Hay quien sigue empeñado en proporcionar oxígeno a un Ibarretxe ya casi moribundo, a las puertas de unas elecciones que va a suponer el desalojo del PNV del gobierno vasco. El diario del grupo PRISA, expresando las posiciones de conciliación con el nacionalismo étnico dominantes en las élites de la izquierda oficial, ha calificado de «envenenada» la oferta del PP de respaldar, sin condiciones, a Patxi López como lehendakari. Albergan la esperanza de reeditar un gobierno de colación entre socialistas y nacionalistas, y conminan a Patxi López a huir de la unidad con el PP.
Ante la robabilidad de que el PNV sea desalojado del gobierno vasco –una realidad casi inevitable según todas las encuestas-, algunas fuerzas se han movilizado para evitar que la derrota de Ibarretxe suponga una ruptura total con el nacionalismo étnico imperante en los últimos años. Ibarretxe vuelve a agitar el espantajo del “miedo a un gobierno de españoles”, difundiendo la reaccionaria y excluyente visión de “los partidos de obediencia española” –PSE, PP, UPyD- y “los partidos vascos” –el PNV-. Denunciando como “ilegítima” la pretensión de los “partidos de fuera” de arrebatar el gobierno a “los partidos de aquí” –ellos, el PNV-. Pero los altavoces del pensamiento único pseudo progresista también se han sumado al plan de rescate del nacionalismo étnico. Saben inevitable el fracaso de Ibarretxe, cuyo etnicismo exacerbado recoge un rechazo cada vez mayor de la sociedad vasca, y apuestan por ir colocando “cortafuegos”. Por eso El País publica hoy un artículo calificando de “envenenado” el apoyo del PP a Patxi López con el objetivo de desalojar a Ibarretxe. Antonio Basagoiti, candidato del PP a lehendakari, parece haber dado un giro a su campaña. La comenzó colocando casi al mismo nivel a Ibarretxe y a Patxi López. Rajoy llegó incluso a afirmar que “lo peor no es Ibarretxe, lo peor es el PSE”. Y Basagoiti propuso a Patxi López un imposible pacto donde exigía hasta tres de las consejerías más importantes (Educación, Interior y Cultura). Ahora, el PP ha ofrecido a Patxi López sus votos a cambio de nada para propiciar un lehendakari socialista que rompa con la década ominosa de los gobiernos de Ibarretxe. Y esto es algo más que una posibilidad. Todas las encuestas señalan que para el PNV será imposible la reedición del tripartito, y que la suma de escaños de PSE y PP alcanzará la mayoría absoluta necesaria para gobernar. Un lehendakari socialista con apoyo del PP garantizando la estabilidad política, permitiría emprender en Euskadi un camino de “regeneración democrática”, desmantelando el régimen de terror construido por los Arzallus e Ibarretxe utilizando el poder y los recursos autonómicos. El País quiere evitar esa posibilidad, y por eso exige a Patxi López que huya del “envenenado” regalo de Basagoiti. Por lo que suspiran es por un arreglo entre el PNV y el PSE –sacrificando a cambio la figura de Ibarretxe-, que permita mantener, maquillados y recortados pero incólumes, los pilares del régimen, dejando abierta la herida. Pero eso sería una traición a la voluntad de los electores socialistas que, coincidiendo en este punto con los del PP, exigen ante todo recuperar la libertad poniendo fin a los gobiernos excluyentes y etnicistas.