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Iberdrola responde a la reforma eléctrica llevándose la inversión de España

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha arremetido este miércoles contra la política energética del Gobierno de Rajoy, al que ha enviado un recado con carga de profundidad: Iberdrola reducirá a algo testimonial las inversiones en España en el trienio 2014-2016. “El regulador dice que sobran inversiones en redes y generación y si el regulador dice eso para qué lo vamos a hacer”, se ha explicado Galán, que previamente había dicho: “Las inversiones irán destinadas principalmente a los proyectos energéticos y países que disfruten de una regulación predecible y estable”. Y los países que disfrutan de una regulación predecible y estable son el Reino Unido (41% del total), Estados Unidos (17%) y Latinoamérica (23%), con especial atención a México —donde ya es el primer productor privado— y, en menor medida, Brasil. Pero no a España. “En estos momentos somos más británicos, estadounidenses y mexicanos que españoles”, ha remachado Galán a la hora de hablar de dónde invierten y de dónde sacan los mayores beneficios.

Galán detalló en la presentación a la prensa del plan estratégico y los resultados de 2013, un acto que por cierto se celebró en Londres, que de los 9.600 millones de euros que Iberdrola piensa invertir entre 2014 y 2016, el 46% (4.400 millones) se dedicarán a la puesta en marcha de infraestructuras. Por su parte, el 54% (los 5.200 restantes) irán a inversiones recurrentes en mantenimiento y mejora de las instalaciones.

Dentro de sus previsiones, España forma parte del “resto del mundo” con alrededor del 15% (1.500 millones en los tres años) y en el país llevará a cabo una reducción de la exposición “progresiva hasta que haya una coyuntura que haga atractivas las inversiones”. Esta decisión responde “al significativo impacto de las modificaciones regulatorias y fiscales en las cuentas del grupo”, que el año pasado recortó los beneficios un 7% hasta los 2.572 millones con un lastre de 800 millones por esas medidas. Según Galán, el grupo gana menos en España que cuando él llegó a la empresa (en 2001 se incorporó como consejero delegado y en 2004 accedió a la presidencia), lo que a su juicio es difícil de explicar a los accionistas.

No obstante, el presidente de Iberdrola reafirmó su españolidad recalcando que se siente muy orgulloso de su país y que se ha pasado gran parte del pasado año defendiendo la marca España. Asimismo, recordó que la empresa ha desarrollado unas inversiones de 80.350 millones en el periodo 2001-2013, aunque esta cifra abarca a todo el mundo e incluyendo las compras realizadas en este periodo. Las inversiones, continuó, se dividen en dos etapas: en negocios energéticos y el crecimiento en España y en Latinoamérica, primero, y en la expansión internacional, después. En este segundo apartado se incluye la adquisición de ScottishPower, de la estadounidense Energy East (actualmente Iberdrola USA) y de la brasileña Elektro, así como la notoria expansión de su actividad en energías renovables, sector en el que cuenta con casi 14.250 MW de potencia y es el líder mundial tras invertir 22.000 millones.

Galán aprovechó el acto para cargar las tintas contra la reforma energética y el nuevo mecanismo de fijación de precios, del que dijo que le parece inviable —“como ingeniero, hacer un sistema de tarifas en tiempo real me parece magnífico, pero con lo que he oído me parece imposible su aplicación”, afirmó— y subrayó que estaría encantado de volver al marco legal y estable que reconoce la retribución exacta a la generación. Galán desveló que esta actividad pierde dinero en estos momentos “y si pierde dinero habrá que cerrarlo”. En ese sentido, reseñó que ve difícil la reapertura de la central nuclear de Garoña. «Es una pena que una central eficiente y segura se haga inviable con cargas como hacen con el resto del parque nuclear», dijo.

A juicio del ejecutivo salmantino, donde está el ahorro es en la parte regulada de la tarifa eléctrica, que absorbe casi el 59% del total, y no en ese mecanismo, que supone el 1% de ahorro. En ese sentido, Galán hizo hincapié en que ese coste tiene que ver con política ambientales, sociales, fiscales, territoriales y de todo tipo que poco están relacionadas con la generación de energía.

Decisiones equivocadas

Según Sánchez Galán, en muchos países de Europa continental, entre ellos España, se han adoptado decisiones equivocadas a la hora de encarar los tres ejes fundamentales de cualquier política energética: seguridad de suministro, competitividad y sostenibilidad. Por un lado, se ha provocado una situación de sobrecapacidad, que está abocando al cierre a numerosas instalaciones eficientes y básicas para garantizar el suministro eléctrico. Por otro, se ha optado por fomentar las tecnologías más caras, como las solares, frente a las más baratas, como la nuclear, la hidráulica o la eólica. Por último, se ha impuesto la utilización de la tecnología térmica más contaminante, el carbón, dejando de lado las modernas centrales de ciclo combinado de gas. Según Galán eso hace que Europa, y especialmente España, tenga los precios 2,5 veces más caros que Estados Unidos.

En cuanto a la reforma y según los datos esgrimidos por la empresa, el ejercicio pasado estuvo marcado por un aumento de los tributos (el 33% hasta 1.577 millones). Para este año, el impacto de las medidas regulatorias será de 1.300 millones, según adelantó el director general, José Luis San Pedro, a los analistas, que también anunció que la empresa «defenderá ante los tribunales» los intereses de sus accionistas ante varios aspectos «de dudosa legalidad» de la reforma. Entre ellos, citó los recortes a la retribución de la distribución y las actuaciones de carácter «retroactivo».

Crecimiento de los resultados

Con el citado plan de inversiones, la compañía espera respaldar un crecimiento del ebitda (beneficio bruto de explotación) y del beneficio neto del 4% anual respecto a los previstos para 2014. La empresa prevé repartir un dividendo de 0,27 euros brutos por acción, cantidad que podría aumentar en el futuro en función de la evolución de los resultados. Esto supone un pay out (beneficio que va a dividendo) de entre el 65% y el 75%.

Asimismo, contempla reducir la deuda en 1.800 millones, de manera que se quedaría en 25.000 millones al final del trienio. De esta forma, el apalancamiento pasaría del 44% al 40%, después de rebajarlo en 2013 del 47% al 44%. Para lograrlo, prevé desinvertir en activos y en países no estratégicos por unos 500 millones, con los que alcanzaría una cifra acumulada, en el periodo 2012-2016, de 2.500 millones de euros.

Iberdrola, dentro del plan estratégico, prevé además congelar los costes salariales y reducir la plantilla, mediante bajas vegetativas, en unos 1.000 empleados, hasta quedar en aproximadamente 27.000. La contratación de profesionales solo se producirá como consecuencia de los nuevos proyectos que se pongan en marcha a lo largo del trienio.

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