Educación

Hay que contarlo todo

Los colegios privados subvencionados reciben dinero público para asegurar la gratuidad del servicio educativo. Pero lo cierto es que los padres que llevan a sus hijos a la concertada gastan más que los que lo hacen en la pública. Según una reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadí­stica, el coste medio de las clases lectivas en un concertado es de 247 euros al curso en primaria y 220 en secundaria. Lo que no suele decirse es que estas cuotas son voluntarias y las familias no lo saben. A esto, que socaba la capacidad de decisión de los padres y que podrí­a considerarse un agravio al derecho a la educación digna, habrí­a que añadir el problema de las grandes diferencias que se abren entre diferentes colegios públicos

Por una arte la ley de educación dice expresamente que en ningún caso se podrán imponer "aportaciones a fundaciones o asociaciones ni establecer servicios obligatorios, asociados a las enseñanzas, que requieran aportación económica". Sí se podrán cobrar, claro, los servicios complementarios (como autobús o comedor) o las actividades extraescolares, que "tendrán carácter voluntario", añade la norma.Sin embargo, en muchos casos no se aclara a los padres esa voluntariedad. Varios ejemplos “acudían” recientemente a las páginas de El País: el colegio Torrevilano, en el Ensanche de Vallecas – Madrid -, el Amor de Dios, el Apóstol Santiago – jesuitas -, el Montecastelo – Opus Dei -. Según este periódico “el 90% de estos colegios cobra de media un suplemento de 100 euros mensuales, según datos facilitados por los sindicatos, que se justifican alternativamente como gastos de material, mantenimiento de las instalaciones, donaciones o actividades extraescolares”Como se dice, nada se tendría que objetar si se informara de que estas cuotas son voluntarias. Los colegios contestan que la subvención pública no cubre el coste real de la enseñanza…Hace cosa de un año se publicó en el periódico Norte de Castilla la carta de un lector en la que denunciaba la situación en la que se encontraba el colegio público Francisco de Quevedo en el barrio 4 de marzo, en el que no se había hecho ni una sola reforma desde hacía cincuenta años. Frente al ejemplo del Colegio Público Vicente Alexandre, en el que todos los años se hacía cambios y acababa de terminar una reforma total. El primero está situado en un barrio popular colocado entre los diez peores barrios para vivir según una encuesta realizada por el diario 20 minutos en la ciudad – no es el caso de extendernos en los datos -, y el segundo está ubicado en zona semicéntrica junto al Paseo de Zorrilla.¿Liviano?, no creo. Podríamos hablar de casos más escandalosos como las diferencias entre el Colegio Público de La Coma de Valencia o la gran reforma que hace unos años se hizo en el Instituto Benlliure de la misma ciudad, conocido en su momento por acoger a hijos de cargos socialistas y aledaños…Debe denunciarse cualquier abuso que se haga por parte de las instituciones privadas y concertadas de enseñanza, pero una mirada parcial siempre es una mirada engañosa. Las diferencias sociales nos las marca solo que sea público o privado. Ésta es una división primera e insuficiente. El problema de fondo no es pública o privada, sino popular o no. Al servicio de todos los ciudadanos por igual o no.

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