Quien va a negociar con el FMI o Bruselas las condiciones de la intervención es el «ministro Lehman Brothers». Tenemos como titular de Economía a un personaje que antepone su fidelidad a Washington a su cargo de ministro español. Su salida del gobierno debe ser una exigencia unánime. No podemos confiar nuestros ahorros a un empleado de los ladrones.
Con toda razón y justicia, se está empezando a enjuiciar a los banqueros que reciben multimillonarios rescates mientras se embolsan indignantes indemnizaciones. Pero hay un personaje todavía más sombrío, Luis de Guindos.
Para conocer las razones últimas de su nombramiento como ministro hay que viajar a Washington. Allí, Sttratfor, agencia privada vinculada a la CIA, predijo con meses de antelación su entrada en el gobierno. Y señaló cual iba a ser su papel. Era necesario colocar a un “tecnócrata” para “ejecutar toda la mierda que hay que poner en práctica”. «Guindos actua como un “infiltrado” de Washington con el objetivo de ofrecer, en bandeja, la cabeza de España»
Luis de Guindos es “uno de los suyos”. Sus vinculaciones con el gran capital norteamericano son algo más que estrechas. No nos olvidamos que fue miembro del consejo mundial de Lehman Brothers.
Incrustado en el gobierno de Rajoy, Guindos ha actuado como un auténtico “infiltrado” de Washington con el objetivo de ofrecer, en bandeja, la cabeza de España.
El estallido de Bankia ha sido el detonante de una carrera que ha culminado con la intervención de España por parte de Washington y Berlín.
Pero el “caso Bankia” podía haberse cerrado de otra forma. Rodrigo Rato y el Banco de España habían cerrado un acuerdo que permitía reflotar Bankia inyectando “tan solo” 7.300 millones de dinero público.
Cuando el pacto estaba dispuesto -¡oh, sorpresa!- fue tajantemente vetado por Luis de Guindos. Bankia debía caer, porque era el boquete abierto en la muralla de la banca española por donde Washington y Berlín iban a atacar la fortaleza.
De Guindos acudió entonces… al FMI, para dar conjuntamente el tiro de gracia a España. Entre ambos engendraron un demoledor informe que colocaba a Bankia en el “corredor de la muerte”.
Seguidamente, el ministro español aprobaba una segunda reforma financiera, exigiendo un nivel de provisiones que habrían hundido también a la banca alemana o norteamericana.
A partir de ese momento, las presiones de EEUU y Alemania desembocaron en la intervención.
Las mejores fortalezas se toman desde dentro. Y Luis de Guindos es el caballo de Troya de Washington y Berlín en el gobierno español. ¿No debería pagar por ello?