parece estar cambiando lo que muchos analistas denominan la «estrategia de contención de China» desplegada por la Administración Bush, bien es cierto que bajo la fachada de unas relaciones políticas bilaterales cada vez más cordiales La presencia de tropas en Asia Central, el a.cuerdo nuclear con la India y el apoyo sin matices a la nueva política de seguridad de Japón (basada en el «arco de democracia y prosperidad» formado por Japón, Australia, la India y Europa) son, entre otros, aspectos de esa estrategia de contención