Selección de prensa internacional

¿Hasta cuándo, hasta dónde?

Con el tí­tulo de «Hasta cuándo, hasta dónde?», el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional de Cuba, Oswaldo Martí­nez, escribe en Granma un extenso artí­culo que, dada su longitud e interés, reproduciremos en dos partes entre hoy y mañana. En él, Oswaldo Martí­nez, tras ratificar que esta crisis es ya la más profunda que ha sufrido la economí­a mundial desde los años 30, se pregunta cuánto durará la crisis y hasta dónde llegara su intensidad.

Con resecto a la primera de ellas, el parlamentario cubano desecha los pronósticos de los organismos mundiales como el FMI o el Banco Mundial, incapaces según él de vaticinar nada respecto a la duración de la crisis puesto que no son siquiera capaces de comprender su naturaleza y sus causas. La demostración más evidente de ello son las astronómicas inyecciones de dinero que los gobiernos de los países desarrollados han invertido en sus sistemas financieros, esfuerzos que “han sido nulos como freno para la crisis”. Por dos motivos. En primer lugar por su insuficiencia cuantitativa, pese a las ingentes cantidades dedicadas, no llegan a cubrir ni una pequeña parte de lo necesario. En segundo lugar, aun lo son más por “su vicio de origen, dado por el compromiso con los oligarcas financieros quebrados” y no con las necesidades de crédito y liquidez de la sociedad. Para el autor, la fórmula clásica del keynesianismo –al que ahora todos parecen apuntarse, al menos formalmente– para crisis como esta consiste en aumentar el gasto público, pero en actividades que crean empleos o conservan los ya existentes, supliendo la caída de la inversión privada y estimulando una demanda solvente para sacar a la economía del colapso. Pero, en este caso, el grueso del gasto público destinado a los planes de rescate no ha ido, con mucho, a ninguno de estos fines, sino a salvar a las instituciones financieras y a los personajes “que protagonizaron la debacle especulativa”. A continuación, el autor se pregunta de dónde sale todo ese gigantesco gasto en que se han embarcado los gobiernos occidentales, centrándose en primer lugar en EEUU. Y revela un muy interesante dato, que desde “marzo del 2006 la Reserva Federal de Estados Unidos no publica la cifra de dólares que circulan en forma de billetes, monedas y depósitos a la vista”, lo que no es sino una manifestación indirecta del intenso y acelerado crecimiento de la masa de dólares en circulación. Según el FMI, sólo en el último trimestre del pasado año, la FED imprimió 600.000 millones de dólares nuevos. Lo que dibuja de forma inevitable un futuro de depreciación del dólar y de inflación mundial, en la medida en que el dólar sigue siendo moneda de reserva mundial en torno al cuál se referencian la mayoría de las principales materias primas mundiales. Las otras dos fuentes del dinero de los rescates bancarios viene de la emisión de deuda pública, lo que hace a la economía norteamericana más débil y dependiente de la financiación exterior y de utilizar los impuestos que pagan los contribuyentes, obligados así por el Estado a contribuir a engrosar las arcas de quienes han provocado la crisis. Mañana, en la segunda parte, el autor entra en las conclusión de la cumbre del G-20 de Londres y si ha sido una buena medida hacer recaer sobre el FMI buena parte de la carga de conducir la salida a la crisis. Cuba. Granma ¿HASTA CUÁNDO? ¿HASTA DÓNDE? (1) Oswaldo Martínez (…) La crisis es ya la más profunda desde la ocurrida en los años treinta y probablemente pueda hablarse ya de una depresión en curso, que sería la etapa más cruda de ella y estaría caracterizada no solo por el desplome de valores financieros, sino por la paralización del crédito, la caída del comercio mundial, el descenso de la producción industrial, la merma en las ventas y el aumento alarmante del desempleo (…) Y se dibuja en el horizonte la tendencia que podría marcar su máxima intensidad: la deflación. Hasta ahora, la crisis ha alcanzado una intensidad tal que arrasó las versiones tranquilizadoras emitidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando aseguraba que ella sería breve y de escasa intensidad. Descenso del 6,3% en el PIB de Estados Unidos, del 4% en Europa, y del 10% en Japón en el primer trimestre del 2009, disminución del comercio mundial, acelerado aumento del desempleo que alcanza 8,5% en Estados Unidos y hasta 15% en España, caída en la producción industrial que tiene como símbolo la postración de