Cómic

Hijos de la Alhambra

Publicada originalmente en Francia, la novela gráfica «Los viajes de Alexandre Icaro: Hijos de la Alhambra», tuvo que esperar hasta cuatro años para ver la luz en nuestro paí­s. Paradojas de la industria nacional del cómic, que espera primero el éxito de nuestros autores en el paí­s vecino para poder darles la oportunidad en el suyo. Finalmente el álbum vio la luz y la sorpresa fue mayúscula. Un joven autor procedente de revistas como El Ví­bora o Kiss Cómics, que se lanzaba con una elaborada novela mezcla de realismo histórico y relato de misterio, y que se adentra en los entresijos de la historia de España en distintas épocas.

A mediados del siglo XIX la fortaleza mora de la Alhambra es uno de los rincones referidos por los viajeros románticos europeos y americanos. El francés Alexandre Icaro es uno de estos artistas que viaja hasta la Alhambra. Pero un misterio envuelve a los viejos palacios moros. Las gentes que allí viven enloquecen sin motivo aparente y asesinan de una forma cruel. Alexandre ayudará al capitán de la Real Fortaleza de la Alhambra, Iñigo Badía, a descubrir el oscuro origen de la maldición que pesa sobre la Alhambra, y que se esconde en lo más profundo de las estancias de la fortaleza, junto al tesoro de los moros.Bajo esta trama, podríamos hablar de un giro temático en la obra del autor valenciano, si no fuera porque Paco Roca tiene una variedad de registros asombrosa a la que ya nos empezamos a acostumbrar. Con aparente facilidad, tan pronto nos hace convivir con ancianos víctimas del Alzheimer, como nos sumerge en la fantasía de un faro y una isla inexistente en las postrimerías de la Guerra Civil o nos encama con mujeres de formas abruptas.Hijos de la Alhambra cuenta además con un esforzado trabajo de documentación, como también empieza a ser habitual en el autor. Roca intenta retratar la Alhambra majestuosa, pero en su época decadente, el palacio semiderruido del siglo XIX convertido en fortaleza para militares y en lugar de peregrinaje para los románticos. Reconstruye así una etapa histórica menos conocida, y además sustentada sobre una inquietante trama que nos engancha desde el primer momento con su halo de misterio combinado con la sensación de estar leyendo una novela histórica.En el apartado gráfico el trabajo es simplemente excepcional, por encima del nivel habitual de Roca. La sutileza de la linea clara, al más puro estilo europeo, se combina con un dominio del cromatismo estremecedor: el día, la tarde, el aire libre, el sol, la lluvia, los atardeceres… Maravillosos efectos de luz que hacen de cada viñeta una obra de arte, fruto de un trabajo de seis meses solo coloreando.Aprovechando el momento de rabiosa actualidad por el que atraviesa el autor valenciano, con el éxito de Arrugas y la publicación de Las calles de arena, es más que interesante repasar su trayectoria, parándonos en obras tan sobresalientes como Hijos de la Alhambra.

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