Sanidad

Historias clí­nicas digitales, dudas razonables

El ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, indicó ayer que el Gobierno central se plantea «para sacar adelante la historia clí­nica digital y la tarjeta sanitaria electrónica de todos los ciudadanos. A raí­z de esto, la Asociación del Defensor del Paciente ha planteado recientemente «dudas razonables» sobre la iniciativa de implantación de la conocida como tarjeta sanitaria electrónica y la historia clí­nica digital. De tal forma que muchas personas, pacientes e incluso también parte de los mismos médicos plantean objeciones relacionadas con la seguridad.

En una carta abierta dirigida al jefe del Gobierno esañol, José Luis Rodríguez Zapatero, la presidenta de la Asociación del Defensor del Paciente, Carmen Flores, rechazó la posibilidad de que se elimine en el futuro y de forma definitiva el soporte papel de los historiales clínicos. Además comentó que "si en este momento se manipulan las historias, siendo digitales, estas prácticas se verán mucho más", aseguró Flores, quién también advirtió de que, "al parecer, tanto la tarjeta como la historia se podrán visualizar por cualquier persona y en cualquier centro médico", por lo que cuestiona si "¿estarán protegidos los datos de los historiales clínicos? ¿Se podrán cambiar tal y como convenga en cada caso? ¡Bastante indefensos estamos ya como para permitir otra barbaridad administrativa!". Esta problemática ya apareció en Marzo de 2003 cuando ya fueron expedientados dos médicos en el País Vasco por resistirse a la puesta en funcionamiento de Osablide, un sistema digital similar. Se plantea así el uso de una tarjeta sanitaria digital es decir, un sistema que incorpora un chip a la tarjeta convencional que da acceso a la firma digital. El chip permite que las transacciones que se realicen con la tarjeta sean confidenciales. Los titulares de la tarjeta electrónica podrán realizar gestiones a través de internet y, por tanto, consultas de información relacionada con la salud, cambios de médico o solicitar citas. Actualmente los sistemas de criptografía en aplicaciones informáticas y la seguridad en redes de comunicaciones permiten un grado máximo en la confidencialidad e integridad de la información. De hecho, técnicamente la información no tiene porque centralizarse, puede accederse remotamente, se podrían disponer diversos niveles de seguridad y garantizar el acceso sólo a determinada información o personas. Sin embargo, nos tememos que la implantación del sistema no se haga con la rigurosidad necesarias, por falta de presupuesto (el hacer las cosas bien hechas cuesta dinero) y porque no decirlo, de práctica experta.

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