General Motors, Ford, Chrysler, son algunos de los indicadores que ilustran su gravedad y su carácter global. Dos preguntas centrales se plantean gobiernos, empresarios, sindicatos y personas de cualquier país ante ese proceso que va abarcando y golpeando a todos: ¿cuánto durará la crisis? Y ¿hasta dónde llegará su intensidad? La primera pregunta ha recibido variadas respuestas, algunas de valor nulo por su evidente intención de tranquilizar, en un remedo de la orquesta del Titanic lanzando alegres notas mientras bajaban los escasos botes de salvamento (…) La realidad es que el FMI, el Banco Mundial, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ni fueron capaces de pronosticar la crisis que era ya inminente y evidente, ni saben ahora cuánto podrá durar y hasta dónde podrá llegar su intensidad. No lo pueden saber por tres razones esenciales: no entienden la etiología de la crisis y al no tener la comprensión de sus causas profundas es imposible aplicar la terapia adecuada, pero además esta crisis no es otra igual a las anteriores, sino mucho más compleja, y por último, la desregulación neoliberal creó un monstruo especulativo tan gigantesco en su tamaño como experto en ocultarse, que hoy nadie es capaz de cuantificar con exactitud el monto de valores "tóxicos" que circulan por los entresijos del mercado financiero globalizado. Los diversos planes de rescate norteamericanos, europeos y japoneses, puestos en práctica unos tras otros durante el último medio año han movilizado cifras en apariencia enormes (no menos de 8 billones de dólares), pero sus resultados han sido nulos como freno para la crisis y en cambio, han revelado al desnudo la inmensa hipocresía de negar cifras ínfimas para la ayuda al desarrollo —como la solicitud de la FAO por 30 000 millones de dólares para resolver los problemas de la agricultura en el Tercer Mundo— y destinar sumas enormes para salvar la estructura financiera que se ha desplomado. Esos planes de rescate en apariencia formidables, pero inefectivos hasta el momento, lo son debido a su insuficiencia cuantitativa y aun más por su vicio de origen dado por el compromiso con los oligarcas financieros quebrados, más que con los desempleados, los amenazados de desalojo de sus hogares, la gente común que sufre la crisis. El keynesianismo, al cual ahora todos se adhieren de palabra, tiene una fórmula para situaciones como esta: aumentar el gasto público en actividades que generan o conservan empleos, para suplir la caída del sector privado y así estimular la demanda solvente para sacar a la economía del colapso. Pero, el grueso del gasto público destinado a los planes de rescate no ha ido a estos fines, sino a salvar a las instituciones y los personajes que protagonizaron la debacle especulativa. Las cifras comprometidas en los planes de rescate son pequeñas en relación con el tamaño gigantesco que alcanzó la masa de productos financieros moviéndose por el mercado financiero globalizado. Según algunos autores esa masa alcanza los 600 billones y otros la estiman en hasta 1 000 billones y la pregunta sin respuesta es cuánto de esas fabulosas cifras representan valores "tóxicos", carentes de respaldo real, incobrables. Y la capacidad de los gobiernos de Estados Unidos, Europa y Japón para continuar expandiendo el gasto en nuevos planes de rescate ni es infinita, ni es inofensiva para esos países. Los planes de rescate planteados antes de la Cumbre del G-20 en Londres se caracterizaron por inyectar liquidez a los bancos e instituciones financieras golpeadas por la crisis, para restablecer el crédito, pero en la práctica, aquellos lo que hicieron fue utilizar el dinero público para mejorar sus estados financieros, para repartir escandalosas regalías a ejecutivos en pago por su fracaso o en comprar y absorber otros bancos en situación más precaria aun, pero el crédito no se restableció (…) Muchos millones de personas afectadas por la crisis económica en cualquier lugar del planeta, se preguntan de dónde sale el dinero para nutrir estos planes de rescate y si ellos pueden continuar aumentando en una danza de billones y billones de dólares en tanto crecen el desempleo, la pobreza, el hambre. Estados Unidos, el país donde detonó la crisis y el de mayor responsabilidad en los desequilibrios y las políticas que contribuyeron a desatarla, se vale de tres vías para lanzar dinero en los planes de rescate. Una de ellas es la impresión de mayor cantidad de dólares, aprovechando el privilegio de que su moneda nacional