Adrián Martínez, Médico y profesor de Salud ambiental en el CIPFP Canastell San Vicente del Raspeig. Miembro de la coordinadora de Recortes Cero, activista medioambiental y columnista en la prensa alicantina.
El Ministerio de Sanidad, olvidando los preceptos y peticiones de la OMS como máxima institución en materia de salud, prosigue su decimonónica lucha contra esta medicina complementaria
El Ministerio de Sanidad y sus patuleas, olvidando los preceptos y peticiones de la OMS como máxima institución en materia de salud, prosigue su decimonónica lucha contra esta medicina complementaria y, a falta de que Europa les permita avanzar en su eliminación -cosa que desean tanto los representantes de Sanidad, Ciencia y la Agencia Española de Medicamentos (Aemps) como determinados intereses- trataran de limitar al máximo su utilización utilizando las herramientas legislativas a su disposición.
Todos ellos han trazado un “Plan para la protección de la salud frente a las pseudoterapias” donde se desarrollaran en breve criterios y acciones determinadas para atajar semejante afrenta.
Tales pasan y se centran en los procedimientos de autorización y registro de los medicamentos homeopáticos. Para ello modificaran el Real Decreto 1345/2007, por el que se regula el procedimiento de autorización, registro y condiciones de dispensación de los medicamentos de uso humano fabricados industrialmente, para adaptarlo a las necesidades de la verificación unitaria y otros dispositivos de seguridad en cumplimiento de la directiva anti falsificación y el Reglamento Delegado. Así se dejara de tener en cuenta la actual naturaleza homeopática de estos medicamentos, tal y como actualmente contempla el artículo 55 del RD 1345/2007 en los procedimientos de autorización y registro de los mismos. Hablando más claramente, los productos homeopáticos sin indicación terapéutica tendrían que pagar unas tasas el doble o el triple de caras con tal modificación normativa. Si piden indicación terapéutica (sólo 12 lo han hecho) el coste de las tasas podría quintuplicarse.
En definitiva se pretende modificar la normativa actual afirmando que las medicinas complementarias influyen negativamente en la protección y el restablecimiento de la salud, bien perpetuando algunas dolencias bien generando otras o, incluso, aumentando el riesgo de muerte al favorecer el retraso o la sustitución de tratamientos convencionales (cuya eficacia y seguridad si está probada) o porque reducen la efectividad de estos últimos. Por otro lado se afirma que de un producto, actividad o servicio sanitario se espera que tenga el efecto terapéutico esperado dado que el conocimiento o la evidencia científica avalan su utilización. En caso contrario, se debe evitar que genere publicidad engañosa. Sin embargo dicha iniciativa, espoleada por los medios de comunicación sistémicos y otras entidades con intereses mal disimulados, ya ha fracasado. Vuelvo a repetir HA FRACASADO.
Ese fracaso está siendo silenciado intencionadamente cuando lo único que hace falta para comprobarlo es consultar la web de la Comisión Europea y revisar el Paquete de procedimientos de infracción del mes de diciembre de 2017 y constatar que en ese mes se expedientó a España por restringir la importación de productos homeopáticos vulnerando las reglas de libre circulación de productos y mercancías dentro de la Unión dando al gobierno dos meses para eliminar tales restricciones. Fracaso como el de nuestros representantes en el parlamento europeo -Pepiño Blanco en este caso, el que fuera vicesecretario del PSOE- presentando a dicha institución una serie de preguntas relacionadas con el cambio de criterio propuesto por nuestro ministerio sobre las terapias en discusión que fueron contestadas el 23 de noviembre pasado en nombre de la Comisión por Vytenis Povilas AndriuKaitis Kiusur, actual Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, cosa que reproduzco sin añadir ni quitar ni una coma:
“1) La Comisión no tiene constancia de solicitudes similares en otros Estados miembros para que se modifique la legislación actual sobre los medicamentos homeopáticos
2) La Comisión considera que el marco normativo actual de los medicamentos homeopáticos tiene en cuenta su carácter específico y halla un equilibrio entre garantizar su calidad y seguridad e informar a los consumidores –incluyendo los profesionales sanitarios- al tiempo que ofrece a los ciudadanos acceso a estos productos…///…. La Comisión no tiene previsto en esta fase evaluar ni modificar la legislación sobre medicamentos homeopáticos.
