23-F. 35 años después:

Incógnitas, lagunas y misterios sin resolver

Este martes 23 de Febrero, con un paí­s con un gobierno en funciones desde hace más de dos meses, y pendiente de la investidura de un presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se conmemora el 35 aniversario del golpe de estado bautizado como el 23F.

Entre las muchas incógnitas que nunca se llegaron aclarar está también, aparte del silencio que se extendió sobre la trama civil, el protagonismo que algunos capitanes generales tuvieron en aquella intentona, hasta el punto que se prohibió todas las investigaciones sobre ese protagonismo, y el papel que la Embajada de Estados Unidos y el propio Gobierno norteamericano desempeñaron en los preparativos del 23F. Un papel que explica esa primera reacción del Departamento de Estado minutos después del golpe, cuando declaró que se trataba de un “asunto interno de España”. Muchos años después se supo que la VI Flota se había acercado a la costa valenciana, donde se sublevaría el capitán general Jaime Milans de Bosch, que muchos de los implicados mantuvieron contactos con agentes de la CIA y de la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa), con el jefe de estación Ronald Estes y con el propio embajador norteamericano en Madrid Terence Toddman.

Además, desde primera hora de aquel lunes 23 de febrero de 1981 las bases de utilización conjunta hispano norteamericanas de Torrejón, Morón y Zaragoza estaban en estado de alerta y aviones estadounidenses de inteligencia electrónica del 86 escuadrón de Comunicaciones desplegados en la base de Ramstein (Alemania) sobrevolaban el centro y el sur de la Península, interceptando las transmisiones vía radio entre las diferentes unidades del Ejército, las Capitanías y los Cuarteles Generales de los Ejércitos (…)

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