sea también moneda de reserva internacional. Es lanzar papeles a la circulación para atender el corto plazo, sin pensar mucho en los efectos que a mediano y largo plazos esto tendrá. Desde marzo del 2006 la Reserva Federal de Estados Unidos no publica la cifra de dólares que circulan en forma de billetes, monedas y depósitos a la vista, lo cual pretende esconder el crecimiento acelerado de la masa de dólares en circulación. Según informaciones del Fondo Monetario Internacional, solo en los tres últimos meses del 2008 la Reserva Federal ordenó imprimir 600 000 millones de dólares nuevos. Esto no es un elástico que se pueda alargar sin límites. La emisión alegre de dólares mientras la economía norteamericana cae, los planes de rescate que comprometen sumas que en buena parte no retornarán al Tesoro, el crecimiento desmesurado del déficit presupuestal que se estima alcanzará 1,7 billones de dólares en el 2008-2009 (12,3% del PIB), minan la escasa confianza todavía existente respecto al dólar. No es necesario ser experto en finanzas para comprender que emitir billetes sin respaldo en crecimiento productivo, conduce a la depreciación de cualquier moneda. La Reserva Federal de Estados Unidos no crea más valor imprimiendo billetes sin respaldo como fortaleza efectiva de su economía, sino que reduce el valor real de ellos, de la misma forma en que no es posible multiplicar los panes sin pasar por la panadería. Otra vía para echar dinero en planes de rescate es el mayor endeudamiento externo de Estados Unidos mediante la colocación de bonos y otros títulos de deuda, que a la postre debilitan y hacen más dependiente a esa economía. Una tercera vía es el cobro de impuestos a los ciudadanos norteamericanos o la renuncia a gastos públicos que significan ingresos para la población como la salud, la educación y las pensiones. Los planes de rescate no han sido efectivos en su objetivo principal de frenar la crisis y tampoco son inocuos para el capitalismo en crisis, además del desgaste de credibilidad que implica el anuncio solemne de sucesivos planes salvadores que fracasan uno tras otro (…) GRANMA. 27-4-2009 Japón. Ashai Shimbun JAPÓN DEBERÍA RESUCITAR SU DÉBIL DIPLOMACIA En medio de la crisis económica mundial, el Primer Ministro Taro Aso está llevando la alta diplomacia superior a toda máquina. Después de volar a Londres para asistir a la Cumbre de Grupo de los 20, Aso viajó a Pattaya, Tailandia, para la abreviada Cumbre del Asia Oriental. Organizó en Tokio una conferencia internacional de las naciones que están prestando asistencia a Pakistán. Y hoy, Aso vuela a China, y luego a Europa (…) Sin embargo, independientemente de qué tan alto y lejos vuele Aso, el concepto y el mensaje de la diplomacia japonesa no transmite fuerza, porque la inestabilidad de la economía nacional y de la clase política han dejado a la diplomacia en un estado débil. Seis meses después de la crisis financiera desencadenada en los Estados Unidos, está surgiendo la difusa comprensión de que el crecimiento económico en Asia, especialmente en China y la India, será la clave para la revitalización de la economía mundial una vez superada la crisis. Empujando a Asia en el camino hacia el pleno crecimiento económico, Japón también ayudará a revitalizar su propia economía. Por esta razón, una nueva diplomacia hacia Asia será necesario que se incorpore a la estrategia de Japón (…) De suma importancia será la cooperación entre Japón y China. En una reciente visita a Japón, Li Changchun, miembro del comité permanente del Buró Político del Partido Comunista Chino, se refirió a menudo a la idea de una "alianza entre Japón y China" durante las conversaciones con funcionarios japoneses. "Tanto China como Japón son diferentes de los Estados Unidos y Europa", dijo. "Ambas naciones tienen fuertes bases manufactureras. Sus sistemas financieros son firmes. Las tasas de ahorro son altas. Se trata de la primera y la segunda de las naciones en términos de reservas en moneda extranjera, y la segunda y la tercera más grande de las superpotencias económicas. China y Japón deben trabajar coherentemente para hacer avanzar la región Asia-Pacífico en el siglo 21". Funcionarios del gobierno japonés, sin embargo, son más cautos en cuanto a esa idea. Un alto funcionario del Ministerio de Finanzas puso en duda la " idea de una alianza Japón-China" propuesta por China, preguntándose, "¿Es un disfraz diferente para la teoría del liderazgo de China en la que Japón estaría llamado a discutir con China