SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Hacia la intervención total

Hemos entrado en una nueva etapa y si uno mira el espejo de Grecia y analiza las consecuencias de eso que se llama rescate hay graves razones para preocuparse y mucho. ¿Por qué hablan de rescate cuando quieren decir hundimiento? Veamos muy resumidamente la historia griega. El plan de la “Troika” era el de un decrecimiento del PIB del 2.6 % en 2010 al que seguiría, gracias a las medidas del plan, un círculo virtuoso y el anhelado crecimiento: 1.1 (2011), 2.1 (2012) y de ahí para arriba. La realidad es muy diferente: decrecimiento del 6.9 en 2011 y previsto del 6.7 el año en curso. El país está instalado en el temible círculo vicioso al decrecer el PIB más rápidamente que la deuda y el déficit sigue en el 9 % del PIB. Normal: el PIB decrece, bajan los ingresos públicos, aunque el monto total de la deuda decrezca su proporción permanece. No se sale de la trampa por las brutales políticas contractivas. Una vez más, la famosa austeridad expansionista, base del esquema, no funciona.

En vísperas de la periódica inspección de la “Troika”, Grecia incumple más de doscientos objetivos marcados por la misma. Resultado: Grecia es considerado ya un caso perdido y se empieza a descontar su salida del euro y su vuelta a la dracma.

Parece ir dominando la idea, respecto de nuestro país, que la desconfianza reinante obedece no tanto a la incapacidad de alcanzar los prácticamente inalcanzables objetivos programados de déficit como a la certeza de la incapacidad de nuestra economía para crecer y, correlativamente, pagar sus deudas de coste cada vez mayor. Estamos instalados en una situación endemoniada: mal si no cumplimos los objetivos de déficit, peor si se cumplen porque eso asegura la depresión.

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