3) La Directiva 2001/83/CE1 exige que tanto los medicamentos homeopáticos como los convencionales se sometan al mismo control en términos de fabricación, distribución y vigilancia farmacológica y establece disposiciones de seguridad específicas para los medicamentos homeopáticos sin declaraciones de propiedades terapéuticas. La Directiva especifica qué información puede emplearse para anunciar dichos productos y no permite el uso de información relativa a su eficacia clínica. Compete a estado miembro supervisar que la publicidad los medicamentos sea conforme a legislación. Por último los estados miembros siguen teniendo libertad para adoptar acciones a escala nacional con el fin de incrementar la concienciación”
En pocas palabras se le dice al diputado Pepiño Blanco que la pretensión de su gobierno de fiscalizar, controlar y demonizar la Homeopatía en España no cuenta con el respaldo de la Unión Europea. De hecho los productos homeopáticos ya fueron registrados como medicamentos en España obligada por la normativa europea. El pasado 29 de octubre la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios dio cuenta de más de 2000 medicamentos homeopáticos que ya se pueden vender en farmacias de forma definitiva y no gracias a la disposición transitoria vigente hasta esa fecha.
Mientras tanto muchos medios de comunicación ya habían incendiado a esa parte de la sociedad desinformada publicando titulares tales como que el Ministerio de Sanidad había ordenado la retirada de miles de medicamentos homeopáticos de las farmacias cuando la realidad pasa por haber registrado como medicamentos más de dos mil productos homeopáticos. Dichos remedios representan el 90% de las ventas siendo los fabricantes y no el ministerio los que decidieron no registrar más.
Por otro lado y aclarando qué significa exactamente aquello de que “la utilización de pseudoterapias afecta negativamente a la salud” diremos que en 2017 la asociación El Defensor del Paciente recibió en España 13.983 denuncias por negligencias médicas -781 con resultado de muerte- con 81 sentencias condenatorias y ninguna de ellas cometidas por profesionales, deseo recalcar este sustantivo, profesionales de la Homeopatía ni otras terapias complementarias. Durante 2018 recibieron un total de 14.335 casos (352 más que en 2017), de los cuales 810 lo fueron con resultado de muerte (29 más que en 2017). Denuncias recogidas solo por la citada asociación. En España no hay registro de las negligencias del sistema sanitario público. Es más dicha asociación constata que desde que se fundó, hace más de veinte años, no ha recibido ni una sola denuncia hacia aquellos profesionales sanitarios que practican este tipo de terapia.
Mienten por tanto aquellos que la denostan y que incluso se atreven a publicar falsos e infames informes concluyendo que “las pseudoterapias” matan alrededor de 1300 pacientes al año en todo el mundo aportando como evidencias, entre otras, recortes de periódicos y casos ya sobreseídos por la justicia donde se demostró la inexistencia de mala praxis por parte de los médicos que las implementaron (léase el caso BioBac- Renoven o el desenlace del caso Minerval, o el caso de Mario Rodríguez sobreseído por justicia, por ejemplo, pero utilizados a modo de arietes en el aludido informe de cuyo nombre ni quiero ni debo acordarme).
En todo caso, difíciles de verificar pues están basados en proyecciones y opiniones poco contrastables dando la sensación de que lo que interesa en la búsqueda de una cifra que llevarse a la boca y a los titulares. En tan pueril informe se dicen cosas tan contradictorias como que la Homeopatía utiliza placebos como tratamiento y también sus graves efectos adversos ¿Cómo puede argumentarse que la Homeopatía causa serios problemas de salud y luego afirmar que sus productos solo tienen un efecto placebo? Es más no hay ni una sola referencia o cita a los daños que ocasionan el sistema sanitario, sus profesionales y las terapias que utilizan. Es más parece colegir que la Medicina Oficial, sus procesos y procedimientos sean inmunes a los despropósitos cuando es sabido que este tipo de pseudoterapia oficial tiene reconocidas, solo en EEUU, 200.000 personas fallecidas cada año y otras 197.000 en Europa. En España la cifra, referida por el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, José Luis Poveda, llega hasta los 8.000 muertos al año siendo ya la tercera causa directa de muerte.