antes de emprender programas de asistencia hacia Asia?" Un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores también puso en duda la idea de asociación, diciendo, "el verdadero objetivo de China es, probablemente, establecer una estructura bipolar chino-americano en la región Asia-Pacífico" (…) Chan Heng Chee, embajadora de Singapur en los Estados Unidos, dijo, "La administración Obama es la primera administración que ha reconocido a China como un socio igual”. Agregando, "si bien los Estados Unidos no puede institucionalizar el acuerdo, se trata de un avance virtual hacia un G-2, formado por los Estados Unidos y China". La actual crisis económica probablemente acelerará el debilitamiento de Estados Unidos y el surgimiento de China. El mundo se encuentra ahora en una etapa transitoria que muestra los primeros movimientos hacia un nuevo orden (…) La alianza Japón-Estados Unidos sigue siendo el activo diplomático más grande del Japón. La alianza ha proporcionado estabilidad a Asia. Sin embargo, Japón debe mostrar ahora que es una nación que por sí misma también es una fuerza para la estabilidad en Asia y el mundo. Lo que sólo puede conseguirse mediante la recuperación de la vitalidad económica y la creación de lazos más profundos entre la economía japonesa y las economías de Asia. Japón también debe emprender una diplomacia más fuerte en Asia. Al tratar de establecer relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas con China, Japón debe hacer todo los esfuerzos en la esfera económica, en particular en las finanzas y la política cambiaria, las medidas ambientales y de energía y el comercio y la inversión. Si bien la propuesta de Aso de duplicar la economía asiática mediante la prestación de asistencia para ampliar la demanda interna en toda Asia es una idea novedosa, esto no puede lograrse sin una asociación entre Japón y China. En sus reuniones con dirigentes chinos, Aso debería tratar de establecer un camino hacia la cooperación Japón-China en Asia. Cualquier discusión de una fuerza para la estabilidad debe incluir un amplio concepto que incluya la creación de los activos públicos internacionales necesarios para un nuevo orden en el mundo y en Asia (…) Japón también tendrá que desempeñar un papel importante en la solución de la otra gran crisis mundial que ahora se está desarrollando en Afganistán y Pakistán. Hay indicios de una "talibanización" de Pakistán, tras los pasos de Afganistán. Existe el peligro de que ambas naciones se conviertan en Estados fallidos. Esto aumentaría el temor de una proliferación de actividades terroristas y de armas nucleares. Las dos crisis mundiales ponen de relieve la importancia y la necesidad urgente de la reducción de las armas, que debe aplicarse en un momento de recesión económica. Basándose en el argumento de que es la única superpotencia sin un portaaviones, Beijing está avanzando hacia la construcción de dicho buque. Esto hace claro el rumbo futuro de la estrategia naval de China. Japón debe emprender una diplomacia de desarme para garantizar que esta región no se convierta en el escenario de una carrera de armamentos en el siglo 21 (…) Con un mundo enfrentado ahora a dos crisis, crecen las expectativas para el papel de Japón en estos ámbitos. Esas áreas también ayudarán al fortalecimiento de los lazos de Japón con los Estados Unidos, China y el resto de Asia. Sin embargo, Japón no tienen suficientes oportunidades para participar activamente en esas zonas. En el foro de Davos en enero, Victor Chu, presidente de First Eastern Investment Group, organizó un desayuno de trabajo en el que una participante dijo: "China no está todavía plenamente preparada para crear estabilidad y orden en el mundo y en la región de Asia. Aunque Japón si está es preparado, no es evidente qué dirección tomará dada la confusión política interna. En tales circunstancias, el siglo de Asia no llegará". El gobierno ha sido pasivo sobre el establecimiento de objetivos a medio plazo para la reducción de emisiones de gases de invernadero para el año 2020 (…) Tokio tampoco actuará como el próximo anfitrión de la reunión del G-20. Funcionarios de los ministerios de Economía y de Asuntos Exteriores urgieron a Aso a proponer la celebración de la próxima cumbre del G-20 en Tokio. Sin embargo, Aso decidió no presentar la propuesta en la cumbre de Londres. Lo repitió por dos veces: "Será muy favorable si la próxima reunión se celebra en Estados Unidos. Nosotros seríamos el anfitrión de la reunión si es que se celebra en Asia". Lo que no es más que otro ejemplo de una diplomacia débil ASHAI SHIMBUN. 29-4-2009 EEUU. The Wall Street Journal INDUSTRIA DEL ACERO: PÉRDIDAS EN MEDIO DE SUPERPRODUCCIÓN Robert Guy Matthews Aunque hay ciertos indicios de que algunas commodities están por tocar fondo, gran parte de la industria mundial del acero prevé que las pérdidas aumentarán en el próximo trimestre, lo cual podría precipitar fusiones, la desaparición de actores marginales, así como precios más bajos. "La demanda de acero es prácticamente inexistente", afirma Dan DiMicco, presidente ejecutivo de la siderúrgica Nucor Corp (…) Los productores de acero esperaban que el primer trimestre fuera el peor, en términos de pérdidas, este año. Las primeras señales de que el mercado inmobiliario podría repuntar, que el gasto en paquetes de estímulo para proyectos que demandan acero impulsaría el consumo y que un rescate al sector automotor apuntalaría a un cliente clave se tomaron como indicios de que el mercado siderúrgico se encaminaba a una recuperación. Es más, el acero se estaba guiando por otras materias primas —incluyendo el cobre— las cuales han comenzado a dar señales de vida luego de casi cinco meses de una demanda en caída libre. Freeport McMoRan Copper and Gold Inc., el mayor productor de cobre en Estados Unidos, afirmó que prevé que los precios del mineral aumenten en comparación con los tres primeros meses de este año, en parte debido a que los niveles de los inventarios mundiales han bajado. Los precios del níquel, utilizado en electrodomésticos y en el acero inoxidable, y del plomo, usado en electrodos y maquinaria, también parecen estar consolidándose. Estas commodities están mostrando mejorías principalmente porque la oferta y la demanda están comenzando a coincidir. Sin duda, el precio de todos estos bienes básicos es mucho menor, a menudo en el rango del 50%, en comparación a este mismo período un año atrás. "Desde septiembre de 2008 a marzo de 2009, hemos visto cómo las condiciones empresariales y de mercado empeoraron mes a mes", indicó Nucor a través de un comunicado. "Al entrar al segundo trimestre de 2009, tanto la economía de EEUU como las condiciones del mercado del acero han seguido deteriorándose". En marzo, la producción global de acero crudo cayó en todos los principales mercados, incluyendo a China, que había incrementado su producción a comienzos de año. La mayor caída se sintió en América del Norte, donde la producción descendió 52%, mientras la producción en Europa bajó un 44%. Casi todas las principales siderúrgicas chinas han pronosticado pérdidas para abril, señaló Zhang Xiaogang, vicepresidente del directorio de la Asociación China de Hierro y Acero. Se prevé que las pérdidas continúen, afirmó el martes. El problema es que las acereras incrementaron la producción anticipando una demanda mayor por parte de proyectos de construcción e inversión a través del paquete de estímulo chino. Pero lleva cierto tiempo que ese tipo de proyectos arranquen, lo que dejó a la industria con un superávit de inventario. Si la demanda no se reactiva pronto, la industria deberá consolidarse, y los actores marginales deberán ser comprados o cerrar. Zhang Xiaogang indicó que una consolidación de este tipo es fundamental si la industria siderúrgica quiere obtener el poder de fijar los precios ante sus proveedores, principalmente los productores de mineral de hierro. A esta altura, la industria sigue estando muy dividida, afirman los analistas. En toda Europa, las acereras no vislumbran un repunte en el futuro cercano, indicó la asociación siderúrgica de Europa, Eurofer. "Se prevé que los pedidos recibidos por las acereras de la Unión Europea se ubiquen en niveles bajos sin precedentes", afirmó Eurofer. Se proyecta que el consumo de acero en el primer semestre de este año caiga entre 40% y 45% frente al año pasado. En EE.UU., los crecientes problemas de las automotrices se traducen en muchos menos pedidos de acero. Eso quiere decir menos ventas para los grandes proveedores automotores AK Steel Holding Corp., U.S. Stell Corp. y AcelorMittal. DiMicco, de Nucor, afirmó que el negocio del acero está tan débil que es posible que haya más recortes de precios porque hay mucho inventario y una demanda débil. Agregó que las perspectivas pesimistas de Nucor, que son más negativas que las de otros fabricantes de acero, son más realistas. “Aún no hemos tocado fondo”. THE WALL STREET JOURNAL. 24-4-2009

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