En ese sentido la realidad de nuestro sistema sanitario es obvia y ya en enero de 2018 tanto la Organización Médica Colegial (OMC) como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) en un documento conjunto titulado Iatrogenia: análisis, control y prevención admitieron como principales causas de daños a los pacientes el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Ambos darían lugar a eventos adversos que sin lugar a dudas conoce y reconoce el mismísimo ministerio de Sanidad. Léase también el informe Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud en lo que va del periodo 2015-2020 publicado por el ministerio para darnos cuenta de la dimensión del problema. Y también otro informe de título Estudio Nacional de Eventos adversos relacionados con la Hospitalización (Estudio ENEAS) donde se revela la alarmante situación de la que nuestras autoridades no quieren ni oír hablar.
Este tipo de encuestas e informes y la triste realidad que subyace en ellos, que no es otra que la constatación de que el sistema no funciona, ha originado que parte de los ciudadanos se decanten por otro tipo de terapias mal llamadas alternativas. Una encuesta realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) demuestra que el 59.8 % de los españoles confía en la Acupuntura y el 52,7 % en la Homeopatía explicitando que el Plan contra lo que ellos denominan pseudoterapias no es más que un intento arbitrario, unidireccional e ilegitimo de desprestigiar actividades licitas, eficaces y seguras, ignorando los derechos de los profesionales y pacientes fundamentándose en prejuicios políticos y económicos y en la gran presión ejercida por determinados lobbies farmaceuticos
Quizá algunos ciudadanos han tenido acceso y ya han leído aquel famoso informe, Clinical Evidence, aparecido en el British Medical Journal –revista Médica de la Asociación Médica Británica– donde se demuestra que sólo el 11 % de los tratamientos médicos convencionales son claramente beneficiosos, el 24 % pueden ser algo beneficiosos, el 7 % están entre beneficiosos y dañinos, el 5 % es poco probable que sean beneficiosos y el 3 % pueden ser ineficaces e incluso dañinos. Cabe resaltar según este informe que del otro 50 % de tratamientos médicos convencionales no se sabe nada. Las revisiones clínicas en esta materia efectuadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), la Cochrane Collaboration o el citado Britisch Medical Journal proyectan una larguísima sombra sobe la pésima calidad de los estudios científicos sobre los que se basa la utilidad fabricada de muchos de los protocolos, sobre todo farmacológicos, usados en la actualidad y que son la base del quehacer diario de nuestros médicos convencionales. Otros estudios concluyen que el 90 % de la investigación publicada en medicina es falsa; que la mayoría de estudios que se publican no se pueden replicar; que el 85 % del dinero usado en investigación es puro despilfarro y que los medicamentos de síntesis causas en Europa la muerte de 179.000 personas Si estuviéramos de acuerdo con la definición que realizan los ministerios de Sanidad y Ciencia sobre lo que ellos denominan pseudoterapias: “sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que no tiene soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y su seguridad” habría que colegir, teniendo en cuenta lo que manifiesta el British Medical Journal, que la auténtica pseudoterapia es la medicina oficial actual
Y es que la medicina convencional no posee aval científico. No puede hablarse entonces de una medicina científica. De lo único que puede hablarse es de una medicina basada en la evidencia clínica, parámetro internacional escurridizo que se reconoce e interpone para dotar de credibilidad a una terapia, protocolo o tratamiento. Criterio este tan falaz y manipulador como tan bien orquestado en defensa de una medicina considerada “científica” y en contra y beligerante contra una serie de terapias llamadas alternativas o complementarias consideradas “pseudoterapias” que son ahora, por lo que se ve, falsamente acusadas de perjudicar a los ciudadanos. También cae en saco roto que el Ministerio de Sanidad español publicó un primer documento, en 2011, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, en el que se concluye que “los niveles actuales de evidencia (de acupuntura y homeopatía) pueden ser valorados como suficientes para justificar su utilización en determinadas situaciones clínicas”. En el mismo grado de desmemoria se encuentra el hecho de que los médicos que utilizan la homeopatía tienen reconocido por la misma Organización Médica Colegial que tal acto es un acto médico.
Cabe preguntarse por tanto ante qué señor genuflexionan el PSOE, Ciudadanos, parte de Podemos, la Organización Médica Colegial, las organizaciones y sociedades que les apoyan y los periodistas al servicio de la industria que esta tiene infiltrados en los medios de comunicación grandes y pequeños. Ninguno de ellos leerá jamás los trabajos de la doctora Niurka Meneses y su investigación in vitro sobre la actividad de un producto homeopático en células de cáncer de pulmón, o la investigación publicada en Nature sobre otro producto de la misma naturaleza llamado Rhus Tox, ni los descubrimientos de Luc Montagnier (premio Nobel de Medicina, por poner algunos ejemplos). Al contrario prefieren, unos y otros, seguir manteniendo un sistema fundamentado en el destello tecnológico y en fármacos con poca credibilidad, poco seguros, con muchos efectos secundarios, algunos mortales, y realmente, en ocasiones, muy caros, carísimos, incluso propiciando un empeoramiento de la calidad de vida del paciente. Los precios de los fármacos se fijan en España de forma arbitraria y poco transparente tal y como afirma la catedrática de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Beatriz González. Algunos llegan a tener precios desorbitados pagando el estado hasta 100.000 euros por tratamiento para el cáncer que en el mejor de los casos solo prolonga la vida unos pocos meses. El que quiera estar informado puede consultar el informe Eficiencia de tratamientos oncológicos par tumores sólidos en España coordinado por Itziar Oyagüez cuyos resultados no dejan lugar a dudas. Incluso quien quiera puede leer la campaña cuyo lema NO ES SANO es llevada a cabo por varias organizaciones informando de las cuestiones relatadas. Por último el instituto de Toxicología y Ciencias Forenses de España realizó un estudio sobre el número de intoxicados graves por fármacos cada año y resalto la cantidad de 80.000.
Por otro lado, tiempo habrá para analizar detenidamente los citados efectos secundarios, en ocasiones con resultado de muerte, de innumerables fármacos, procedimientos y protocolos utilizados por la medicina oficial. Fármacos en ocasiones prohibidos y en otros casos todavía presentes en nuestra cotidianeidad y sobre el que determinadas instituciones ya se han pronunciado sobre su peligrosidad o sobre la prudencia y precaución que se debe tener. La revista francesa, con traducción española, sobre medicamentos Prescrire ha publicado su actualización 2018 de los fármacos a evitar por considerarlos con una relación beneficio-riesgo desfavorable o por existir alternativas terapéuticas más seguras.
De momento parece que la pseudoterapia oficial, la medicina convencional, va ganando la batalla de los efectos secundarios a todos los niveles, y perdiendo la de la transparencia, la del rigor, la de la insostenibilidad, y la de la incapacidad para dar respuestas a los problemas de salud de la población. Esa narrativa falsa y manipuladora testicularmente utilizada por la misma es por la por la que existe una medicina considerada “científica” y una serie de terapias llamadas complementarias o alternativas. Lo derechos de libertad de expresión, información y publicación están siendo conculcados por determinadas instituciones y personajes controlando, fiscalizando y demonizando a aquellos médicos que discrepan de sus “verdades oficiales” en un ataque directo a la convivencia y la cohesión ciudadana.
Como dice Tomas Ibáñez en El cuento de la Ciencia “la razón científica que se ha constituido en la más eficaz retórica de la verdad de nuestros tiempos también debe constituirse en el blanco principal para quienes pretendemos luchar contra los dispositivos de sumisión. Atacar la razón científica es hoy una necesidad, no para acabar con el conocimiento científico sino para romper su funcionamiento como retórica de la verdad”
Carlitos lechuga dice:
Baste leer los comentarios despreciativos y sin una pizca de gracia para saber que la campaña contra las «pseudociencias» es una farsa sólo aplaudida por trolls.
Ela elo ele dice:
Jjajajajaajjaajajjaajjajajajaajajajaj… en serio?, pero en serio? al fin que se meten a legislar contra las pseudociencias… y os ponéis en contra en la UCE? pffff
atalante dice:
Es una grata alegría que este ¿médico? actúe en San Vicente del Raspeig, Alicante.
Me asustaría que actuase en Madrid y que pudiera serme asignado por el sistema de Seguridad Social, sin poder defenderme.
Siga apoyando el tratamiento con placebos y edulcorantes, el sistema de pensiones se lo agradecerá, por la simple rebaja del número de «beneficiarios» que morirán a mayor velocidad al no ser tratados adecuadamente.